Ante la aprobación de la reforma al poder judicial, los universitarios en Puebla se han manifestado para defender al poder judicial. Sin embargo, pareciera que el papel que juegan, ya no es como en los tiempos de antes, donde eran la vanguardia en los cambios sociales.

Desde hace muchos, o por lo menos desde el 2012, los universitarios no salían a manifestarse y a exigir que se les tomará en cuenta. En aquellos años, su lucha era la de movimiento #YoSoy132, que denunciaban el lastre y las consecuencias de votar por Enrique Peña Nieto.

Todos los universitarios de cualquier universidad, sea pública o privada, se han caracterizado por ser la vanguardia en los cambios sociales. Así ocurrió en el movimiento estudiantil del 68, el jueves de corpus, los estudiantes deben apoyar movimientos sociales a favor de la democracia, estar de lado de lo más afectados, etc.

Ahorita, con la recién reforma aprobada en la cámara de diputados, que establece la elección de jueces por voto popular, los estudiantes están lejos de mirarla críticamente. Y es que los argumentos que dan son que con ello “puede llegar cualquier incompetente a ser juez” o, lo más absurdo, “que se les cierran las oportunidades de trabajo”.

Es decir, pereciera que la molestia viene de que ya no será una cúpula la que elegirá jueces, sino de que ahora también las amas de casa, obreros, campesinos, albañiles, entre otros, podrán elegirlos. Pues al final, esas personas son el grueso de la sociedad y por ellos “podría llegar cualquier incompetente”.

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El universitario tiene que aportar a la transformación, no a que las cosas sigan igual. Sus argumentos solo reflejan el clasismo que se enquistó en las universidades con el modelo neoliberal.

Finalmente, para realmente reivindicar la lucha del 68, tienen que abonar a que este poder (judicial) que no es tocado ni con el pétalo de una rosa, por fin cambie. Abonar en que deje ser un motín y se garantice la justicia, qué se cuestionen los sabadazos, que sea una mafia poderosa, la que mantenga el control.