Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

De nueva cuenta, el Poder Judicial da de que hablar, pues este sábado se llevó a cabo el cambio de medida cautelar en contra del exgobernador priista, Mario Marín Torres. El hecho se dio a conocer por les mensajes que, desde redes sociales, mando la periodista Lydia Cacho Ribeiro.

Marín Torres estuvo encerrado apenas encerrados tres años y cinco meses por el delito de tortura en el caso de Cacho Ribeiro. Incluso, en 2023 ya había obtenido una sentencia, sino que fue por un error en el papeleo que se reinició el proceso.

Tras ello, la jueza Angélica Ortuño Suárez, dictaminó que el cambio de medidas cautelares era porque el delito de tortura no amerita prisión preventiva (¿y el de trata de blancas tampoco?). Justo cuando se estaba a un paso para tener un ápice de justicia sobre la violencia ejercida contra la también escritora, Ortuño Suárez, da un revés a la investigación.

Con Marín Torres, sería el 193 “sabadazo” que ejecuta el Poder Judicial, pues lejos de ser mera coincidencia se trata ya de un modus operandi. Y es que los fines de semana, medios de comunicación y los poderes legislativo y ejecutivo relajan actividades, lo que provoca que se den liberaciones como esta.

¿Qué dirá el Poder Judicial en su defensa? ¿Se trata sólo de seguir los procedimientos? ¿Y las victimas dónde quedan? ¿Tendrá el descaro de defender lo indefendible? ¿Realmente actúan con autonomía o por qué tantas liberaciones de este tipo?

En diciembre se cumplen 19 años de la detención ilegal de la autora de “Los demonios del Edén”, libro en el que evidencia una red de trata y tráfico de pornografía infantil que involucra a Marín Torres, Kamel Nacif Borge y el difunto Jean Succar Kuri, mismos que ordenaron la tortura.

En casos relevantes, Poder Judicial brilla por su ausencia

Mientras este tipo de liberaciones ocurren, casos como el de Dorotea y Francisco, detenidos en el año dos mil, acusados de secuestro, sin ni siquiera habérselos comprobado, siguen presos. Ellos ya pidieron a las instancias correspondientes que se revise caso y al momento no hay respuesta.

Pudiera ser un falso positivo, una técnica muy utilizada para demostrar que, si se capturan a los maleantes, pero en realidad, son gente de a pie que no tiene nada que ver. Dorotea y Francisco los acusaron de secuestro, torturados y encarcelados injustamente.

Los policías que ejecutaron esta irregularidad dijeron “nos equivocamos, pero ya se chingaron”. Ello, junto con dos familiares y un vecino suyo (que nada más salió a ver qué estaba pasando) los hicieron pasar como una peligrosa banda criminal.

Y los que realmente ejecutaron dicho secuestro, se encuentran prófugos. La pareja de comerciantes encerrada injustamente lleva 24 años en prisión, y esperan que prontitud pueda llegar la justicia y dejar se sufrir el agravio.