Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

Es oficial la pugna por la dirigencia del PAN Puebla, pues una vez que se oficializaron las candidaturas de Mario Riestra Piña y Felipe Velázquez Gutiérrez. Sin embargo, como en toda la política, esto se trata de grupos.

Dentro del Partido Acción Nacional (PAN) de Puebla, existe el grupo encabezado por Eduardo Rivera Pérez, quien tiene de alfil a Velázquez Gutiérrez. Otro, es el que está inconforme con la derrota electoral del pasado 2 de junio, entre ellos Riestra Piña, Genoveva Huerta, Mónica Rodríguez Della Vecchia, entre otros más (algunos de cepa, otros con un toque “fresco”).

Este último grupo descontentó por los resultados de Eduardo Rivera, de alguno u otro modo se vieron beneficiados. Por ejemplo, Susana Riestra Piña, quien actualmente es diputada local plurinominal, El propio Mario, de haber ganado, sería por Rivera Pérez, no por su trabajo propio.

Para el proceso electoral ninguno renegó que Eduardo Rivera desplazó a Augusta Díaz de Rivera Hernández (actual dirigente) y tomará las riendas del partido. No protestaron, ni pio dijeron, cuando el de las decisiones fue el expresidente municipal.

Hoy, aquel grupo que, sin decirlo abiertamente, está en contra de esa política, ¿será capaz de morder la mano que le dio de comer?

Como dicen por ahí: entre gitanos no se leen las cartas. Ahora resulta que se está fragmentando el PAN Puebla, en pleno proceso de renovación de dirigencia. Ahora resulta que “se acabaron los dedazos” y se abrieron a la democracia.

Vaya contracción, pues el método por el que se renovará la dirigencia será por Consejo y no por voto de la militancia. Y este mismo proceso lo avala tanto Riestra Piña y Genoveva Huerta (el grupo opositor).