Editorial Ángulo 7

Estamos a tres semanas de que inicien las campañas electorales para las candidaturas locales y gubernatura. A partir del 31 de marzo, durante 62 días seguidos, veremos a los candidatos por todos lados buscando convencer y promover su proyecto.

La pugna se ha cerrado a prácticamente dos proyectos: el de la coalición “sigamos haciendo historia” y el de la “Mejor rumbo para Puebla”.  Y es que, cómo lo hemos dicho en escritos pasados, el caso de Movimiento Ciudadano es peculiar, pues pareciera que solo lucha por mantener su registro.

Esta elección se ha caracterizado, no sólo por ser una de las más grandes e importantes en la historia de México, o porque existe la enorme posibilidad de que por primera vez México tenga presidenta. Si no, porque la contienda ya sólo es de A o B.

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En ese tenor, quienes iniciaron con esta campaña son la candidata presidencial Claudia Sheinabum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz.

Aquí el debate se ha puesto interesante pues, mientras Gálvez Ruiz se lanza contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, busca infundir el miedo, por el otro Sheinbaum Pardo revira tomando esos ataques y desarrollando un planteamiento, una propuesta concreta.

En Puebla, todavía no empiezan las campañas y ya salió Eduardo Rivera Pérez a decir que en su equipo “estamos dispuestos a responder cualquier ataque”. Al mismo tiempo, su adversario, Alejandro Armenta Mier, señaló que la actual oposición se ha caracterizado por ser represiva.

Sin embargo, sus partidos firmaron un pacto de civilidad con el gobierno del estado y los organismo electorales para librar el debate público de los ataques y se centren en las propuestas.

Para ello, los candidatos deben hacer una reflexión para mantener la marusa y que ahora, aprovechen el tiempo para cambiar la dinámica que se ha venido arrastrando por años.

Asimismo, los partidos tienen el reto de estar vigilantes y observar si el “pacto de civilidad” lo llevarán a cabo o pasará como letra muerta.

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