Todo trabajo se debe hacer con pasión: Delfino, más de una década siendo cremador
Todo trabajo se debe hacer con pasión: Delfino, más de una década siendo cremador. Foto: Eddiiy Gúzman

“Cuando te gusta tú trabajo lo haces con pasión”, así es como Delfino define su labor como encargado del crematorio en el panteón municipal de Puebla, en el que lleva más de una década, aunque antes de ello fue sepulturero a lo que llegó por invitación de un conocido hace 16 años.

En entrevista con este medio, en el marco de la temporada de Todos Santos, indicó que no es supersticioso, ni le teme a la muerte, pues es parte del proceso de vida que una persona y ello le ha ayudado en lo que hace dentro del camposanto, pues hay a quienes “si les pega” manipular el cuerpo.

Dijo que lo más drástico que le ha tocado ver es cómo las mamás se desprenden de sus hijos, sobre todo si son bebés, pues notar las caras tristes al bajar el ataúd y cubrirlo con tierra es algo normal para él por el tiempo que duró como sepulturero antes de encargarse del crematorio.

Como si hubiera sido apenas un día antes, recuerda que rascar el hoyo donde se va hacer la inhumación, lo cual puede ser por una persona en un promedio de 2 horas, pero ya para bajar la caja, taparlo y lo demás que se hace es entre cinco porque tiene que hacerse con cuidado.

“En todo lo que uno hace hay que encontrarle su chiste, buscarle lo que le guste a uno, porque si no se hace tedioso, yo nunca he tenido miedo a la muerte porque es parte de nuestro proceso, no me ha afectado estar aquí, hay a quienes no les gusta y ese es un punto importante porque si no sí es un obstáculo”, expresó.

Desde el 2012 está al frente del crematorio, que es cuando se inauguró, y durante este tiempo no ha pasado por alguna situación fuera de lo normal, pues –afirmó- desde el momento en que una persona decide trabajar en un panteón tiene que predisponerse del lugar a donde va a llegar.

Para él, la mente “es muy poderosa” y por eso hay quienes piensan que se van a encontrar cosas, pero en su caso, sostuvo, no ha visto nada extraño y para él, ir al camposanto es un día común y corriente como cremador.

Es más grande el arrepentimiento, que el agradecimiento

Una de las anécdotas que recuerda es que en una ocasión una niña que estaba esperando que terminará la cremación se acercó a él para decirle que al que estaba cremando era su abuelo, pero que nadie lo visitaba, “solo cuando falleció ya todos sus tíos y primos le lloraban”, comentó.

Con nostalgia, consideró que esto es porque “es más grande” el arrepentimiento que tienen los familiares que el agradecimiento por la persona fallecida, por eso es que siempre un difunto recibe siempre más flores, pues ahí es donde pagan “sus culpas”.

“Yo le decía que lo que necesitaba su abuelito era tiempo, no que le llevaran de comer, que le dedicarán unos minutos para platicar con él, pero eso ya es de cada quien, ya llorarle cuando está ahí tendido ¿de qué sirve?, lo importante es hacerlo en vida”, enfatizó.

Su horario es de 8 de la mañana a las 4 de la tarde, aunque durante los años fuertes del Covid-19 tuvo más demanda, pues era varios los cuerpos que llegaban al día, por lo que tuvo que ampliar el servicio de las 6 y media de la mañana a las 10 de la noche para agilizar el servicio.

Me hacía yo unas seis cremaciones diarias, pero dejaba a ocho o diez sin servicio porque no contábamos con espacio, no podía recibirlos a todos juntos. Somos dos personas las encargadas, pero el otro señor ahorita está como incapacitado, entonces ahorita trabajo de lunes a domingo si es que se necesita”, remarcó.

Trato de hacerlo como si fuera para uno

Comentó que, al igual que todos los procesos, antes de cremar el cuerpo debe verificar que los familiares o en su caso la funeraria cumpla con todos los trámites que se necesitan, entre ellos, la orden de pago y la solicitud ante el ayuntamiento de Puebla, que actualmente es de 3 mil 68 pesos.

El tiempo habitual que se tarda depende de la edad de la persona fallecida, si fue muerte natural o por alguna enfermedad, si es hombre o mujer, porque puede ser entre dos y dos horas y media, para lo que se lleva entre 60 y 80 litros de gas LP, además de que solo es uno a la vez, por la capacidad del crematorio.

“Nosotros no preparamos al cuerpo, eso lo hace la funeraria, aquí llega en la carroza, lo bajamos en la camilla y así como viene lo metemos al horno, ya cuando acaba juntamos la ceniza que queda con un rastrillo y cepillo de alambre, la pasamos aun triturador para que salga el polvito, se pone a enfriar, se mete a una bolsa y luego a la urna que nos den”, narró.

Contó que depende mucho de la idiosincrasia de las personas, pues hay algunas que dicen que no es bueno tenerlo en su casa, aunque hizo énfasis en que las cenizas que entregan son estériles porque los cuerpos que creman lo hacen a temperaturas de 900 grados centígrados.

Para Delfino, hacer este proceso ya se volvió algo habitual y es un servicio digno, pero que se le tiene que encontrar la pasión con lo que lo hace, “se va una satisfecho con lo que hace, uno trata de hacerlo como si fuera para uno, como a mí me gustaría que me lo hicieran”, concluyó.

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Comunicólogo por formación y reportero de profesión en Angulo 7 Noticias desde octubre de 2014. Poblano de Libres radicando en la capital, persona sería y en ocasiones divertida, amante del fútbol...