Los recursos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) entregados a universidades privadas fueron utilizados para hacer cafeterías y estacionamientos y ese dispendio dio pie a la ley del Sistema Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación.
Raymundo Espinoza Hernández, titular de la unidad de asuntos jurídicos, del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, señaló que, al inicio de la administración solicitaron a las universidades privadas la relación de los proyectos realizados y encontraron gastos absurdos.
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Ejemplificó que encontraron casos de proyectos como el mejoramiento del proceso para la preparación de la barbacoa, generar nuevos colores para puntura automotriz o la construcción de cafeterías, estacionamientos o compras de camionetas.
“Encontramos que justificaban la inversión en ciencia y tecnología, solicitada por el Conahcyt, con la construcción de estacionamientos y cafeterías”, criticó.
Señaló que las universidades privadas no deberían recibir recursos públicos, ya que ellos generan sus propias ganancias a través del cobro de sus servicios y hasta con la “explotación” de sus propios docentes e investigadores, además de que los resultados de sus trabajos no son en favor de la colectividad.
Las universidades privadas no deben de aprovechar los recursos públicos del Conahcyt para financiar los salarios de los docentes e investigadores, agregó.
Explicó que fue en el sexenio de Felipe Calderón que se inscribió a las universidades privadas en el Sistema Nacional de Investigadores, como una forma para legitimar su gobierno.
Espinoza Hernández señaló que los investigadores de universidades privadas podrán recibir recursos del Conahcyt si los resultados de sus proyectos son en beneficio social y trabajan con sectores públicos.
Aquí puedes checar la nota de la primera parte de la entrevista con Espinoza Hernández.