La corriente nueva izquierda nada tiene que ver con los partidos políticos, cualquiera puede promulgar con esta ideología que se ha puesto de moda en los últimos años en América Latina, principalmente, como un ataque de orden cultural al capitalismo.
La ola feminista, la ideología de género o el aborto forman parte de la agenda de socialistas contemporáneos para ganar seguidores.
El “feminismo”, por ejemplo, ha tenido un fuerte impacto en países como España, Chile o Argentina, por mencionar algunos; la lucha de clases también forma parte de la agenda, bien usada por dictadores como Hugo Chávez.
No hay que ir tan lejos, en México, el triunfo de la izquierda en gran medida se debió a la protección de grupos que se consideran minoritarios, como proabortistas, feministas, homosexuales, entre otros.
Lo que es evidente es la cercanía de esta ideología en el impulso de un nuevo modelo político-económico que apuesta por la restricción de libertades y derechos, incluidos los más básicos, como la salud.
El éxito del socialismo del siglo XXI ha ido de la mano con estas “olas ideológicas” de la nueva izquierda, que promueven una escala de valores en los que la vida no se encuentra en primer lugar.
Ejemplos sobran, hablemos de autoras que han empujado la corriente feminista, como Andrea Dworkin, Saheila Jeffreys, Monique Wittig, Robin Morgan o Valerie Solanas, que afirman, por ejemplo, que, cuando una mujer llega a un orgasmo con un hombre lo único que está haciendo es reproducir el sistema del patriarcado, que hacerse lesbiana es restar el poder político, económico e ideológico de los hombres.
Que el odio político hacia el hombre es un honorable acto de toda mujer y que tratar al hombre de animal es halagarlo porque el hombre es una máquina, un consolador andante.
El aborto también es parte de la agenda de la nueva izquierda, para empezar, el término suspensión es incorrecto porque tendría el embarazo que poder ser reiniciado. Más allá de eso, el cigoto es una célula, es decir, está viva, por lo que se comete un asesinato.
Por ello sorprende y preocupa que un aspirante a construir el Frente Amplio por México como Xóchitl Gálvez, en su visita a Puebla, el pasado mes de julio, manifestara su apoyo al aborto y a la comunidad LGTB+, posturas que son parte de la corriente nueva izquierda.
Ante esto no queda más que hacer una reflexión sobre lo que hoy ocurre en México. El más popular no siempre es el mejor, y para gobernar se necesita seriedad, no populismo.
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