Cartas a Gracia
Muy angustiada Maestra:
Me preguntas Gracia, ¿quién podría defender a las niñas, niños y adolescentes? -parodiando a un famoso cómico mexicano- ante la agudización del enfrentamiento que se daría, por una parte, entre quien manda, incluidos titulares del ejecutivo federal y de las entidades de la república gobernadas, por el Movimiento de Regeneración Nacional, legisladores de la misma organización e intelectuales de renombre lo mismo que analistas de redes sociales que resaltan bondades de los Nuevos Libros de Texto Gratuito (LTG), y por otra, algunos investigadores del quehacer educativo que llaman a firmar una carta de rechazo (https://www.change.org/p/el-futuro-de-ni%C3%B1as-ni%C3%B1os-y-j%C3%B3venes-en-riesgo-no-a-los-nuevos-libros-de-texto-gratuito) y que evidencian la carencia de planes y programas de estudio y a pesar de ello, la elaboración de los Libros de Texto Gratuito; la disminución de la calidad de la educación aunque un joven docente universitario festinara la incorporación de la teoría de fractales; lo mismo que la inexistencia en la capacitación docente relacionada con el qué y cómo se debería enseñar bajo el esquema del nuevo proyecto pedagógico; representantes de madres y padres de familia que cuestionarían la sobre ideologización de los LTG y la enseñanza de la educación sexual integral, proyecto que provendría de la Unesco; partidos políticos de oposición que llamarían a acatar pero no a cumplir con ellos y por si fuera poco, un amparo definitivo que otorgaría una juez administrativa de la CDMX a la Unión Nacional de Padres de Familia y por medio del cual se ordenaría suspender la elaboración y la distribución de los libros cuestionados hasta que se cumpliera con los ordenamientos en la materia.
No obstante Gracia, la salida a un conflicto creciente que se radicalizaría con declaraciones de las partes en pugna, estaría casualmente, en el ámbito de competencia de una de las vertientes que contemplaría la Nueva Escuela Mexicana: fomentar la cultura de la paz; aprendizaje que, hasta el día de hoy, formaría parte de la asignatura Formación Cívica y Ética del segundo grado de secundaria. Claro, siempre y cuando las partes interesadas tuvieran la disposición de hacerlo, tal cual se desprendería de algunas de las opiniones de la CNTE que estarían allanando el camino y que se reproducirían en el Periódico La Jornada (Georgina Saldierna, 1-VIII-22) bajo el encabezado: CNTE ofrece someter a análisis “pedagógico, no político […] Autoridades deben mejorarlo”. Pedro Hernández de la sección 9 de la CNTE señalaría que: “El debate sobre este tema debe hacerse en términos pedagógicos y no solo ideológicos o políticos y con la participación de los involucrados en el proceso educativo, así como especialistas. La SEP debe generar espacios para el análisis informado y estar en disposición de mejorarlos”.
Declaración que se encontraría en el marco del concepto cultura de la paz; concepto que promoverían organismos internacionales y que adoptaría México. Pero ¿qué se debería entender por la cultura de la paz? La respuesta que se daría a la juventud que cursa la educación media básica, aludiendo en el sitio https://nuevaescuelamexicana.sep.gob.mx/detalle-ficha/34638/, al significado de los términos “cultura y paz […] para luego comprender qué es la cultura de paz”. La ficha partiría, en primera, explicando que el “vocablo cultura” se referiría “al conjunto de actitudes, valores, costumbres, creencias y prácticas que constituyen la forma de vida de los grupos humanos […]. Por su parte, el “término paz”, aplicado al contexto del tema que se está tratando, se entendería como: una ausencia de un conflicto armado” aplicables lo mismo a público como a lo privado. Más adelante la ficha enseñaría que “la paz también implica resolver los conflictos de manera positiva, creativa y no violenta”.
Sin embargo, a tan solo 16 días hábiles del inicio del ciclo escolar 2023-2024 (3 semanas naturales) y a 19 días del inicio de la Movilización Nacional Unitaria a la que convocaría la Asamblea Nacional Representativa de Balance de la CNTE, el panorama se presentaría sombrío. Turbiedad acrecentada por las declaraciones que ignorarían, en los hechos, la suspensión definitiva otorgada por un juzgado administrativo de la CDMX y la entrega de los Nuevos Libros de Texto a las escuelas a más tardar el 28 de agosto, a como dé lugar; la instrucción de la CNTE para no usarlos y aplicar el modelo alternativo de educación construido por las y los docentes de la organización; el retiro de los libros de las escuelas de Guanajuato, Chihuahua y Jalisco hasta la resolución definitiva de un conflicto que podría llegar hasta la Suprema Corte.
Valdría la pena que las autoridades educativas asumieran con humildad las sugerencias de mejora educativa de quienes tendrían algo que aportar en beneficio del interés superior de niñas, niños y adolescentes y tomar en consideración, los intereses -variados- de madres y padres de familia que antaño mostraron su disgusto. El llamado a la conciliación, estrategia del impulso a la cultura de la paz tomaría un significado real y tangible en el corto plazo, y permitiría quienes son los responsables de formular y aplicar las políticas públicas, predicaran con el ejemplo Gracia, no obstante, ante la incertidumbre, los yerros, la falta de capacitación docente y el enfrentamiento por las guías de estudio en las que se convertirían los libros de texto gratuito, el cuestionamiento original seguiría vigente: ¿quién podría defender a las niñas, niños y adolescentes?
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