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El Boletín 181 Invita SEP a comunidades escolares a conocer los Libros de Texto y no atender campañas de desprestigio, sería pertinente, siempre y cuando todas y todos los estudiantes de educación obligatoria los hubiesen recibido; no obstante, y hasta la fecha, aún faltaría que las autoridades educativas hicieran entrega de los correspondientes a la instrucción media básica (secundaria). Y si bien tendría razón en cuanto a la primera parte de la frase con la que encabezaría la nota, valdría la pena que fueran leídos así fuese de manera somera, Gracia, correlacionarlos y después de ese ejercicio, formarse una opinión.

El ejercicio podría realizarse a partir de los campos formativos y sus respectivos ejes articuladores; lenguaje que desde el cambio de metodología, sustituiría a las ahora anquilosadas asignaturas. El libro Nuestros Saberes permitiría conocer con qué elementos, vinculados con la geometría y la aritmética, contarían las niñas y los niños que cursarían primero de primaria para abordar los ejercicios que se les presentarían en los libros Proyectos escolares, Proyectos de aula y Proyectos comunitarios. Del libro Nuestros saberes destacarían elementos como: figuras geométricas (pág. 17), superficie (pág. 19), juntar, quitar y agrupar (pág. 22), puntos, líneas y colores (pág. 43), el punto, la línea (pág. 44), tablas de frecuencia (pág. 54), comparar e igualar colecciones (pág. 53), mediciones (pág. 68), uso de números (pág. 69), comparaciones (pág. 70), conteo de cucharadas (pág. 101), mapa corporal (pág. 122), grandes construcciones (pág. 126) y por “último, el dibujo (pág. 239).

El Campo formativo Saberes y pensamiento científico del libro Proyectos escolares abordaría los tópicos vinculados a la temática que nos ocupa en los apartados ¿Qué puede decir la medida de mi cintura con mi estatura? (pág. 190),

¡Rico y saludable! (pág. 204), Figuras geométricas en la naturaleza (pág. 214)

¿Cómo construir un puente? (pág. 228), Los sonidos en la naturaleza (pág. 238) y construyo resbaladillas y rampas seguras (pág. 252). El primero de los enlistados Saberes de nuestra comunidad iniciaría con la lectura de una narración cuya primera instrucción sería difícil de cumplir en entornos urbanos y/o suburbanos en los que la inseguridad sería preponderante, y eso, sin tomar en consideración que el responsable del grupo debería solicitar permiso para salir del plantel por escrito a madres y padres de familia lo mismo que a la supervisión escolar; instancia que a su vez debería escalar esas solicitudes a las autoridades educativas de oficinas centrales y si el grupo de referencia, tuviese disponibilidad para cuando los colectivos escolares lo requirieran. “En compañía de su comunidad, y con ayuda de su maestro, lean el siguiente texto”, narración que justificaría referencias a la salud, hábitos alimenticios y a la elaboración de un diagnóstico sobre la obesidad.

De una manera similar sucedería con el Campo formativo Saberes y pensamiento científico (pág. 212), Mi huerto de plantas medicinales (pág.214); La comida chatarra en mi comunidad (pág. 226); Cuentaestrellas (pág. 238); y, ¿Cómo mover objetos a lugares altos? (pág. 256). El primero de ellos iniciaría con una advertencia: “en esta aventura de aprendizaje realizarás un Herbario, así como un Pequeño huerto de plantas medicinales, a la vez que conocerás y aprenderás a cuidar tu cuerpo mediante el uso de algunas de estas plantas”, y si bien en la narración se mencionaría que “la abuela” les recomendaría “asistir al médico cuando están enfermos, pero que también existen las plantas medicinales, las cuales ayudan a aliviar los síntomas de algunas enfermedades”, induciéndoles a la automedicación. La niña y el niño explorador proseguirían sus aventuras vinculadas con los saberes, cuestionando el “tipo de comida chatarra” que se comería en la comunidad en la que radican y sus posibles efectos sobre la salud; más adelante, la aventura les conduciría a conocer cómo se construiría un “cuentaestrellas” y su relación con la luz; La aventura de aprendizaje narrada a continuación pretendería despertar la empatía con quienes tendrían que “utilizar una rampa como una propuesta de solución a la dificultad de acceder o subir objetos a lugares altos en tu comunidad (como escalones, banquetas o plataformas)”.

El tercer libro del primer grado dedicado a los Proyectos de Aula abordaría el Campo Formativo Saberes y Pensamiento científico bajo los siguientes ejes: Mi cuerpo y sus movimientos (pág. 194); ¡Cuidado con los azúcares! (pág. 206); ¿Qué tan resistente es un tubo de papel? (pág. 216); y Lámparas de sol (pág. 226). La aventura que platearían los autores del texto no identificados, conduciría a las y los escolapios a conocer su cuerpo y las dificultades que podrían tener para realizar algunas actividadesLes asegurarían: ¡Construirás una Mano robótica que te ayudará a tomar objetos fuera de tu alcance! Como en otros apartados, requerirían de “materiales” y daría indicaciones “En plenaria -como si fuese una asamblea-, realicen lo siguiente”. Definiría un “Plan y Acción” y solicitaría materiales por integrante; insumos que podrían formar parte de la enorme lista de útiles solicitada al inicio del curso escolar y que podrían al amparo de las instrucciones, solicitarse nuevamente; aunque posteriormente, les haría preguntas y anotaría los resultados en un matriz. Tras una serie de actividades y, palabras más palabras menos, vendría una instrucción para que “En plenaria, hagan una votación para elegir el invento que les haya gustado más”, como si los gustos tuvieren forzosamente que ser colectivos.

Las anotaciones marginales -responsabilidad del que esto escribe esta carta, permitirían y más si en casa hubiese hijas e hijos mayores, comparar si los conocimientos (saberes) que se aprenderían en ciclo escolar 2023-2024, serían por lo menos equiparables a los adquiridos por la niñez antecesora en el año precedente serían suficientes y, si efectivamente y como pareciera hubiese, la intención de sustituir al individuo por un ente colectivo que subordine gustos (decisiones) individuales a los que impusiera el colectivo escolar. Destacaría de manera positiva, el aprendizaje inducido a la elaboración de planes de trabajo y el orden acercaría al alumnado; lo mismo que la invitación a la lectura de los libros de texto gratuito, que reza el refrán y no habría, por motivos diversos, “diversión más barata”.

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