En lo que va del año se han suscitado tres ataques a lugares dónde la gente se reúne para consumir estupefacientes, llamados “picaderos”. Los casos se han dado en la zona norte de la capital poblana y atienden al mismo móvil: gente consumiendo, hombre armados arribando al lugar dispuestos acabar con todo.

El saldo, en sólo este año, ha sido de 11 personas ejecutadas, dos lesionadas y ningún detenido. Sin embargo, este problema es una situación que se viene agravando día con día.

En marzo del presente año, la secretaria de Seguridad municipal, Consuelo Cruz Galindo, declaró que ya sabía de “picaderos” al interior del Centro Histórico, aunque no precisó el dato, reiteró que su gestión está trabajando en está situación, sin embargo, manifestó que el norte y sur son puntos donde se han instalado.

Lo importante, es que además de destacar la labor ciudadana de denunciar, también informó que como parte de las tareas de acción su dependencia realiza investigación e inteligencia, lo que ha permitido ir dando con estos puntos.

Ante los hechos ocurridos en San Miguel Canoa, el ayuntamiento declaró que desde hace 7 años se sabía de eso lugar de consumo, que habían realizado operativos; y pidieron a la gente apoyar si conocen alguno de estos sitios para atenderlo inmediatamente y que no se repita los hechos.

Combatir el fenómeno de la inseguridad no es tarea fácil, no obstante, y pese a las declaraciones por parte del aparto de seguridad municipal, ¿será creíble que sólo la gente sepa de la ubicación de estos puntos y las autoridades no?

Desde nuestro punto de vista, se necesita de un trabajo colaborativo amplio, que involucre a los tres niveles de gobierno (municipio, estado y federación) para que los hechos no se salgan de las manos.

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