Nancy de la Sierra llegó al senado de la República con la candidatura que obtuvo en la izquierda, después se separó de la coalición Morena-PT para incorporarse al Grupo Plural y ayer informó que regresaba al PRI y buscará la candidatura a la gubernatura por el Frente Amplio por México.
A la ola que provocó el presidente Andrés Manuel López Obrador se subieron muchos políticos que no comulgan con los principios de la izquierda, pero la jugosa dieta y el poder los llevó a cambiar de partido y al final traicionaron a quienes votaron por ellos.
A nivel nacional, tenemos a Lili Téllez quien llegó al cargo con Morena, por invitación del presidente, posteriormente se convirtió en una de las atacantes de López Obrador.
A nivel local, Nancy de la Sierra fue compañera de campaña con Alejandro Armenta y después terminó criticando y cuestionando el liderazgo del senador.
Que confianza pueden tener los ciudadanos de votar por representantes que defiendan sus intereses, si un día anuncian que defenderán las causas de la izquierda y al día siguiente se vuelven oposición.
Los partidos deberán seleccionar a los perfiles que competirán, no sólo se deberá tomar en cuenta a quien tenga el financiamiento y garantice un número específico de votos, sino que los competidores no traicionen los principios que los lleven al poder.
No por mantener el poder; sino por el respeto a los ciudadanos y el voto que emitirán.