Círculo de Escritores Ibero Puebla
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Por: Mtro Juan Ernesto López Martínez

¿Qué significa cerrar círculos? En lo personal no me queda claro y he pensado que se ha convertido en un “cliché”. Frase de uso repetido y constante que se dice y se convierte en lo que llamamos “un lugar común”. Independiente de su definición, se transforma en una frase vacía.

Esta semana presento mi examen de grado para la maestría que concluí hace 15 años. Me cuesta trabajo compartir o mencionar esto que finalmente logré. Algunas personas me felicitan por “cerrar círculos”. No tengo claro que lo haya hecho, por eso que llaman “cerrar círculos”. Estoy cierto que quería lograr el título. También estoy seguro de que no lo quiero anunciar “con bombo y platillo”. Algunas personas harán escarnio del hecho. Los pensamientos ofensivos que pueda concebir alguna persona por mi demora en obtener el grado es lo que me motiva a escribir sobre el particular.

Más que escribir solo por hacerlo es por reflexionar.

Que me llamen maestro, no es la razón que motiva a titularme. Que oficialmente aparezca en el directorio de la Universidad con esa etiqueta antes del nombre en el directorio, mucho menos. Tengo casi 30 años dando clase, mismos en que se refieren a mi persona como maestro. Me siento más maestro cuando algún alumno habla de lo bien que se la pasó en la clase, de cómo lo hice pensar, de los cuestionamientos que se formuló y del gusto que tenía por venir al salón. Ustedes no saben lo difícil que es impartir una asignatura de reflexión humana a los alumnos que ven esto como una materia de relleno para su carrera.

Me siento bien en concluir y obtener el título. Pero ¿por qué me tardé tanto en hacerlo? La respuesta es lo de menos. Sí lo he pensado, pero no voy a desgastar mi tiempo, mi cabeza, mis ideas o el espacio de este escrito en un recuento de lo que fui dejando de hacer. Algunas personas que se cruzaron en este camino de mi vida especularon y justificaron mi procrastinación. En ocasiones, hacía sintonía con ellas. Ahora que concluyo, quiero pensar solamente que lo logré y disfrutar.

Mi esposa vivió una situación semejante. Ella dilató 20 años en presentar su examen de grado para la licenciatura en Ibero CDMX. Dice que se sentía culpable cuando hacía algo y no leía para la tesis que debía hacer. La culpa no la dejaba disfrutar. Definitivamente no es mi caso. Sin embargo, yo tardé 14 años. Ambos vivimos cosas muy semejantes como pareja que somos, ahí hubo factores similares. Tampoco lo sucedido en nuestras vidas era pretexto.

Cerrar círculos tiene que ver con la pérdida y el duelo. Las pérdidas deben vivirse para resignificarse, quizás es lo que no supimos hacer mi esposa y yo. La dilación del grado era un duelo de duelos, una pérdida de pérdidas, mismas que no reubicamos en el sentido de nuestras vidas. Fueron muchas las situaciones que enfrentamos juntos y nos quedamos atorados en ellas. Mientras más negativas, difíciles o dolorosas más complicado soltarlas. Nos asimos a ellas y no facilitamos que la herida cierre. Mientras esté clavado el aguijón, la llaga sangra. La vida es una serie de círculos concéntricos que debemos ir cerrando. Cuando uno queda abierto y otro también, la vida se transforma en un remolino hacia la profundidad, sin ver fondo aparente.

El examen de grado es un momento decisivo en la vida muchas personas. Cuando toda tu vida laboral ha sido en una universidad, como es mi caso, con mayor razón. Es ineludible hacer un alto y reflexionar. Es más frecuente que uno se detenga a discurrir sobre los infortunios que le suceden en la vida. Es más común que pidamos cuentas al Ser Supremo, al Creador, al Todopoderoso o a Dios, por las desgracias que nos tocó vivir. Rara vez nos detenemos a preguntarnos: ¿por qué yo pude obtener este logro que se me dificultó por tantos años?, ¿de qué privilegios gozo para merecer?, ¿qué decisiones tomé que influyeron para llegar hasta aquí?, o ¿cómo resolví las pérdidas de tantos años?

Todas las personas que pudieron estar involucradas en la demora de este logro están igual o más envueltas en que lo haya alcanzado. La vida está llena de cierres, ignoro si es el cierre de círculos. La vida son los seres humanos con los que vivo. Si hay cierres se dan en interacción con los tus o los otros de naturaleza humana. Los círculos son figuras geométricas formadas por líneas de personas que se tocan una a otra y equidistantes a un mismo punto que soy yo. Podré hacerlo para mí, pero no hubiera sido posible sin las personas de mi alrededor. Otra vez, unas más y otras menos partícipes.

La vida son círculos concéntricos que se deben cerrar para prepararse al cierre del círculo por antonomasia, la muerte.

Licenciado en Filosofía por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, maestro en Docencia por la Universidad Iberoamericana Puebla. Cuenta con 34 años de experiencia académica, trabajo como docente en Bibliotecas del Sistema Universitario Jesuita. Actualmente se desempeña como académico en la Coordinación de Formación Integral de Profesores y Tutores de la Ibero Puebla.

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