Círculo de Escritores Ibero Puebla
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Por: Mtra. Leticia López Posada

Es vital concientizar a la población sobre la importancia de tener un estilo de vida saludable para prevenir enfermedades cardiovasculares (ECV), las cuales son una de las principales casusas tanto de enfermedad como de muerte en adultos (hombres y mujeres) de todo el mundo.

Según el Inegi, en 2021 la primera causa de muerte en México en adultos fueron las complicaciones derivadas de la infección por Covid-19, seguidas de las enfermedades cardiovasculares (ECV) con 113,899 muertes; estas incluyen daños tanto al corazón como a los vasos sanguíneos, encargados de transportar la sangre a nuestro cuerpo, así como de los músculos cardiacos, y el mal funcionamiento de las válvulas de este órgano.

Los infartos al miocardio, así como los accidentes cerebrovasculares son las ECV más comunes en México y cuyos desenlaces son catastróficos; sin embargo, hay otras ECV lentas y silenciosas que ponen en riesgo la vida de las personas tales como: hipertensión arterial, enfermedad vascular periférica, insuficiencia cardiaca, cardiopatía reumática y también congénita, así como miocardiopatías.

Ninguna de ellas se desarrolla de la noche a la mañana, y a pesar de que sí existen factores hereditarios para su predisposición, muchas de las causas son prevenibles y modificables a partir de la mejora en la alimentación, la práctica de la actividad física, el manejo del estrés, el descanso adecuado, y la disminución del tabaquismo y alcoholismo.

Por otra parte, hay que recordar, que dos de los factores más importantes para el desarrollo de estas enfermedades son el exceso de peso y la presencia de diabetes tipo 2. El 70 por ciento de los adultos en México tienen sobrepeso u obesidad, mientras que las complicaciones de la diabetes provocan casi 75,000 muertes al año. Además, se estima que el 46 por ciento de los adultos tienen niveles inadecuados de colesterol y triglicéridos en sangre, lo que provoca disminución del flujo sanguíneo por nuestro cuerpo.

Ahora, ante este panorama ¿qué podemos hacer para cuidar nuestro corazón? Expondré algunos breves y sencillos consejos que nos ayudarán a mejorar la expectativa ante una muerte prematura:

Alimentación:

La alimentación es fundamental para la prevención de las ECV, e implica varios aspectos. Debemos disminuir el consumo de alimentos procesados y empaquetados ya que habitualmente tienen una gran cantidad de sodio, azúcares y grasas (entre otros ingredientes) que elevan el colesterol y el azúcar en nuestro cuerpo, además de que habitualmente nos provocan aumento de peso cuando se consumen frecuentemente; al contrario, hay que preferir frutas, verduras (si ahora no las consumes, inclúyelas poco a poco), carnes sin grasa, pescado fresco, leguminosas como los frijoles, lácteos descremados y con control, cereales que incluyen los alimentos derivados del maíz o el trigo.

Mientras más simples y frescos sean los alimentos que preparamos y consumimos es mucho mejor, pues evitamos una sobrecarga al funcionamiento de nuestros órganos, incluido el corazón. Aunque no lo creas, también es importante cuidar el consumo de sal y de agua simple, ya que una sobrecarga en nuestros riñones puede provocar el desarrollo de hipertensión y a la larga, infarto de miocardio.

Actividad física:

Sabemos que el sedentarismo está ligado a muchas enfermedades que actualmente nos aquejan, incluidas las ECV. Una persona sedentaria tiene hasta 30 por ciento más riesgo de tener un infarto que quien es más activo. Actividad física regular que incluye entre 30 y 60 minutos de caminata (por ejemplo), la mayor parte de los días de la semana entrena a nuestro sistema cardiovascular para ser mucho más eficiente, agregando además que el ejercicio físico influye en el manejo del estrés y descanso adecuado del cuerpo.

Disminución del tabaquismo:

El consumo del tabaco es la segunda causa de enfermedades cardiovasculares. Como este hábito es uno de los más difíciles de erradicar es importante acudir con especialistas que liberen al fumador de la dependencia física, mental y social, ya sea a través de terapia psicológica o farmacológica.

Disminución del consumo de alcohol:

Si bien se ha comprobado que el consumo de cierto tipo de alcohol en ciertas cantidades favorece la salud cardiovascular (sobre todo el vino tinto suscrito en una dieta de tipo mediterráneo), el consumo desmedido de esta sustancia es un factor predisponente para muchas enfermedades crónicas. Beber alcohol moderadamente, en el marco de un estilo de vida saludable, es lo más recomendable ya que el alcoholismo en sí conlleva a desórdenes del apetito, del sueño, del ocio y altera las relaciones personales, por lo que tratar de erradicarlo sería lo más adecuado.

Disminución de factores de riesgo para obesidad:

Disminuir un 5 por ciento del peso excedido favorece el manejo y control de la presión arterial, así como de los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos, por lo que, aunque sea una ligera pérdida de peso sostenida en el tiempo, ayuda a prevenir el desenlace fatal de una ECV.

Así que, prevenir está en nuestras manos; cambios pequeños y permanentes son adecuados y llevaderos a largo plazo. El consejo para proteger tu corazón y tu salud en general es adoptar un estilo de vida acorde a tus necesidades y las de tu familia, y no intentar tratamientos rápidos que solo traerán malas consecuencias a tu organismo.

*Licenciada en Nutrición y Ciencia de los Alimentos y Maestra en Nutrición Clínica por la Universidad Iberoamericana Puebla. Diplomada en Nutrición y Alimentación, en Docencia Universitaria y en Nutrición Bariátrica. Certificada como educadora en obesidad del adolescente. Desde 2002 ha sido académica de la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos, programa adscrito al Departamento de Ciencias de la Salud; ha impartido materias relacionadas con evaluación del estado nutricio, nutrición clínica, tratamiento de la obesidad y desarrollo de proyectos en nutrición y alimentación. Desde el 2014 es profesora de la Maestría en Nutrición Clínica en el tema de obesidad. Actualmente coordina la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos.

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