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Este 23 de septiembre se cumplen 50 años de la muerte de uno de los genios de la poesía mundial, el vate Pablo Neruda, que en vida fue militante del Partido Comunista de Chile, embajador en Francia del gobierno chileno del socialista Salvador Allende, cargo al que renuncia tras el Golpe de Estado liderado por el criminal Augusto Pinochet, Premio Lenin de la Paz (1953), premio Nobel de Literatura (1971), gran amigo de García Lorca, de Miguel Hernández y, sobre todo, gran amigo del pueblo, de ese pueblo humilde, hambriento y rebelde que está en la entraña de sus mejores poesías.

            La versión oficial decía que Neruda murió por un cáncer de próstata, dos semanas después del Golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende, en el que Allende murió, pistola en mano, en la defensa del gobierno socialista. Pero esa versión ha sido cuestionada y puesta en duda por los militantes del Partido Comunista de Chile desde 2011.

 “La hipótesis surge del testimonio de Manuel Araya, antiguo chófer del poeta, quien sostenía que había sido envenenado con químicos. Ya en 2017, un grupo de investigadores forenses internacionales había concluido que Neruda no falleció de cáncer, como sostenía su certificado de defunción, e informó del hallazgo de la bacteria en el molar del poeta, cuyos restos fueron exhumados de su jardín en Isla Negra”, reporta el diario es del 13 de febrero de 2023.

El periódico digital sostiene: <<Pablo Neruda murió “envenenado”. Después de 49 años de su muerte, el informe preliminar adelantado por su familia dará a conocer que la bacteria clostridium botulinum, hallada en 2017 en el cuerpo del escritor, ha sido la responsable de su muerte. Neruda murió a los 69 años, dos semanas después del golpe de Estado de 1973>>.

Por eso, sostenemos que el gran genio fue asesinado por los enemigos del socialismo, es decir, por Augusto Pinochet y su padrino, el gobierno de Estados Unidos de América, mismo que en esos años instauró dictaduras militares en varios países de Latinoamérica, cuyos pueblos sufrieron la represión salvaje, desapariciones, asesinatos, hambre y miseria.

            El Movimiento Antorchista Nacional no deja pasar la fecha sin recordar a Neruda. ¿Cómo lo recordaremos? ¿Cómo le daremos homenaje? ¿Cómo abrazaremos a la distancia a Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto? ¡Declamando sus poesías! Así es.

            El sábado 23 de septiembre, a las 10:00 de la mañana, en todos los estados de la República Mexicana nuestra organización realizará recitales de declamación en los que participarán obreros, colonos, campesinos, universitarios, maestros, estudiantes, jóvenes y niños, con una poesía del vate chileno.

En Puebla, el homenaje se realizará en el zócalo de la capital y participarán cerca de 150 declamadores que llegarán de todo el estado, para que la gente conozca los versos de un literato de la vanguardia obrera.

En todo el país, calculamos que habrá unos mil 900 declamadores. ¡Qué gran homenaje a Neruda! ¡Ya ves, cómo te queremos! ¡Cuánta poesía! ¡Ya ves, cómo te recordamos! Porque la poesía no debe quedarse en los libros cerrados, para adornar las grandes bibliotecas, y empolvados, no. La poesía debe salir al aire, ser cantada por la boca, ser razonada por la mente de los escuchas y ser libre, porque la buena poesía nos llama siempre a la libertad del hombre y sus sentimientos, sus pesares, sus luchas o para admirar lo bello de la vida, la naturaleza y la sociedad.

¡Antorcha declama a Neruda! Pero no solo a Neruda, eso es cierto. A otros también, a muchos otros. Creemos que el capitalismo se ha encargado de sepultar a la poesía, porque le estorba en la explotación de los obreros. Para producir zapatos, el obrero no necesita conocer a Homero.

Para producir ropa, el maquilador no necesita conocer a Shakespeare. Para construir casas no es indispensable razonar con Cervantes, Dalton, Sor Juana o Víctor Hugo. Para entrar a una fábrica, las letras estorban mucho. El capital necesita obreros incultos, que acepten ser “esclavos pagados”.

El capitalismo no solo nos quita los libros, sino que nos quita necesidades básicas para sobrevivir: la comida y el descanso. Porque nos explota en el trabajo. No se puede leer si no se ha comido. Si se trabaja en exceso. Si no hay salud. Si no hay casa. Si no hay escuelas. No se puede entender de política, economía, literatura o poesía, si la explotación de una clase sobre otra clase no te deja tiempo ni para descansar. Es más complicado hacerlo. Pero la vanguardia lo puede hacer.

En “Poesía y lenguaje” (Editorial Esténtor, 2019), el líder nacional de Antorcha, Aquiles Córdova Morán, escribió: “Nosotros buscamos difundir el arte entre la gente más modesta, aquella que no ha podido asistir a la universidad y que si alguna educación tiene muchas veces es solo secundaria o preparatoria, siendo la mayoría colonos, campesinos, obreros o estudiantes, en fin, lo que pudiéramos llamar la masa del pueblo mexicano” (página 15).

Porque sabemos que “el pueblo no solamente no recibe verdaderas obras de arte, no solamente no es despertado, no es invitado, no es alertado para que se disponga a recibir una educación artística, a disfrutar del arte que originalmente sale de su seno, sino que, para acabar de completar esta separación del pueblo del verdadero arte, se le llena de basura.

Se va deformando la mentalidad de la gente y cuando ve algo verdaderamente valioso no lo entiende, no lo disfruta, no porque el pueblo sea tonto, sino porque se le ha maleducado, se le ha manipulado, con el claro propósito de venderle porquerías: libros, revistas, periódicos, películas chatarra y venderle los programas de la televisión común y corriente, que son una verdadera porquería; todo tiene el objeto de hacer que el público consuma basura cultural” (página 17).

Los antorchistas promovemos el arte, la literatura y la poesía entre los humildes, porque “la poesía es la expresión más profunda y bella del hombre […]. La poesía no solo se puede leer, también se puede escuchar, sobre todo la poesía declamada, […] Todo lo que crea belleza con la palabra humana es poesía” (página 33).

Por todo eso, nuestro querido maestro Aquiles Córdova concluyó: “La poesía tiene que ser conocida por el pueblo, tiene que ser apreciada y valorada por el pueblo, degustada, gozada, sentida, para que el pueblo se haga cada día mejor y con mejor voluntad, con mejor ánimo, se entregue a las mejoras causas que representan, hoy por hoy, los anhelos de la humanidad entera y, por tanto, los anhelos de los mexicanos que menos tienen” (página 102, en “Conferencias culturales”). Así que los invitamos a leer poesía y cambiar al mundo con Antorcha, porque “la poesía es un arma cargada de futuro”, como escribió Gabriel Celaya.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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