La madrugada del pasado martes, un temblor de magnitud 5.9 en la escala Richter, dejó un saldo de mil personas fallecidas y mil 500 heridas en zonas rurales y montañosas en el este de Afganistán, siendo de los más mortíferos en las últimas décadas.
La autoridad de gestión de desastres informó que la mayoría de las muertes se produjeron en la provincia de Paktika, en los distritos de Giyan, Nika, Barmal, Zirok y Khost.
El experto en gestión de recursos hídricos, Najibullah Sadid, indicó que el sismo coincidió con las fuertes lluvias monzónicas en la región, lo que provocó que las casas tradicionales, hechas de barro y materiales naturales estuvieran más vulnerables.
El ministerio de Defensa afgano tuiteó que desplegaron siete helicópteros con un equipo de médicos para transportar heridos a nosocomios cercanos.
El Centro Sismológico Euromediterráneo declaró que los temblores se notaron a más de 500 kilómetros de distancia por 119 millones de personas en Pakistán e India.
Este terremoto se registró en medio de una crisis alimentaria en el país asiático, donde más de 20 millones de habitantes padecen hambre, aunada a su crisis económica generada a partir de la salida de Estados Unidos y la toma de poder de los talibanes.
Editado por Gabriel Figueroa Zamora