La filosofía ha tenido que responder a los cuestionamientos que la ciencia no ha podido dar contestación. La vida después de la muerte, la existencia de Dios, y por supuesto, desde cuándo inicia la vida.

Las religiones más populares tienen una clara postura sobre la parte más profunda del ser humano en su sentido de existencia y su necesidad de alimentar una porción de su ser inherente al cuerpo, y por lo tanto, sujeto de deseo. 

El sentido de la existencia otorga validez a los valores más importantes como la vida, libertad, justicia e igualdad, a punto de abatirse porque no se han respondido claramente el por qué y para qué de las cosas sin mixtificaciones a través de la moral, la ética y la ciencia porque también se deslegitiman. 

La filosofía entonces ha sido la herramienta que ha ordenado el curso del pensamiento humano con doctrinas que hasta ahora han prosperado a la sociedad contemporánea, apoyada por la moral y la ética.

Sin embargo, en muchos momentos de la historia los valores tradicionales han sido amenazados por corrientes de pensamiento que van en sentido opuesto: como la nula existencia de un ser supremo, y por lo tanto, ninguna consecuencia de acciones que atentan contra la vida o la libertad.

Este pensamiento ha encontrado refugio en doctrinas político-culturales en sus diferentes manifestaciones como el fascismo y actualmente en el socialismo del siglo XXI que ha tocado puerto en las dictaduras de América Latina. 

De esta forma, se intenta imponer una agenda “progresista” que va en contra de los valores fundamentales, justificándose en la reinterpretación de la moral y la ética. Hoy la libertad y la vida están en riesgo de irse al último lugar de la escala. 

La libertad es casi inexistente en países que adoptaron la ola progresista: Cuba o Venezuela son claros ejemplos, países en los que la libertad de expresión es gravemente castigada por el régimen, y también la política. Lo mismo ocurre en Nicaragua y en México desde la llegada al poder de un partido de izquierda radical y con una agenda transnacional.  

Esa misma agenda intenta abrir la posibilidad de que las mujeres aborten a voluntad porque está configurada en sentido contrario a los valores que han dado viabilidad a nuestro país y permitido el crecimiento de nuestra Nación.

Si la ciencia no puede responder cuándo inicia la vida, la filosofía lo ha logrado, y ha manifestado que interrumpirla en el vientre materno es equivalente a un asesinato. 

@MaritzaMena7

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