La injerencia de la delincuencia organizada en la elección del poder político no es asunto nuevo.

En Italia la Cosa Nostra compraba votos, por ejemplo: la aprobación de un candidato por un capo podía ser suficiente para que sus clientes, familiares y socios votaran por dicho candidato y, cito un caso más, en Colombia Pablo Escobar fue Diputado.

Esto viene a cuento porque en breve se llevarán a cabo las elecciones en seis entidades de nuestra federación. Recordemos que en los anteriores procesos electorales hubo diversas denuncias públicas sobre la participación de la delincuencia organizada en ellas.

Tengamos presente que Marcos Kaplan en su texto “El Estado Latinoamericano y el Narcotráfico” define y describe lo que es la narcoeconomía, narcosociedad y la narcopolítica, por lo que, si seguimos su esquema, la participación de la delincuencia organizada en las elecciones se inscribiría como una forma de la narcopolítica de un país.

Nuestro derecho vigente nos dice en la Ley de Seguridad Nacional en el artículo 3: “Para efectos de esta Ley, por Seguridad Nacional se entienden las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, que conlleven a: … III. El mantenimiento del orden constitucional y el fortalecimiento de las instituciones democráticas de gobierno; … VI. La preservación de la democracia, fundada en el desarrollo económico social y político del país y sus habitantes.”

Por lo que corresponde a las autoridades que integran el gabinete de seguridad nacional atender el tema con acciones de prevención y control para vitar que los delincuentes se inmiscuyan en los procesos electorales por venir.

Cada dependencia conforme a sus atribuciones tiene una responsabilidad en el asunto, algunas en el ámbito preventivo o en el control del delito, otras en inteligencia y también en la procuración de justicia.

La inacción no redundará en beneficio de la legitimidad del poder político a elegir según se trate en cada caso, pues en términos legales o de imagen pública serán cuestionados de origen. Si ello sucediese se convertirían en poderes de facto cubiertos de un manto de legalidad.

El escritor Charles Bukowski expresó: “La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”.

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2 de junio de 2021

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Sociólogo y Maestro en Administración Pública. Ha laborado en el gobierno federal y en gobiernos locales en áreas de gobierno y seguridad. Ha sido profesor en la Universidad de las Américas y del...