Un grupo delincuencial se convierte en dominante cuando controla un territorio.

Por las declaraciones públicas sobre una parte de la delincuencia organizada, al parecer el país se enfila hacia la denominada “pax narca”.

En anteriores ocasiones he comentado que el término pax proviene del latín y significa paz, sin embargo, la pax romana del emperador Octavio Augusto no alude a lo contrario a la guerra, sino que su verdadero significado se refiere a un período de hegemonía militar y política en el que el imperio Romano impuso cierta estabilidad sobre sus dominios.

Las palabras “pax narca” emulan a lo sucedido en esa época de domino romano en Europa y alrededores, pero en el actual contexto en nuestro país son aplicadas al control del territorio por grupos de la delincuencia organizada, sean traficantes de drogas ilícitas, de combustibles robados o tratantes de población migrante y que por consecuencia se denota menos la violencia.

¿Qué se puede observar al respecto?

Control ilegal del territorio.- La delincuencia organizada busca el control territorial para medrar con sus actividades ilegales. Esto no es sinónimo de pacificación, sino del uso de la violencia física o moral sobre personas, grupos sociales o delictivos.

Al obtener ese control quien termina ejerciendo la fuerza es el propio grupo delictivo, así logra estabilidad en el territorio para llevar a cabo sus diversas actividades ilegales y, en consecuencia, otras formas de violencia de grupos delictivos contrarios tienden a reducirse. A este fenómeno criminal se le puede denominar como el “Anti-estado”, porque se forman áreas ajenas al control estatal por un grupo hegemónico que ejerce de facto la fuerza.

Violencia genera violencia.- Esta afirmación, aunque suena lógica no describe lo que sucede en un Estado con presencia de la delincuencia organizada de orden violento, ya que no toda lo es. En otras palabras: no se debe equiparar la aplicación de la ley con la violencia criminal, porque no son iguales en términos materiales ni legales.

Los gobiernos están obligados por sus respectivas leyes a aplicar la procuración e impartición de justicia, lo que se traduce en que si alguien viola las leyes entonces se le debe aplicar el debido proceso de orden penal; de lo contrario son omisos y pueden caer en un ilícito por negligencia. En suma, se trata de neutralizar la violencia ilegal entre delincuentes o la violencia de los delincuentes en contra de quienes no lo son, con la aplicación de la fuerza por la autoridad legítimamente constituida.

El historiador inglés Tony Judt expresó: “Evitar los extremos es una virtud moral en sí misma, además de una condición para la estabilidad política y social”.

@EGAnguiano

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Sociólogo y Maestro en Administración Pública. Ha laborado en el gobierno federal y en gobiernos locales en áreas de gobierno y seguridad. Ha sido profesor en la Universidad de las Américas y del...