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*Por: Fernanda Vega Lares

Cuando escuchamos la palabra “preescolar” apuesto a que a muchos sólo se nos ocurren cosas como juegos, pintura y música. La realidad es que sí, esto es en gran parte de lo que se trata, pero no lo es todo. El desarrollo de los niños es el foco más importante, por lo que habría que preguntarnos: ¿por qué es tan relevante el preescolar en estos tiempos?, y ¿cuáles son las causas de que aún no lo veamos así?

Se ha demostrado que la capacidad de los niños para aprender es más intensa durante sus primeros cinco años de vida, pues esta etapa del desarrollo neurológico está caracterizada por una mayor plasticidad y un acelerado crecimiento. Como consecuencia, en estos años se logra un gran desarrollo de las capacidades intelectuales, sociales, lingüísticas y emocionales (Bowman, B. et al. citado SEP, 2004); tan indispensables no solo para continuar con su trayectoria formativa sino para enfrentar los retos de un mundo tan incierto y complejo como el que vivimos. También es beneficioso para la sociedad, pues los programas de educación preescolar de alta calidad tienen un efecto de reducción de desigualdades e inequidad social (SEP, 2004, p.13).

No obstante, históricamente, todo comienza un poco tarde para la educación preescolar. En el periodo de Porfirio Díaz (1876-1911) comienza la apertura de las Escuelas de Párvulos, que buscaban atender el descuido hacia los niños y la falta de educación materna, como consecuencia de la Revolución Industrial (Cirilo & Rodríguez Roa., 2020, p. 50-51). Mucho tiempo después, el preescolar empieza a considerarse dentro de las políticas públicas, como un mero centro de resguardo de niños y niñas; percepción que sigue muy presente hasta la actualidad.

En 1941, con el presidente Manuel Ávila Camacho, quedó a cargo de la Secretaría de Educación Pública y se creó el Departamento de Educación Preescolar. Sin embargo, no es hasta 2002, hace tan solo veinte años, durante el sexenio de Vicente Fox que el nivel preescolar se hace obligatorio, adquiriendo por primera vez un valor clave en la trayectoria formativa de los mexicanos. (Cirilo et al, 2020).

Es importante que tomemos en cuenta los años transcurridos hasta esta parte de la historia, pues este nivel no tenía la misma fuerza que los demás y tuvieron que pasar más de 80 años para empezar a ver los frutos. En 2004 se publicó el Programa de Educación Preescolar, y a raíz de esto, se comenzó a ver la importancia tanto para la continuidad de la formación en los siguientes niveles, como para el desarrollo socio-afectivo y la construcción de la identidad personal de los ciudadanos (SEP, 2004).

La inclusión del preescolar al sistema educativo mexicano es un tema relativamente nuevo para nuestro contexto, por lo tanto, los recursos y condiciones de la educación preescolar tienen que ser mejorados y las personas a cargo, las educadoras, deben pasar de ser vistas como cuidadoras a reales profesionales de la educación.

Les invito a mirar la educación en su justa medida, con el valor que tiene para la formación básica de las personas. El preescolar es un semillero que debemos valorar, cuidar y nutrir para que pueda convertirse en un árbol con raíces sólidas para los siguientes niveles formativos; y con mayor razón, para la construcción de la sociedad que tanto necesitamos.

Referencias

Secretaría de Educación Pública. (2004). Programa de Educación Preescolar 2004. México: SEP.

Secretaría de Educación Pública. (1988). Educación preescolar México 1880-1982. México: SEP.

Cirilo, A. O., & Rodríguez Roa, E. G. (2020). De las escuelas de párvulos a la obligatoriedad de la educación preescolar en México. Historia de la educación-anuario, 21(1), 50-65.

*La autora es estudiante de la Universidad Iberoamericana PuEstudiante de la Universidad Iberoamericana Puebla. Actualmente cursa el tercer semestre de la Licenciatura en Procesos Educativos. Ha formado parte del grupo de voluntarios de la Universidad, así como del Consejo Universitario Estudiantil representación Preparatoria, ocupando el cargo de Secretaria Académica de la Universidad La Salle en la Ciudad de México. Una de sus mayores aspiraciones es dejar una huella para la mejora del Sistema Educativo Mexicano.

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