*Por: Mtro. José Leopoldo Castro Fernández de Lara

Todo mundo ha vuelto a la escuela. La presencialidad se ha vuelto lo normal después de años de habernos acostumbrado a otro modelo emergente cuyas consecuencias veremos durante los siguientes años. Para quienes tienen la posibilidad económica de pagar escuelas privadas tal vez el cambio simplemente supone una incomodidad pues ahora tienes que llevar a tus hijos a la escuela y correr a tu trabajo a la hora del tráfico y a medio día lo mismo. Tal vez tienes que pagar la cuota completa (en algunas escuelas bajaron las colegiaturas en la virtualidad) y posiblemente el estrés que habías olvidado vuelva y empiece a generarte enfermedades psicosomáticas o al menos molestias que al igual que cualquier gripa es Covid ahora serán etiquetadas como síntomas postcovid o long covid. Otra historia es si tus hijos van a escuela pública dos Méxicos que colisionan creando una brecha nueva entre quienes fueron educados y quienes se perdieron de casi 3 años de escuela. Muchos están en secundaria y no saben leer. Tal vez saben juntar las letras y recitarlas, pero no entienden el significado (será el boom de los negocios que ayudan a hacer trámites como visas, placas y hasta para sacar el CURP en las papelerías).

La vida que habíamos conquistado de menor prisa de repente ya no existe otra vez. En algunos países en Europa aprovecharon para cambiar las reglas y ahora van menos a la escuela o incluso la semana laboral ha disminuido. Otra historia es en nuestros países, en donde la productividad nunca ha sido un tema claro y la hemos confundido con presencialidad. Creo que por eso hay tanto interés en que todos nuevamente estemos presentes en la escuela y en el trabajo; hay una creencia de que estando en esos lugares somos más productivos o aprendemos más.

Está demostrado que nuestro país es en donde vive la gente más estresada del mundo. Algunas cifras hablan de 75% y otras aumentan el porcentaje. Junto con Japón y Corea del Sur compartimos una clara adicción al trabajo y esto también se manifiesta en la educación. Supongo que en el México de mediados del siglo XX la educación era una salida de la pobreza. Hablando de mi propia experiencia mi padre fue un caso de esos proveniente de una familia de escasos recursos logró estudiar en la UNAM y subir algunos peldaños en la escala social teniendo hoy en día una pensión que le permite vivir dignamente en su vejez después de haber sido maestro de secundaria toda su vida.

Lo cierto es que eso ya no existe. Los nacidos a finales del siglo XX y a principios del presente saben que esta proyección es una ilusión que solo mantienen viva algunas personas mayores de cincuenta años que han trabajado en el mismo lugar durante gran parte de su vida y consideran que ese modelo sigue funcionando, lo mismo que el matrimonio o la familia feliz.

En resumen, es un momento de cambio. Los ciclos existen en la naturaleza y en la cultura. Hablando de lo humano los cambios culturales son lentos y dolorosos. Es difícil que sucedan de manera natural y responden más a un movimiento abrupto como la reciente pandemia que hemos vivido. Hablo de educación y trabajo, pero el cambio será mucho más profundo. Toda la estructura social se tambalea y nos enfrentamos a un país de jóvenes sin educación, sin perspectiva laboral y en el mejor de los casos con acceso a trabajos que a cambio de un salario de supervivencia absorberá sus vidas.

Es momento de cambio. El cambio duele, pero es necesario. Recuerdo que Chomsky a finales del siglo pasado hablaba del feminismo como el único movimiento social con posibilidades para este milenio. Tal vez sea momento de que las mujeres tomen el control y junto con los hombres que debemos ceder en tantas cosas, puedan redireccionar el futuro de estas sociedades.

Tal vez sea momento de que dejemos de criticar a los millennials porque no aguantan nada y pongamos atención en que tal vez tengan razón: no tiene sentido trabajar tanto por tan poco. El dinero hoy en día son números en una pantalla y no compensa el tiempo dedicado a obtenerlo. Está bien que no les guste que sus jefes les griten, está bien que no toleren tener que hacer veinte cosas a la vez tal vez tengan mucho que enseñarnos y no estamos escuchando como siempre hacen las generaciones de los mayores con los jóvenes.

Tal vez a estas alturas -gracias si seguiste leyendo hasta este punto- pienses que soy un pesimista y que mejor debería ir a tomar un poco de café o unas cervezas en el descanso de medio día de mi trabajo, pero la realidad es que es justo al revés. Mi invitación es a tomar consciencia de la manera en que vivimos.

Es imposible cambiar la sociedad, francamente no espero nada de los políticos ni de las personas que supuestamente ven por el pueblo, en las noches mi mayor miedo es encontrarme con la policía o caer enfermo y tener que ir a un hospital fundado en 1910 con sobrepoblación y enfermeras quemadas por su carga laboral. Mejor no hablar de otras realidades que dan más miedo y mejor no hablar de miedo que ya desde principios de la historia ha sido el arma principal de manipulación de las sociedades recuerdo a mi abuela cuando decía que rezaba todas las noches para no irse al infierno, por ejemplo.

Creo que lo que sí se puede hacer es trabajar en uno mismo. Encontrarse con otras personas que estén buscando alternativas y que no quieran reproducir los vicios de un sistema que claramente está obsoleto. Dar importancia al encuentro humano y a la profundidad de los vínculos comunitarios (a estas alturas tal vez pienses que soy un optimista y tampoco te guste, pero igualmente gracias por seguir leyendo). No hay recetas. Cada uno debe seguir su camino y descubrir que la felicidad no existe, pero existe la paz, la quietud, la serenidad y te aseguro que valen la pena la lucha que supone conquistarlas.

*Psicólogo, Psicoterapeuta Gestalt, Maestro en modelos y áreas de investigación en ciencias sociales. Sus temas de interés son la consciencia, la creatividad y el desarrollo humano. Actualmente se desempeña como Coordinador de la Licenciatura en Psicología. Sus temas de interés son los movimientos sociales, las representaciones sociales y en general la psicología social. Instagram: @psicologo.consciencia

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