*Por: Mtra. Andrea Méndez Jiménez

Al iniciar el ciclo escolar 2020- 2021, se vislumbraba una gran incertidumbre primeramente sobre qué herramientas tecnológicas habríamos de implementar para la educación a distancia, qué actividades podrían resultar atractivas para nuestros alumnos, pero, sobre todo, cómo lograríamos mantener el contacto con ellos y su familia, pues el panorama al terminar el ciclo escolar anterior no era muy alentador y la realidad era más apabullante que prometedora.

El nivel Secundaria de la Educación Básica, está lleno de retos tanto para docentes como para alumnos, representa un cambio hacia algo desconocido por los estudiantes de primaria, pero para aquellos que ya se encuentran transitando este camino ha significado mantenerse en un sistema que frente a la pandemia ha evidenciado grandes desigualdades. Algunos jóvenes han abandonado la secundaria para iniciarse en la vida laboral y aportar a la economía familiar, siendo este uno de los principales factores de deserción, aunado al bajo acceso a dispositivos electrónicos para continuar con sus estudios.

Para la región de América Latina y el Caribe de acuerdo con la Unicef (2020) el 9 por ciento de niños en edad escolar no tiene acceso a la educación a distancia, esta situación representa a nivel mundial, 48 millones de niños que cursan secundaria sin acceso a educación a distancia por falta de dispositivos electrónicos, asimismo, en México, el 24.8 por ciento de niños, niñas y adolescentes no cuentan con acceso a internet; lo cual representa 13 millones de niños que han puesto en pausa su derecho a la educación. Hacia agosto de 2020 la SEP (2021) informó la desalentadora cifra de 2.5 millones de estudiantes que abandonaron definitivamente la educación obligatoria.

Las condiciones económicas y sociales de nuestro contexto han dado pie a que se busquen estrategias, convertidas en programas para intentar frenar -dentro de lo posible- la deserción escolar y evitar así llegar al abandono, una labor titánica a la que corresponde a todos los actores educativos hacer frente.

La campaña recién presentada por la SEP estatal: “Nadie afuera, nadie atrás” dirigida a educación básica y media superior busca disminuir la deserción escolar por medio del establecimiento de diversos canales de comunicación con padres de familia o tutores para conocer los motivos por los cuales no hay contacto con los alumnos y posteriormente diseñar estrategias de acompañamiento para que los y las estudiantes mejoren su rendimiento académico. Al bajar la información en cascada y llegar finalmente a los docentes toma otros matices; como profesores conocemos el contexto de nuestros alumnos, sus carencias y dificultades tanto familiares como económicas, sin embargo, la falta de comunicación es un problema con el que lidiamos diariamente, desde el alumno o tutor que nos deja en “visto” hasta el que ha bloqueado nuestro número, pasando por el que ha proporcionado uno incorrecto.

Muchas han sido las estrategias que los docentes han puesto en marcha para mantener la comunicación, para hacer accesible a los estudiantes los contenidos curriculares de cada grado y nivel en cuestión, no obstante, también hay una atmósfera de cansancio generalizado. No dudo que seguirán desempeñando su labor con empatía y profesionalismo, pero es indispensable el apoyo de todos los actores educativos y de la sociedad en general, pues la educación no solo es tarea del sistema educativo. Necesitamos ver con otros lentes la realidad en la que estamos inmersos.

*Licenciada en Educación Secundaria, especialidad Español por el Instituto Jaime Torres Bodet de la ciudad de Puebla, maestra en Educación, por Upaep campus Tehuacán. Actualmente se desempeña como docente de secundaria en la Escuela Secundaria Técnica número 86 y cursa la maestría en Investigación Educativa en Universidad Iberoamericana Puebla. 

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