Un 22 de octubre de 1920 José Vasconcelos presentó el Proyecto de Ley para la creación de una Secretaría de Educación Pública Federal (SEP) tras la Revolución Mexicana, que no habría tenido resultados favorables sin la participación de los primeros maestros del nuevo sistema.

El proyecto sin duda prometedor se enfrentó a problemas como el alto índice de analfabetismo que dejó el régimen de Porfirio Díaz, reflejado en la falta de entendimiento de las clases oprimidas. En esa época 7 de cada 10 personas se dedicaban a las actividades primarias y los niños trabajaban.

Fue hasta 1916 en el Congreso Constituyente del estado de Querétaro que se presentó un proyecto acerca de que la jornada máxima obligatoria no excedería de ocho horas, y se prohibió el trabajo nocturno en las industrias a los niños y a las mujeres.

México se reconstruía del movimiento armado que tenía como exigencia «tierra y educación». Como consecuencia se crea la SEP durante el mandato del expresidente Álvaro Obregón con resultados poco favorables al principio, debido a que los mexicanos eran incapaces de entender los textos.

Surgieron entonces las misiones culturales que se dispersaron por todo el país, a través de la escuela rural mexicana que dirigió el maestro Rafael Ramírez y sus colaboradores, con los cuales fue posible atender a las clases marginadas. Pronto creció el número de escuelas y también de maestros.

Debido a que la Revolución Mexicana buscaba justicia social, la educación debía formar nuevas generaciones en esa filosofía a través del contenido educativo.

La educación fue popular, se constituyó como un instrumento de lucha contra el estancamiento económico, político, cultural y social en el que vivía el pueblo porque la misión era «despertar la conciencia de los hombres para liberarlos». Es así que los maestros se organizaron, representaron las causas sociales y fueron defensores de las personas vulnerables ante la injusticia.

El nuevo modelo educativo sin embargo tuvo resistencias debido a que la educación se volvió laica. Surgió el movimiento cristero que tuvo su punto de quiebre en Teziutlán en 1935. Ese hecho influyó para que los maestros serranos se organizaran de manera informal hasta que años después, con la tendencia corporativista del expresidente Lázaro Cárdenas del Río, nace el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Los objetivos de la SEP se alcanzaron y los maestros, después de la democratización de su organización y posteriormente el regreso al caudillismo, dejaron de ser los representantes de las clases oprimidas, ahora tan necesarios en esta época de hiperinformación que requiere dirección y nuevos líderes que redefinan la misión de la educación mexicana en la actualidad.

@MaritzaMena7

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