*Por: Mtra. Alejandra Alpuche Vélez

El ciclo escolar 2021 – 2022 empezó hace un par de meses ya, y la incertidumbre sigue siendo la característica principal tanto en la vida cotidiana, como en el ámbito educativo. Y es que en julio de 2021 terminaba el curso en modalidad virtual con una tercera ola de contagios, el semáforo en naranja o prácticamente en rojo y con la firme convicción de las autoridades gubernamentales de que el 30 de agosto iniciarían las clases presenciales “truene, tiemble o relampaguee”.

Lo anterior generó un montón de dudas para cualquier docente ¿de verdad se iniciarán clases presenciales, aunque el semáforo esté en rojo?, ¿cómo se organizarán estas actividades en la institución? Y principalmente ¿qué significa dar clases en modalidad híbrida? ¿cómo organizar las clases con la mitad del grupo presencial y la mitad virtual?

Y así, nuevamente todos los docentes se subían en una montaña rusa que implicaba, por tercera vez en este último año y medio, resignificar la práctica sin perder de vista los propósitos educativos que están establecidos. Esta aventura comenzaba con un sinfín de capacitaciones: aprende a utilizar la cámara streaming (claro para aquellos docentes que son afortunados y que las instituciones pudieron adquirir estos recursos); cómo estructurar el curso en la plataforma para la modalidad híbrida; varios cursos del Instituto Mexicano del Seguro Social; y cualquier otra capacitación sobre manejo de estrés o de emociones para docentes, así como las correspondientes para realizar el filtro en casa y en la instalaciones, es decir todo lo relacionado con los protocolos de cada institución.

Además, para los que tienen a su cargo alguna función administrativa, había que organizar esas capacitaciones, establecer el calendario escolar, recibir a estudiantes de nuevo ingreso, organizar la logística de la parte presencial: días, grupos, guardias, cartas, comunicación…, todo ello junto con los asuntos normales como por ejemplo la planeación de las materias que se entrega al inicio del semestre y con poca o mucha claridad sobre lo que iba a suceder durante el año.

Y en ese torbellino, el temido 30 de agosto llegó, ya que aunque lo presencial es fundamental en los procesos educativos (sobre todo en un país donde la mayoría de las personas no cuentan con acceso a internet, con equipos de cómputo o con la posibilidad de un adulto que acompañe a su hijo o hija en las clases virtuales), también es cierto que los docentes no tuvieron opción y que existe un riesgo, ya que la vacuna no garantiza que no haya contagios, aunado al hecho de que no todas las personas han sido cuidadosas o respetuosas de las medidas de seguridad.

En este contexto se inician las clases híbridas con los siguientes retos: A) El aprendizaje previo de los alumnos es muy heterogéneo. B) Como docentes caemos en cuenta que, aunque las gafas o caretas nos hacen sentir más seguros, son completamente incómodas porque pesan y se empañan, o que dar clase con cubrebocas es sofocante al principio. C) Ahora se debe estar atento a más estímulos: estudiantes presentes, el funcionamiento de las herramientas tecnológicas, estudiantes virtuales y con cámaras apagadas, que te vean, te escuchen e interactúen, además de que aprendan. D) La planeación de clase debe ser diferente y a la vez doble una para los del salón y otra para los que están en casa. E) En varias instituciones hubo regresos a la virtualidad a causa de contagios.

Lo anterior representa solo el inicio y pone en evidencia que la adaptación constante y la flexibilidad serán los rasgos esenciales de este ciclo escolar. Por ello no se debe olvidar que las clases, la plataforma o las modalidades son solo medios para aprender, crecer y desarrollarse como estudiantes, como docentes y como personas, y que lo fundamental no es en primera instancia “el cómo”, sino más bien el “para qué”, y que por lo mismo todo este esfuerzo vale la pena.

*Maestra en Administración y Gestión de Instituciones Educativas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Licenciada en Educación por la Universidad Iberoamericana Puebla. Se ha desempeñado profesionalmente en el acompañamiento y asesoría pedagógica a estudiantes, docentes y equipos de trabajo en los niveles de educación básica y media superior. Actualmente colabora como subdirectora de la Preparatoria Ibero Puebla, además de ser docente en la Licenciatura en Procesos Educativos de la Universidad Iberoamericana Puebla.

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