El presidente, Andrés Manuel López Obrador, ofreció, en su carácter de representante del Estado mexicano, una disculpa, así como el compromiso de la no repetición, a las víctimas y familiares de la matanza de estudiantes del 10 de junio de 1971.
En su conferencia de prensa matutina, recordó que el suceso ocurrió “en los tiempos del autoritarismo”, cuando existía una policía secreta, agrupada en la Dirección Federal de Seguridad (DFS), que actuaba de manera ilegal y era un brazo represor del gobierno.
Explicó que el acontecimiento del 10 de junio de 1971, conocido como “matanza del Jueves de Corpus” se gestó a sólo tres años de la masacre del 2 de octubre de 1968, y aún hay familiares que buscan a los desaparecidos por el gobierno.
Reiteró su compromiso de la no repetición, “de que nunca más se reprima a quienes protestan a quienes luchan por las transformaciones”.
¿Qué ocurrió el 10 de junio de 1971?
El 10 de junio de 1971, cuando era presidente el priista Luis Echeverría Álvarez, estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) salieron a las calles de la capital del país para manifestarse en solidaridad con los alumnos de la Autónoma de Nuevo León (UANL), en Monterrey.
Los estudiantes exigían el respeto al carácter autónomo de las instituciones, ya que en la UANL se había creado una ley mediante la cual el gobernador tenía la facultad de elegir a las autoridades universitarias, además de que se nombró como rector a un general.
Los manifestantes partieron del Casco de Santo Tomás y buscaban llegar al Zócalo capitalino; sin embargo, granaderos les bloquearon el paso, para luego ser golpeados y masacrados por el grupo paramilitar de “Los Halcones”, quienes iban vestidos de civil y gritaban consignas parecidas a las de los protestantes, para confundirlos.
Tal como ocurrió en 1968, hubo desinformación en los medios de comunicación y poca claridad en el actuar del gobierno de Echeverría Álvarez, el cual nunca dio a conocer el número de muertos, que se estima en 120, o de desaparecidos.
La matanza del Jueves de Corpus provocó el surgimiento y el fortalecimiento de distintas agrupaciones guerrilleras en todo el país, además de que dio paso al periodo conocido como “guerra sucia”, en el que la DFS se encargó de detener, desaparecer y asesinar a personas opositoras al PRI.
