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Pemex: deuda, negra herencia neoliberal // Minera San Rafael: STPS, sorda y ciega

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que desastrosa fue la situación financiera de Petróleos Mexicanos heredada por los gobiernos neoliberales, algo a todas luces deliberado, pues la ruta por ellos marcada era cerrar el círculo privatizador para que la ahora empresa productiva del Estado muriera por asfixia, mientras los corporativos petroleros ocupaban los espacios que Pemex les cedía tras la reforma energética peñanietista.

Parte de su estrategia fue exprimir a Pemex (vía fiscal, por parte de Hacienda), robustecer la de por sí inenarrable corrupción imperante en la empresa, ponerse al servicio del capital privado (no de gratis, desde luego, si no pregúntele a Emilio Lozoya y su pandilla) y endeudarla a más no poder, todo ello aderezado con la sostenida caída de la producción. En síntesis, esos fueron los restos de la ex paraestatal que los neoliberales entregaron al nuevo gobierno y, a pesar de ello, poco a poco Pemex deja atrás la cianosis financiera y productiva. Con todo, en ningún momento ha incumplido con el servicio de su deuda.

Lo anterior viene a colación porque, en cuestión de horas, tras el anuncio de que Pemex adquirió 50 por ciento de las acciones de Deer Park (la otra mitad ya era mexicana), la tenebrosa Moody’s decidió reducir la calificación de la deuda emitida por esa refinería. Descomunal fue la deuda de Pemex heredada por los neoliberales y la actual administración realiza un esfuerzo enorme por recobrar la producción y las finanzas de la ex paraestatal.

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“¡Al carajo Morena!”: el Claudio

Julio Hernández López en su columna Astillero, publicada en La Jornada de San Luis, indica que el estratega de la mezcolanza de empresarios y partidos antiobradoristas, Claudio X. González, no guardó más la compostura y llamó a los ciudadanos mexicanos a “mandar al carajo a Morena”. Ha de suponerse que la recurrencia del activista X a la malsonancia del vocablo “carajo” va en la misma línea de simulación lingüística populachera que días atrás dio sus cinco minutos de fama adversa a un articulista, Eduardo Caccia, que se hizo llamar El Cachas.

La carajada de El Claudio se produjo en el Parque Lincoln de la colonia Polanco de la Ciudad de México, un rumbo de pompa donde Margarita Zavala Gómez del Campo realizó un acto de campaña con asistencia de unas doscientas personas. En realidad, no es preocupante para Zavala que haya poca gente en sus reuniones públicas, pues es candidata de mayoría relativa y, al mismo tiempo, va en lugar de privilegio en las listas plurinominales, así que será diputada federal por una u otra vía. Así fue la negociación con el PAN.

Zavala Gómez del Campo tiene un discurso limitado y una pronunciación defectuosa, pero repite con entusiasmo el guión tremendista que postula la trinidad del pasado (PAN, PRI y PRD), con la peregrina intención de asumirse como “salvadores de la Patria”, que antes hundieron: la elección del próximo domingo será entre “democracia o dictadura”, argumenta la coalición acuaceitosa (vocablo habilitado en esta columna para tratar de dar cuenta del insólito coctel de agua y aceite llamado “Va por México”).

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Incontenible. En la Plaza Independencia de Querétaro, Mauricio Kuri, candidato a gobernador del estado, realizó el cierre de campaña en una reunión en la que quedó establecido el apoyo que daría su gobierno a las mujeres, uno de los puntos pendientes que los gobernantes no han logrado resolver. Pintó de azul la ciudad y esto tiene sumamente preocupado al equipo de su rival en Morena, Celia Maya, quien, por más que lo intentó, nunca pudo levantar en las preferencias electorales. Cuestión de proyectos. El PAN lidera ampliamente, lo que tiene en ascuas a la cúpula estatal morenista, que ya piensa en un desesperado Plan B que consistiría en demandar en tribunales hasta lo que no. Lástima, no tienen pruebas. No sólo les espera la derrota, sino un posible regaño… Y no lo duden: será una reprimenda histórica, sí, del tamaño de la derrota.

2. Prepotencia republicana. A pesar de que los postulados de la 4T hablan de enterrar los viejos vicios del poder, en el gobierno federal hay a quienes eso les parece irrelevante. Como una funcionaria de Pemex a la que la llaman La Jefa de Oro, Paola Elizabeth López Chávez, la nueva subdirectora de Administración de Servicios para Exploración y Producción. No entendió la lección: a su antecesor, Abraham Alipi Mena, se le acabó la chamba por su viaje a Miami pagado por proveedores para asistir al Super Bowl LIV. Ella, en 4 meses, ya hizo de la plantilla laboral su agencia de colocaciones y llenó las oficinas de colaboradores sin perfil. Rompe protocolos de seguridad y utiliza helicóptero para pasear con sus amigos. Carga con más escoltas que “su subordinado”, el verdadero director de Pemex. ¿Quién le permite hacer y deshacer?

3. ¿Atole con el dedo? Después del supuesto ataque a Mario Delgado, el líder nacional de Morena, pese a que fue desmentido por el gobierno de Tamaulipas, insistió en que fue víctima de un atentado en el que fue encañonado por sujetos armados. De gira por Hidalgo, aseguró, además, que dicho incidente habría tenido un móvil político. “Lo denunciamos y los medios hicieron un montaje para tratar de cambiar los hechos”. Añadió que, más que una opinión, lo que hizo fue una relatoría de hechos. Narrar las vicisitudes no sirve. ¿Y las actas, las denuncias? ¡Tómense en serio, por favor!

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