China, Turquía, Irán, Emiratos Árabes Unidos o Vietman tienen dos cosas en común: formas de gobierno socialistas o presidencialistas y el mayor control en el mundo sobre las redes sociales.

Bajo esta óptica muchas páginas web han sido prohibidas, periodistas independientes han terminado en la cárcel y visitar páginas no autorizadas puede ser motivo de enfrentar un juicio penal, todo con la finalidad de que los gobiernos controlen la comunicación y la posible organización.

La iniciativa de Ley presentada por Morena que modifica la Constitución en la Fracción XXIX-M del Artículo 73 en materia de ciberseguridad, buscaría la “protección de los derechos humanos en el ciberespacio”, pero levanta sospechas debido a que se cataloga en el ámbito de la Seguridad Nacional.

Son amenazas a la seguridad nacional actos tendientes a consumar espionaje, sabotaje, terrorismo, rebelión, traición a la patria, genocidio, interferencia extranjera, actos que impidan a las autoridades actuar en contra del crimen organizado, a quebrantar la unidad de la Federación, entre otras, es decir, cualquiera que “atente” contra la ciberseguridad del país será juzgado bajo dicha inscripción.

El problema es el abanico de posibilidades que se abren para considerar que algún mexicano haya quebrantado la seguridad nacional solo por compartir algún mensaje, organizarse e incluso hablar en contra del régimen.

A esta iniciativa se adiciona la presentada por el Senador Ricardo Monreal que busca dar facultades al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para “salvaguardar los derechos de libertad de expresión y acceso a la información” de los usuarios en las diferentes plataformas digitales, para decirlo de otro modo, podría alentar el control de lo que la población puede consumir de información en el ciberespacio, como lo hacen los Estados totalitarios que buscan en la censura su permanencia.

En medio de un proceso electoral histórico en el que las redes sociales jugarán un papel fundamental en la difusión de ideas, el partido oficialista parece que busca controlarlas debido a que el discurso dominante en ellas tampoco les favorece y desde hace tiempo han perdido la batalla de la discusión en diversas plataformas.

Sin embargo, existe algo mucho más peligroso y eso es que el país pierda su forma de gobierno democrático y se sume a la lista de naciones que comparten otras formas como la presidencialista donde la libertad de expresión es casi inexistente, así como la de decidir incluso qué pensar.

@MaritzaMena7

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