*Por: Dra. Luz del Carmen Montes Pacheco

 

Seguimos viviendo tiempos difíciles, la crisis humanitaria provocada por la Covid-19 no se termina, la normalización tan anhelada no llega. Escarbé en mis pensamientos sobre lo qué sé de las crisis y sus efectos. Vinieron a mi mente dos planteamientos, la estructura de las revoluciones científicas de Thomas Khun y el binomio desequilibración-acomodación de Jean Piaget.

En la visión histórica de Khun, una ciencia normal entra en crisis cuando la matriz de conocimientos, soportada por una comunidad científica, es insuficiente para explicar una parte de la realidad, un fenómeno (me gusta más). Recordé entonces al filósofo Octavi Fullat quien explica que fenómeno es “lo que aparece” ante nosotros, lo que podemos registrar con nuestros sentidos. No es tan simple, pero, para este argumento, sirve. Entonces se empiezan a buscar mejores explicaciones conformándose una nueva matriz, la nueva ciencia, ¿se ve? Normalidad-crisis-nueva normalidad.

En la visión piagetiana, surgen nuevos esquemas de conocimiento o se reacomodan los existentes cuando se provoca una desequilibración, para lo cual es necesario tender a la equilibración. Según Juan Ignacio Pozo, experto en Psicología del aprendizaje, se produce el aprendizaje cuando hay un desequilibrio o crisis cognitiva.

Llevadas ambas explicaciones a la crisis educativa actual, puede afirmarse que el cierre de escuelas es el evento que causó en la mayoría de los profesores una crisis cognitiva. Las prácticas docentes “normales” fueron insuficientes para generar aprendizaje. En educación básica la figura del “profesor” se desdibujó. Al inicio de la contingencia era inconcebible un buen proceso de enseñanza-aprendizaje sin la presencia física tanto de docentes como de estudiantes.

En la emergencia, el uso de recursos tecnológicos fue la primera respuesta para los actores educativos, desafortunadamente no fue la mejor solución para la mayoría. El programa “Aprende en casa”, a pesar de los esfuerzos del Estado, está siendo insuficiente; aunque vayamos en la tercera temporada, seguirá sin llegar en muchas zonas rurales. Sorprendentemente uno de los recursos que ha funcionado en las comunidades más alejadas y otras no tanto, es WhatsApp. Y otros docentes han recurrido al material impreso que les ha hecho llegar la SEP o que ellos mismos elaboran. Estos datos no son intuiciones mías, consulte en la Web resultados del proyecto “Educar en contingencia”

La incorporación de la tecnología, pasada la urgencia, también es y será insuficiente si los docentes no empezamos a generar nuevos esquemas que pongan “el educando al centro”. Esto es, no habrá nueva ciencia si no aplicamos ese ya antiguo principio constructivista.

Conviene mirar las prácticas de profesoras/es de escultura, pintura, deportes, música, cuya actividad es más difícil de concebir sin la presencialidad porque no dependen de las típicas clases magistrales o centradas en el discurso. Conviene mirar las prácticas docentes en las que hay diseño experiencias de aprendizaje que promuevan autonomía, que tengan por propósito ordenar la mente y no llenarla, aludiendo a la reforma del pensamiento en educación de Edgar Morín. Renovemos nuestras prácticas docentes con principios pedagógicos activos, más allá de la tecnología. Ante esta crisis, nuevos esquemas con principios antiguos pero vigentes, que orienten también nuevos caminos.

*Doctora en Educación por el Programa Interinstitucional Ibero-Iteso en Puebla. Maestra en Calidad de la Educación por la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) e Ingeniera en Alimentos por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– Unidad Iztapalapa. Actualmente es la Coordinadora del Doctorado Interinstitucional en Educación.

Sus comentarios son bienvenidos

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

incendios forestales