Vivo como un fantasma desde que mi hija desapareció: madre de Olivia. Foto: Especial
Vivo como un fantasma desde que mi hija desapareció: madre de Olivia. Foto: Especial
Vivo como un fantasma desde que mi hija desapareció: madre de Olivia. Foto: Especial
Vivo como un fantasma desde que mi hija desapareció: madre de Olivia. Foto: Especial

Tras la desaparición de Olivia Camarillo Viveros, en Tehuacán, la vida de su madre, Oralia, consiste en vivir como un “fantasma de día y noche”, sin respuesta del paradero de su hija a cuatro años, pues la FGE “perdió” las pruebas del caso.

Entrevistada por este medio, la madre de Olivia, de 62 años, comentó que vio a su hija por última vez el martes del 16 de agosto del 2016, a sus 44 años, cuando ambas se encontraron en el mercado: ella, por comprar la comida, y Olivia para sacarle fotografías a una de sus tres hijas, de 15 años, para su inscripción a la secundaria.

Aún mantiene cálidos el abrazo y el beso con los que despidió de ella –un gesto común de Olivia–, sin comprender que esa sería la última vez que se verían.

De acuerdo con lo que su nieta le comunicó, lo siguiente para Olivia fue empezar a cocinar cuando llegaron a su casa, ubicada en el fraccionamiento San Nicolás Tetitzintla, donde habitaba con su marido y sus tres hijas, la menor ya mencionada y otras dos de 20 y 10 años, respectivamente; le comentó que luego de contestar el teléfono, Olivia regresó por su bolsa y salió,

“Dice mi nieta que le dijo: hija, sigue partiendo jitomate. Ahorita regreso. Voy por un pago de un señor que en la mañana fui a buscar y no estaba, pero ya llegó. Su comida de mi hija se quedó en la estufa, el jitomate en la mesa, y ya no regresó”.

Comentó que Olivia trabajaba en una financiera de Tehuacán, llamada Providence, donde una ocasión –según le comentó otra hija, tiempo después– Olivia sufrió un intento de asalto, cuando en compañía de su jefe, acudieron a entregar un préstamo a bordo vehículo recibió un par de balazos.

Vivo como un fantasma desde que mi hija desapareció: madre de Olivia

FGE da por “perdidas” las pruebas

Oralia señaló que desde esa fecha levantaron la denuncia pero, hasta el momento, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha entregado avances de la investigación, como ha sucedido en casos similares.

Incluso, resaltó que tanto ella como otra de sus hijas “anduvieron de casa en casa”, siguiendo la ruta que Olivia siguió rumbo a la ubicación del cliente, solicitando a los vecinos que tenían cámara “el favor” de permitirles el acceso, como parte de la geolocalización que ellas mismas solicitaron.

Indicó que le entregaron los videos a la FGE pero el organismo dio por “perdidas” las pruebas a los 15 días; ante esto, destacan los constantes señalamientos que familiares y abogados han hecho sobre supuestas pérdidas de información en la dependencia por falta de espacios.

“Me siento decepcionada de las autoridades porque en realidad no han hecho el trabajo que deberían de hacer. Deberían ponerse tantito en el lugar de uno. Dicen: nos ponemos en tus zapatos. No, no es cierto. Si te pusieras en mis zapatos, me ayudarías a buscar”, expreso.

La madre, un “fantasma” desde que Olivia desapareció

De pronto, la madre se quiebra en llanto y se pregunta dónde está su hija, jurando que alguien la “levantó”, repudiando al mismo tiempo a las autoridades por actuar “como si no pasara nada” en el caso de los desaparecidos, “cuando a nosotros, como familia, como madres, estamos sufriendo la desaparición de nuestros hijos”.

“Desde que mi hija desapareció, parezco fantasma de día y de noche. Es mentira que con los años pasa el dolor. No es cierto. Es el mismo dolor que cuando mi hija desapareció. No cambia en nada”, dijo con la voz partida.

“Cuatro años de dolor, cuatro años de incertidumbre. Me destruyeron la vida a mí y a mi familia. Mis hijos lloran su dolor a su manera. La gente no se pone la mano en el corazón para destruir a una familia”, comenta como si les dijera a los responsables.

Consideró que la ausencia de Olivia no es tan dolorosa para ella como para sus nietas, quienes se “lastiman” al ver la ropa de su madre, sus zapatos, pues ellas son quienes la “necesitan mucho”.

De acuerdo con cifras de la FGE, en los primeros cuatro meses de este año, el número de víctimas de desaparición creció en Puebla un 4.3 por ciento, con respecto a 2019, con 291 mujeres no encontradas en 58 municipios.

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