Última de tres partes

En la segunda colaboración para el portal Ángulo 7 (https://bit.ly/2Ud9NXc), se demostró que los “argumentos” que presentó la iniciativa de Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV) en su exposición de motivos, no concuerda con lo que ocurre en la realidad. Es totalmente falso, que el paquete tecnológico que derivó de la revolución verde, incluido los híbridos, garanticen que la productividad se mantenga en constante aumento; tampoco están habilitados estos paquetes para lograr la soberanía alimentaria sustentable del país, así como de asegurar la conservación y el aprovechamiento de la biodiversidad, y la creación de empleos bien remunerados que propicien el arraigo al medio rural.

Además, la agricultura comercial, que ocupa menos de una quinta parte del área total agrícola sembrada con maíz en México, genera el 20 por ciento de gases efecto invernadero, que está convirtiendo a la biosfera en un horno que pronto será inhabitable. Asimismo, en el maíz importado de los Estados Unidos de Norteamérica se han encontrado residuos de glifosato, principio activo del herbicida Roundup y de transgenes (https://bit.ly/37ZDzCT) que han tenido serios impactos negativos en la salud de la/os mexicana/os.

Por otra parte, en la exposición de motivos de la LFFPMN se propone: a) declarar al maíz nativo como patrimonio alimentario nacional; b) fomentar el desarrollo sustentable del maíz nativo; c) promover la productividad, competitividad y biodiversidad del maíz nativo, así como las actividades de los productores originarios de maíz nativo; d) establecer los mecanismos de protección al maíz nativo, en cuanto a su producción, comercialización, consumo y diversificación constante. Además de: f) permitir a la población ejercer su derecho a la alimentación en condiciones de no discriminación y a consumir productos derivados del maíz libres de organismos genéticamente modificados, y g) enfrentar el cambio climático mediante su uso racional y equitativo. También, plantea crear el Programa Nacional de Semillas, a cargo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural con la coadyuvancia y supervisión del Consejo Nacional del Maíz (Conam) para, entre otras cuestiones, […] garantizar la productividad, competitividad, sanidad y biodiversidad del maíz y sus productores e) impulsar la investigación y el desarrollo de tecnología necesaria para conservar las características del maíz nativo.

¿Son factibles de alcanzar los anteriores objetivos que plantea la LFFPMN? Sin duda alguna, pero con la condición de que no se separe la semilla de maíz nativo de su forma de manejo, privativo de la agricultura indígena/campesina que produce para el autoconsumo.

El manejo de maiz en la agricultura de autosubsistencia

Desde hace varios milenios, la creación, reproducción y evolución de los maíces nativos no se pueden entender fuera del manejo de la milpa, que es un policultivo o agroecosistema donde distintas variedades de maíz nativo se siembran asociadas, al menos, con frijol y calabaza, junto con múltiples arvenses. Como proceso agroecológico la milpa ensambla, en una misma área, varios “pisos de flora y fauna”, que imitan la biodiversidad funcional que poseen los ecosistemas naturales. Como manejo, en la milpa se entrecruzan y retroalimentan saberes e innovaciones indígenas/campesinas y modernas, así como la praxis indígena/campesina, que producirán bienes alimenticios destinados directamente al consumo familiar y/o comunitario.

Se trata de un diálogo de saberes, donde convergen procesos de diferenciación e integración de componentes (tecnológicos) desigualmente desarrollados en el proceso histórico (https://bit.ly/2v0nT3G), como una expresión concreta del desarrollo contradictorio de la agricultura. En este diálogo, destaca el manejo de la biodiversidad funcional cultivada, que es el saber-praxis indígena/campesino más potente legado por nuestros ancestros.

La milpa consta de una gran cantidad de componentes bióticos y abióticos que son entes individuales, pero que actúan de forma colectiva para reproducir interacciones y sinergias, tanto a nivel horizontal como vertical. Estas sinergias, potencian la fertilidad del suelo mediante el reciclado y retención de nutrientes; igualmente, promueven la conservación de suelos y agua, la captura de nitrógeno, la regulación de plagas y enfermedades, la polinización, etc. A la par, la gran cantidad de plantas que hay en los pisos de plantas y la cohabitación de plantas C4 y C3 que hay en la milpa, aprovechan de forma más eficiente la energía solar, lo que potencia la conversión de compuestos inorgánicos en orgánicos y, además, optimizan la captura de CO2, mitigando la crisis climática que afecta al planeta.

Es decir, los procesos agroecológicos recreados en la milpa, reproducen un agronicho que tiene su matriz en el dialogo de saberes y en un trabajo útil, relevante, cronométrico, creativo e histórico, que induce alianzas, interacciones y sinergias entre los elementos bióticos y abióticos presentes en la milpa. Para Fernando Funes (https://bit.ly/2v6kWOV), cuando los procesos agroecológicos ocurren, se dice que se cumplen los mecanismos de sinergia, lo cual significa que 1 + 1 puede ser = 3, si se logra la integración de los componentes bióticos y abióticos. La unidad adicional (que puede ser mayor) que el autor apunta, nace de la sinergia; es decir, de la red de reciprocidades que se crean cuando cada ser vivo que alberga la biodiversidad, se transforma en una fuerza colectiva, que aparece ante nuestros ojos como una fuerza natural, fortuita, pero que tienen su origen en esas fuerzas particulares que actúan de forma conjunta.

Por ello, la milpa, potencian la eficiencia relativa de la tierra, la resiliencia y la sostenibilidad y puede garantizar la autosuficiencia y soberanía alimentaria en México, sobre todo para los maiceros de autoconsumo, que producen, según ETC (https://bit.ly/39danZv), más del 70 por ciento de alimentos que consume la población mundial.

Para garantizar la eficiencia, productividad, competitividad, sanidad y biodiversidad del maíz y productores de (autoconsumo) como plantea la LFFPMN, es básico impulsar la investigación y el desarrollo de tecnología necesaria para, primero reconocer, y después revalorar y potenciar el manejo de la biodiversidad funcional cultivada que existe en los distintos tipos de milpa que hay en el país y, al mismo tiempo, de los maíces nativos integrados a la misma. Para ello, a diferencia de lo que se cree, es esencial re-indianizar/re-campesinizar el manejo de la milpa mediante la aplicación del diálogo de saberes, propio del enfoque agroecológico porque, en última instancia, los saberes y praxis indígenas/campesina/os, son la fuente de donde ha abrevado, y abreva, esta ciencia joven.

Esto no significa soslayar el uso de tecnologías e insumos derivados de la ciencia moderna, pero sus resultados tienen que ser integrada a la mixtura de seres vivos y no vivos, que alberga la milpa, para poder transfigurar en potencia creadora capaz de garantizar la reproducción de la vida biológica y cultural de la/os indígenas y campesina/os.

Igualmente, la milpa provee a la humanidad otros servicios: gastronómicos y nutricionales, sociales, culturales, estéticos, etc. Por esta razón, el sistema Milpa Maya de la Península de Yucatán, fue registrada ante la FAO (https://bit.ly/2RXq80Q) para ser reconocida como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial.

Por lo expuesto en las tres colaboraciones para Ángulo 7, se puede concluir que no basta con aprobar la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, porque estas semillas forman parte de una comunidad de flora y fauna, todas integradas a una forma de manejo, que se cimienta en el diálogo de saberes y en la construcción de pisos de plantas. Es de este manejo de donde deriva una mayor productividad, resiliencia y sostenibilidad y, por tanto, constituye la base que les ha permitido, y seguirá permitiendo a los indígenas/campesinos mantener una relación armónica con la naturaleza. Sobra decir, que, si los maíces nativos son manejados como monocultivos, no tienen ninguna posibilidad para potenciar los atributos antes mencionados.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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Miguel Ángel Damián Huato es profesor-investigador del Centro de Agroecología del Instituto de Ciencias de la BUAP. Fue Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2011 y es miembro del Sistema Nacional...