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Cae El Marro; oportunismo panista // Guanajuato: 30 años blanquiazules

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que cayó José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, un delincuente que por más de una década operó impunemente en Guanajuato y otras zonas del Bajío (narcotráfico, huachicol, secuestro, extorsión, tráfico de armas y demás gracias), y en ese periodo ninguno de los cuatro gobiernos panistas (uno de ellos sustituto) movió un dedo para capturarlo.

Sin embargo, tras el arresto de El Marro, de inmediato los panistas no sólo se colgaron la medallita, sino que dejaron en un lejano segundo plano la actuación de la autoridad federal, porque gracias al gobierno del estado se dio un gran paso para recuperar la paz en Guanajuato, según el mandatario blanquiazul en turno, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.

Se trata del mismo gobierno del estado que a lo largo de casi tres décadas (con ocho mandatarios panistas al hilo, dos de ellos sustitutos) permitió que en Guanajuato se instalara cómodamente el crimen organizado en todas sus variantes y convirtiera a la entidad en una de las más violentas de la República.

Pero ayer, a la velocidad de la luz, diputados, senadores, dirigencia nacional, integrantes de la secta conocida como GOAN (gobernadores de Acción Nacional, que nada les gusta y todo lo reclaman, pero que en sus respectivas entidades nunca han dado resultados positivos) y militancia en general celebraron la captura de un importante líder de la delincuencia organizada, quien había provocado tanta violencia en el estado de Guanajuato; la seguridad debe ser siempre la prioridad; seguiremos trabajando para regresar la paz a todo México. Y con la cara más dura se quedaron tan tranquilos.

Desde finales de 1991 –a raíz de la concertacesión entre Salinas y los panistas–, Acción Nacional gobierna Guanajuato, y desde entonces ha sido paulatino el deterioro en la seguridad y el crecimiento del crimen organizado, hasta destacar entre los primeros lugares nacionales. Pero hoy celebran su victoria.

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Rojas profecías del cardenal Sandoval

Julio Hernández López en su columna Astillero, publicada en La Jornada de San Luis, indica que sobre el fondo rojo resalta la efigie de Andrés Manuel López Obrador, de corbata y con una expresión severa. A un lado de su figura, justo hacia donde tiende la vista, está en amarillo el símbolo del comunismo, la hoz y el martillo. Es la página siete del Semanario Arquidiocesano de Guadalajara y bajo el título “El comunismo que viene para México” está la firma del autor del artículo: Juan Sandoval Íñiguez, cardenal y arzobispo emérito de Guadalajara, una de las principales figuras de la ultraderecha mexicana.

En la portada de ese órgano “de formación e información católica”, fundado en enero de 1997 por el propio Sandoval Íñiguez, no viene la imagen de López Obrador sino una bandera nacional, en cuyo extremo inferior correspondiente al rojo viene impreso el mismo gráfico del herramental distintivo del comunismo. El subtítulo de esa primera plana reza: “Ante la pasividad de los católicos, en nuestro país pretende implantarse esta ideología que debilita y empobrece a los pueblos con la finalidad de manejarlos” (semanario.com.mx/ ).

En la página siete, el subtítulo insiste en esa nada disfrazada exhortación al activismo contra el actual presidente de México: “Los cristianos nos vemos pasivos ante esta tendencia del gobierno actual”. El primer párrafo tampoco deja nada a la interpretación: “Voy a hablar, con claridad, del socialismo que se está fraguando para nuestro país”, inicia Sandoval Íñiguez (el Semanario es editado por Creator Comunicación, https://bit.ly/39WnOhR que también elabora “El amiguito, ¡tu revista parroquial!”, “La Santa Misa, misal diario” y “Hoja parroquial”).

No es solamente la voz y el tono del más derechista de los jefes católicos en activo lo que distingue a esta entrega del Semanario: El editorial, en la página dos, se titula: “Capitalismo o socialismo”. En la página seis, el presbítero Ernesto Hinojosa Dávalos firma un artículo con el título “Socialismo contra cultura cristiana”, con el subtítulo “Nuestro país parece acercarse a este peligroso camino, los hechos lo atestiguan”. A este texto le acompaña una fotografía de alguna manifestación en la que destaca una cartulina: “Esta es la dictadura que soñaron Chávez y Fidel”.

El platillo fuerte, es decir, el artículo del cardenal Sandoval Íñiguez, lleva una ilustración de Marx y Engels, una adaptación tramposa de manifestantes que llevan letreros con el arreglo gráfico correspondiente a “No + sangre”, cambiado en esta última palabra en rojo por “dictadura”, y la fotografía de un sombrero de charro con la hoz y el martillo encima. El arzobispo emérito asegura que “el gobierno actual nos está conduciendo a un régimen que tiene las siguientes características: 1, Ateo (“el comunismo ateo va contra la religión”); 2, Dueño de los bienes de la nación (“el Estado socialista, de economía y de trabajo no sabe nada, solo produce hambre y miseria”); 3, Dictatorial; y 4, En contra de la familia y de la vida (la ideología de género, “una aberración de las más grandes y más absurda” y, al pretender que se legisle para que los niños escojan su género, se desbarataría “la obra de Dios, impidiendo que se perpetúe la especie, ya que, además, pervierte la institución familiar al fomentar la homosexualidad”.

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