Cartas a Gracia

EL Boletín Nº 53 de la Secretaría de Educación Pública Gracia, da cuenta del inicio de los “diálogos para la construcción de los nuevos planes y programas de estudio para educación básica”, que sostuvieran autoridades educativas federales y un grupo de maestras y maestros, “agentes educativos y lideres de educación comunitaria”; cuestión que permitiría, corroborar el cumplimiento de las etapas marcadas en la ruta presentada por las autoridades educativas -mediante un diagrama- en el que se establecerían tiempos finitos para el “Proceso de construcción colectiva del nuevo plan de estudios”. En el boletín de marras podrían apreciarse algunas diferencias con el documento publicado en junio de 2019 por la Subsecretaría de Educación Básica que, de ser incluidas, enriquecerían el contenido previsto originalmente y los afanes gubernamentales encaminados a incluir -en los nuevos programas de estudio-, tanto temas producto de la coyuntura que vivimos, como de la nueva cultura social que fomenten “la paz y el amor a la patria; así como el valor de la familia en la sociedad”.

Sin embargo, la ruta trazada por la administración federal se encaminaría más a la definición de una política sexenal en materia educativa, que a establecer las bases de la formulación de una política educativa de largo plazo que la nación tanto requiere; aunque muchos de los lineamientos de la reforma 2013-2018, sugeridos por organismos internacionales, continúen vigentes. La administración definiría de entrada, un proyecto de nación (4ª transformación) alternativo “al neoliberalismo” y pretendería sentar las bases para la construcción de una nueva sociedad y de nuevos seres humanos “alejados del mercantilismo” y establecería nuevas relaciones con el personal docente al que le reconocería los aportes de su trabajo. La formación de un nuevo tipo de ciudadana(o) pasaría en las instituciones educativas, por la aplicación de los nuevos planes y programas que lo contemplaran; pero, la ruta es más compleja de lo que parecería para un docente frente a grupo y requeriría, efectivamente de un trabajo colegiado que materializara las aspiraciones transformadoras en las que incidirían las reformas constitucionales aprobadas en 2019; lo mismo que la capacitación que se impartiera entre el 12 y el 16 de agosto del mismo año, a las y los docentes.

Según el diagrama expuesto en la publicación Los Contenidos del Nuevo Acuerdo Educativo, suscrito en junio de 2017 por Gilberto Guevara Niebla, ex Subsecretario de Educación Básica, el “Proceso de construcción colectiva del nuevo plan de estudios” constaría de 6 fases que se desarrollarían entre mayo del 2019 y agosto del 2021; aunque, en educación básica se aplicarían a cabalidad hasta el ciclo escolar 2022-2023. La primer fase se habría desarrollado entre mayo y diciembre del 2019 y en ella se habrían evaluado planes y programas de estudio y definido los elementos emergentes que se les incorporarían. Para marzo de ese mismo año, la SEP tendría una versión preliminar del nuevo currículum, y entre abril y mayo la versión final. El nuevo plan y los nuevos programas se publicarían en el Diario Oficial de la Federación, en julio del 2020. Entre julio del 2020 y el mismo mes del 2021, se desarrollarían “Acciones preparatorias para la puesta en marcha del currículum”, entre las que sobresalen las de difusión y la capacitación del magisterio. En el ciclo escolar 2020-2021, maestras y maestros de preescolar utilizarían un nuevo plan y nuevos programas de estudio en los tres grados, lo mismo que sus homólogos en 1º y 2º de primaria y 1º de secundaria; finalmente, en el ciclo escolar 2022-2023 se emplearían en su totalidad.

En la introducción de Los Contenidos, señala el autor, resaltaría la incorporación de la educación inicial al Artículo 3º Constitucional; la que, como el resto de la educación básica y media superior, adquiriría el carácter de obligatoria para que padres y madre lleven a sus hija(o)s a la escuela bajo la tutela y la responsabilidad del Estado, quien deberá brindar este servicio de manera obligatoria, y determinar planes y programas de estudio; además, entre otras características, la de fomentar “condiciones para disminuir las desigualdades que hoy existen entre las alumnas y los alumnos” y, priorizar el interés de niñas, niños y adolescentes, dotando a la educación de un enfoque humanista, mediante la adopción de estrategias como la de impartir enseñanza basada en el respeto a los derechos humanos, con perspectiva de género y de igualdad sustantiva.

Requieren tiempo Gracia; aunque, cierto, asumen la responsabilidad gubernamental para elaborar la nueva currícula arrogándose la dirección de un proceso de “construcción colectiva”, mediante el inicio de los diálogos apuntados en el primer parágrafo de la carta que te envío este día, 2 de marzo, marcado en la efemérides como el aniversario luctuoso de Josefa Ortiz de Domínguez. Requieren tiempo; pero, van quemando etapas tratando de recuperarlo. Marcos Bucio, sustituto de Guevara Niebla en la titularidad de la Subsecretaría de Educación Básica, lo expresa con claridad Gracia: “El objetivo de estos diálogos es analizar los programas de estudio vigentes para realizar una propuesta en la selección de contenidos”; diálogos que correspondían -y corresponden- a la primer fase de la propuesta presentada en sociedad en junio del 2019 y que concluiría presuntamente en diciembre de ese mismo año. Al finalizar el mes de marzo que iniciara el día de ayer y al que le restan 29 días, debería tenerse ya una versión preliminar del “nuevo currículum” y, a su vez, ser analizada por autoridades educativas, expertos y por el organismo coordinador del Sistema Nacional para la Mejora Continua de la Educación. No obstante y aunque es cierto que “no por mucho madrugar amanece más temprano”, es importante recordar que a la reforma 2013-2018 le ganó el tiempo y nunca pudo mostrar sus pretendidas bondades.

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