Hay cientos de versiones –al interior y al exterior del país— acerca de los factores que propiciaron la liberación del general Cienfuegos.

Creo que la versión del diario estadounidense The Washington Post es la más objetiva, centrada y realista : este medio consideró la desestimación de los cargos en contra del general Salvador Cienfuegos, como “un símbolo de la capacidad del Gobierno de México para jugar duro con Estados Unidos“(22 de noviembre de 2020).

Así define a secas tal medio de comunicación el hecho de referencia. Y nos congratulamos que así haya sido porque se trata del diario más influyente de los Estados Unidos.

Ciertamente The New York Times tiene más peso en la opinión pública norteamericana, pero The Washington Post ejerce, reiteramos, más influencia entre la clase política y la mayoría de los sectores más informados de ese país. No es casual que gracias a él haya estallado el escándalo de Watergate, en los años setenta del siglo pasado, provocando la caída del Presidente Richard Nixon.

A diferencia de otros medios, que propagaron la tesis de que la liberación de Cienfuegos se debió a las amenazas del gobierno mexicano de expulsar a diversos agentes de la DEA, The Washington puso énfasis en el arreglo diplomático, que se condensó en la frase : “Como refleja la decisión de hoy, somos más fuertes cuando trabajamos juntos y respetamos la soberanía de nuestras naciones y sus instituciones. Esta estrecha asociación aumenta la seguridad de los ciudadanos de nuestros dos países ”. Estas palabras fueron pronunciadas por Gertz Manero y William P. Barr, fiscales de México y Estados Unidos, respectivamente.

Véase lo que sostiene el New York Times : ¿Cómo logró México que Estados Unidos retirara las acusaciones al exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos Zepeda? Funcionarios mexicanos amenazaron con expulsar a agentes estadounidenses después de semanas de indignación por el arresto sorpresivo de un general retirado del ejército. Su táctica parece haber funcionado: los cargos fueron retirados. El general Salvador Cienfuegos Zepeda fue arrestado después de una investigación de varios años llamada Operación Padrino, en referencia a lo que los encargados dijeron que era su sobrenombre en el mundo criminal (Vid. The New York Times, nota de Alan Feuer y Natalie Kitroeff, 18 de noviembre de 2020).

Agrega dicho medio que esa percepción alcanzó un momento culmen, el gobierno mexicano o emitió una advertencia sin precedentes a sus contrapartes en Washington: si Estados Unidos no reconsideraba el caso contra Salvador Cienfuegos Zepeda, México consideraría expulsar del país a los agentes antidroga estadounidenses, lo que pondría en riesgo una alianza de décadas que ha servido para llevar a varios narcotraficantes ante la justicia, según tres personas con conocimiento del asunto. La amenaza pareció dar resultado. El miércoles, a pedido del fiscal general de Estados Unidos, William P. Barr, una jueza federal en Brooklyn desechó formalmente los cargos contra Cienfuegos, un general retirado del ejército.

Tales especulaciones son absurdas : nos guste o nos guste reconocerlo, México no tiene el poder (económico, político, social, militar) de presionar a los Estados Unidos de esa forma : empero sí puede, como sucedió, hacerlo a través de una diplomacia sutil e inteligente, que ponga énfasis en el respeto y la cooperación. Tal como lo expresó el senador Menéndez : “La cooperación con el gobierno de México es esencial para proteger nuestra seguridad nacional y esos lazos bilaterales deben construirse en el respeto mutuo a nuestro Estado de derecho y al debido proceso”. En una carta a la jueza federal de Brooklyn, Carol B. Amon, los fiscales dijeron que habían desistido de los cargos debido a “consideraciones sensibles e importantes de política exterior”.

De todos modos, como dijese el ex presidente Calderón, “haiga sido lo que haiga sido”, lo cierto es que hay indicios inequívocos de que la justicia norteamericana no tenía los elementos suficientes para culpar al general Cienfuegos. Esta fue, sin duda, la razón principal de que el fiscal William P. Barr, desestimó formalmente las acusaciones.

Empero, no menos verdad es que el gobierno estadounidense pudo haber aferrado pese a no contar con pruebas suficientes, tal como acostumbra hacerlo.
Mientras tanto, la liberación de Cienfuegos ha sido recibida como un triunfo del gobierno de México.

Si algo se puso en evidencia, es que AMLO no necesita de gritos y declaraciones espectaculares para negociar con el gigante estadounidense : sabe recurrir a la diplomacia y a la inteligencia política.

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