Un abogado externo manda en la Fiscalía de Justicia y el Poder Judicial de Puebla
Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que trivia:
¿Qué personaje oriundo de Chiapas encabeza semana a semana una reunión de evaluación y seguimiento de las auditorías que lleva a cabo la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior del Estado, y de la situación que guardan las denuncias que se elaboran, se han presentado o están por presentarse ante la Fiscalía General del Estado en contra más de una centena de ex servidores públicos de las gestiones de Rafael Moreno Valle, José Antonio Gali Fayad y Guillermo Pacheco Pulido?
Varios tips:
A la mañanera reunión de coordinación que por lo general se realiza los días jueves asisten los titulares de la Fiscalía General del Estado y la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, así como el titular de la Secretaría de la Función Pública, de la Auditoría Superior del Estado y el presidente del Tribunal Superior de Justicia.
En las reuniones el abogado chiapaneco no sólo lleva la voz cantante sino que se asume como el jefe del Fiscal Gilberto Higuera Bernal y el magistrado presidente del Poder Judicial del estado, Héctor Sánchez Sánchez.
Cuando un grupo de poblanos presenció el distanciamiento de AMLO con Aguilar Camín
Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que El problema de fondo del conflicto entre el gobierno federal y Nexos, es que el director de esta revista, el historiador Héctor Aguilar Camín, no acepta haber dejado de ser un intelectual con mucha influencia –y por ende con importantes ingresos económicos– en las altas esferas de la presidencia de la República, tal como lo fue con las administraciones del PRIAN, desde Carlos Salinas de Gortari y hasta la gestión de Enrique Peña Nieto, pasando por los periodos de los panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa. Un grupo de activistas de Puebla, en 2017, constataron como Andrés Manuel López Obrador marcó esta distancia con quien ha sido tal vez el intelectual más orgánico del salinismo.
La historia fue la siguiente:
Previo a la disputa presidencial de 2018, un grupo de activistas de Puebla, algunos de ellos vinculados a la organización Dale la cara al Atoyac, logró una cita con Andrés Manuel López Obrador, en ese entonces líder del Movimiento de Regeneración Nacional, que desplegaba una serie de alianzas para construir el camino con rumbo a la Presidencia de la República.
La cita era en el modesto departamento que López Obrador ha tenido desde que llegó a la Ciudad de México para ser dirigente del PRD, es decir desde finales de los años 90 del siglo pasado.
Que los recibiera en su domicilio era una muestra de confianza y hasta de afecto, interpretaron los poblanos que fueron a buscar al político tabasqueño para explorar la posibilidad de que algunos de ellos fueran candidatos a cargos de elección popular.
Falta la última palabra en Morena
Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que al interior del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador todavía no hay consenso sobre quién podría ser la carta para la dirigencia nacional de Morena.
Es cierto que el diputado federal, Mario Delgado, lleva mano bajo el esquema de la encuesta, muy por encima de Bertha Luján, pero se sabe que sus intereses están con Marcelo Ebrard.
Darle su respaldo implicaría un pre destape del canciller, pero para ello falta mucho por ver.
De ahí que se empiece a impulsar un nombre como “tercero en discordia”, aunque más bien sería para no inclinar y adelantar la sucesión presidencial.
Se trata de Alejandro Encinas, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, ex líder del PRD y subsecretario de Gobernación en este sexenio.
Vender el alma al diablo
Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que “Todos son prescindibles, menos yo”.
Siguiendo al pie de la letra esta máxima, Rafael Moreno Valle ejerció el poder.
De esta manera le dio forma a una muy interesante logística de operación de los más diversos actos de corrupción de los que se benefició económica y políticamente, pero en donde desde el ámbito legal, jurídico y mediático, otros serán los paganos.
Rafael fue muy generoso con ellos: los dejó hacer y deshacer a cambio de una lealtad que tenía que ser a prueba de balas.
Se embarraron, hicieron, deshicieron y actuaron siempre bajo la premisa de cuidarle las espaldas a como diera lugar, al patrón, al amo, al auténtico jefe de la banda.
Manzanilla y el costo de su calentura
Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que fiel a su naturaleza, Fernando Manzanilla reviró —con rabia — las acusaciones del gobernador sobre el uso discrecional de la llamada “partida secreta”. Lo que el diputado federal no midió fue la gravedad de su confesión.
El exsecretario de Gobierno en el sexenio de Rafael Moreno Valle y de Miguel Barbosa, hizo público a través de su cuenta de Twitter un recibo simple con un sello notariado por la entrega de un millón y medio de pesos en efectivo, cuya firma es presuntamente del hoy secretario de Gobernación David Méndez, a quien señaló de haber recibido ese dinero.
No hay que olvidar que en su acusación, el gobernador anunció que el propio David Méndez había presentado una denuncia en contra de 10 funcionarios, por no haber justificado 140 millones de pesos de la llamada “partida secreta”.
Con la presentación de ese recibo, Manzanilla sintió que además de exhibir a su sucesor en la Segob, mostraba que el propio denunciante había sido beneficiario de la famosa “partida secreta”.
Sin embargo, ese mismo documento sellado por una notaría pública de Puerto Escondido, Oaxaca, también podría ser la mayor prueba en su contra, porque ahí se establece que el dinero entregado fue a parar al “Congreso Progresista”, un evento netamente político.
