En juicios por custodia de menores, sistema no ayuda, acusa mamá
Prohibirle ver a su hijo, el castigo a Samantha por rehacer su vida. Foto: asistentelegal.org
En juicios por custodia de menores, sistema no ayuda, acusa mamá
Prohibirle ver a su hijo, el castigo a Samantha por rehacer su vida. Foto: asistentelegal.org

Tras el divorcio en 2018 de Samantha Quiroz con quien era su pareja, acordaron que su único hijo quedaría bajo la custodia del padre, para que ella lo viera mediante visitas, pero este pacto cambió cuando el exesposo se enteró de que la madre de su hijo rehizo su vida.

Con la separación, las cosas marchaban bien; el niño iba a casa de su madre en Puebla, donde ella vivía con su nueva pareja, lo cual desconocía el padre del menor, contó a Ángulo 7 Samantha, vocera de Madres Luchando por Nuestros Hijos.

Cuando su expareja se enteró de la nueva relación sentimental, comenzó el castigo, así que lo primero que hizo fue impedirle ver al niño, argumentando que el menor no la quería ver; fue a partir de febrero de 2019 que le prohibieron las visitas, además de que el niño la señalaba de “hacerle daño a su papá”.

Samantha recordó que, ante la situación, ese mismo mes interpuso una denuncia por sustracción del menor en la Unidad de Víctimas de Violencia Familiar, en la Fiscalía General del Estado (FGE); en marzo la amplió porque, además de no dejarle ver a su hijo, le restringieron las llamadas.

Un mes después, entre complicaciones, intentó verlo cada fin de semana, pero en una de esas visitas el niño le contestó: “sabes qué, no te quiero ver, tú no eres mi madre”. También la acusó de abandono.

Todavía en mayo, cuando cumplió años, Samantha narró que le llevó un regalo, pero en junio ni siquiera pudo contactarlo por teléfono y el padre del menor remató, en julio, con una demanda para quitarle la patria potestad, ante lo que ella contestó con una contrademanda.

“El papá de mi hijo violó la ley desde el primer momento que incumplió con las visitas y convivencias, desacató las órdenes del juez, mintió y me difamó, dañó la salud emocional de mi hijo y lo alejó de su familia materna y nadie hace nada”.

Covid retrasa justicia de por sí lenta

En diciembre, acudió al juzgado, donde su expareja la llamó “borracha” y, sin sustento, la acusó de maltrato al menor; con ello, él argumentó que el menor de edad no quería verla y no, que como su papá no lo dejara verla.

Samantha indicó que la jueza tuvo disposición para que madre e hijo pudieran pasar tiempo, pero en aquel invierno, tampoco pudo comunicarse con su hijo porque el abogado de su exmarido nunca le proporcionó el número telefónico para ponerse de acuerdo.

La demanda familiar lleva un año sin avanzar, al igual que la penal, en la que un juez ordenó mediaciones a las que el padre del menor no asistió; lo mismo en las audiencias. Ante este panorama, la defensa de Samantha solicitó la fuerza para obligarlo a ir, pero los movimientos tuvieron que cancelarse a causa de la pandemia por el Covid-19.

Para ella, su caso está detenido por la burocracia a la que se enfrentan en este tipo de juicios, mientras, el padre ya manipuló al menor. “Ya tiene (el niño) su cerebrito bien trabajado, entonces vemos que no hay medidas alternativas para que vean el interés superior del menor, no se preocupan por los derechos de los niños, que es tener una mamá y un papá, convivir con dos familias. Dejan que el mismo papeleo envuelvan las cosas y que se hagan los procesos muy largos”.

Samantha, al igual que otras 50 mujeres en el país, alzaron la voz mediante Madres Luchando por Nuestros Hijos, para denunciar que su género también es un impedimento para estar con sus hijos, pues el machismo está presente en los juzgados.

“Me han preguntado por qué di la custodia si soy la mamá, a lo que les contesto: porque él es el papá, todos tenemos derechos y obligaciones (…) Él, como hombre, rehizo su vida y ahora vive con su pareja y las hijas de ella, y nadie le cuestiona su moralidad. Es lamentable. Mientras mi hijo vive con su abuela paterna, quien no me permite llamarle, así que no sé de él, ni de su educación, convivencia con otras personas, vida diaria, o de la religión que profesa. Tengo más de año y medio sin ver a mi hijo de 11 años”.

De acuerdo con Natalí Hernández Arias, directora del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social (Cafis), las amenazas de los hombres para quedarse con los hijos en una ruptura de pareja como mecanismo para seguir violentando a las mujeres son muy comunes.

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