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Persisten las licitaciones con dedicatoria en la Dirección de Adquisiciones

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que las licitaciones públicas que realiza la Secretaría de Administración del estado, a cargo de Rosa de la Paz Urtuzuástegui Carrillo, siguen dando de qué hablar, por el inocultable favoritismo hacia algunas empresas licitantes.

Las más recientes irregularidades se han presentado en los concursos para la adquisición de siete mil raciones de alimentos para los internos de los penales de San Miguel, Tepexi de Rodríguez y Ciudad Serdán, así como del Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes (Ciepa) y la Dirección de Medidas Cautelares y Policía Procesal, y el suministro alimentario de frutas y verduras para las casas de asistencia, la Dirección de Alimentación y Desarrollo Comunitario y la Dirección de Fortalecimiento Institucional del Sistema Estatal DIF.

El fallo de la primera licitación, la GESAL-002-117/2020, es un misterio, ya tuvo que haber salido pero como la Secretaría de Administración maneja con discrecionalidad y opacidad estos procedimientos, no se conoce qué empresa ganó finalmente este contrato.

Lo único que sabe es que dos eran las finalistas: Abastos y Distribuidores Institucionales SA de CV, compañía perteneciente al Corporativo Kosmos , y Alimentos con Idea SA de CV , que no hace mucho fue proveedora del Instituto Nacional de Migración (INM) cuando el titular de este organismo era el hoy asesor particular del gobernador Miguel Barbosa en asuntos de seguridad, Ardelio Vargas Fosado.

Por precio, la licitación la tendría que haber ganado la empresa del monopólico Corporativo Kosmos que ofertó sus raciones en 90 millones 997 mil pesos, 13 millones menos que Alimentos con Idea cuya cotización fue de 103 millones 236 mil pesos.

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El populismo manda en la lucha contra la pandemia

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, señala que la más reciente encuesta nacional de Consulta Mitofsky revela parte de los motivos que llevaron a Andrés Manuel López Obrador a priorizar la inversión pública y el asistencialismo por encima de los incentivos fiscales que demanda el sector empresarial en el plan de emergencia económica que presentó el domingo, y que decepcionó a los integrantes de la iniciativa privada.

El presidente no eligió la mejor ruta para el país en medio de la tormenta económica que se avecina, sino aquella que la mayoría de los mexicanos cree que es la correcta y que, por tanto, le permitirá salir de la crisis por la pandemia con menos golpes y abolladuras en su preciada popularidad.

Así, López Obrador apostó por las herramientas políticas de siempre: la demagogia y el populismo, en un claro empeño por mantener el respaldo social de las clases más desfavorecidas del país, que son las más.

En lugar de irse por la aprobación de un paquete fiscal que contribuyera a la preservación de los empleos formales y evitara el inminente cierre de empresas, como han hecho mandatarios de otras naciones en el mundo, el tabasqueño prefirió convertirse en el gran dador de recursos públicos para ayudar, de manera directa y casi personal, a través del ejército de operadores con que cuenta el gobierno de la república, a los más pobres.

El remedio elegido por López Obrador funcionará solo como un paliativo, pero, ante el desconocimiento de las masas, que aún cargan en la memoria décadas de abusos de la clase gobernante anterior a Morena y adoran los recursos retóricos del presidente, le servirá para seguir diciendo al pueblo lo que quiere oír, puras noticias optimistas, aunque sean falsas.

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Nos mienten, yo los acuso

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, indica que en el día veinticinco de mi autoconfinamiento, la Universidad de la Cuarentena me ha entregado el grado de Doctor en Epidemiología graduado con honores.

Desde esa alta cima, me siento con el derecho que me da la autoridad del intelecto para criticar la sarta de mentiras de mi homólogo Hugo López-Gatell, a quien yo acuso de mentirle a los mexicanos de forma obscena.

Aquí van mis argumentos, de Doctor en Epidemiologia a Doctor en Epidemiologia.

Hugo López-Gatell, en entrevista con el corresponsal de The Economist, reconoce que el Gobierno federal no tiene el número real de contagios positivos. Que sus datos son estimaciones provenientes del Programa Centinela que sólo hace análisis a uno de cada diez mexicanos.

Es decir, que todas las cifras que se planta a decir en su conferencia de prensa de las 7 pm son pura basura.

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