Todo lo que ha ocurrido en torno de los partidos y sus candidatos en Puebla, es el ejercicio más serio y quizá profundo sobre la recomposición de la clase política local.

Aflora un alto interés de puesta en valor de los grupos locales que, a través de la decantación, en algunos casos histórica, van reordenándose, formándose en torno de nuevos liderazgos a fin de no ayudar a la desintegración.

La llegada de Guillermo Pacheco Pulido al gobierno interino fue la primera manifestación de este rumbo que la sociedad y los líderes políticos quisieron imprimirle al nuevo escenario de Puebla.

Los nombres de quienes integraron el gabinete son la segunda manifestación que se realiza respecto a sumar todos para no desintegrarse, el riesgo de una catástrofe política estuvo al borde debido a la presencia de jefes políticos no identificados con los poblanos.

Sin duda los hechos son en relación directa al descabezamiento que hizo el morenovallismo de la clase política tradicional. Los líderes locales fueron anulados, aniquilados y perseguidos, en todos los órdenes. La formación de una nueva élite más a modo del gobierno pasado mantuvo el sello del oropel y el centralismo en la figura del gobernador por sobre todas las cosas para estar a tono con las ambiciones personales del mandatario.

Quizá ahora extrañe a algunos observadores esta recomposición de la clase política, la reagrupación está siendo fomentada desde los andamios del pasado, esos que funcionaron frente la invasión de los políticos nacionales, esos que defendieron la plaza local frente a las imposiciones del centro.

Y en medio de todo esto, la reagrupación no tiene vetos ideológicos, lo único que se hace necesario para pertenecer es querer ayudar a cambiar, a poner orden, a fomentar la política.

Quizá esas sean las mejores intenciones.

Pero también, quizá, afloren otras, esas que no responden al escrúpulo, sino al interés y a la necesidad de mantenerse dentro del poder para seguir gozando del privilegio de ejercerlo.

Las elecciones están en puerta. Los candidatos responden a tres grandes sectores de la sociedad y enfrentarán el juicio de los electores.

Desde la tribuna se observa en algunos casos improvisación, en otros la mano de la inexperiencia y en algunos más la organización perfecta para ganar.

Sea como sea, los momios favorecen a Luis Miguel Barbosa, es quien mejor entiende esta nueva recomposición de la clase política, quizá por eso las campañas negras en su contra, quizá por eso la desobediencia de Alejandro Armenta y el pataelo de quienes se quedaron colgados de la brocha.

¿Se imagina usted cuántos negocios se quedaron truncados? Muchos y muy productivos, que en el nuevo escenario quedarán totalmente desprotegidos.

Un claro ejemplo se vivió este fin de semana. Trabajadores del Estado empezaron a construir el escenario, el templete, para el desfile del Cinco de Mayo en una clarísima alusión a que los tiempos del dispendio, del oropel y el reflector personalista han terminado. El desfile vuelve a sus orígenes y dejará de ser negocio de una o dos personas ligadas a las empresas productoras que se llevaban una tajada millonaria en aras del protagonismo del gobernador.

O por lo menos, así me lo parece.

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Video en: https://youtu.be/1tBx9VZ3SfA

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