La 4T poblana se hace como el Tío Lolo con la corrupción y el nepotismo en el Cecyte
Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que la Secretaría de la Función Pública se está viendo lenta, pero muy lenta, para investigar la existencia de más de medio centenar de aviadores en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Puebla (Cecyte), a cargo de Carlos Ignacio Mier Bañuelos.
Da la impresión que esta Secretaría le está dando al hijo del diputado federal Ignacio Mier Velasco todas las facilidades para que pueda justificar que sus aviadores no lo son y sí tienen trabajo o comisiones que atender fuera de las oficinas a las cuales se encuentran adscritos.
Lo que Nachito Mier junior no podrá justificar es el nepotismo en que incurrió al contratar con las plazas que tienen los salarios más altos a familiares suyos, que no laboran en el Cecyte sino haciendo trabajo político en la región de Tecamachalco, Quecholac y Tlacotepec.
Entre ellos a Alma Lucero Valladares Castro, con plaza de coordinadora académica e ingresos brutos de más de 30 mil pesos mensuales, que es esposa de su primo Alfonso Beltrán Bañuelos; Ernesto Miguel Beltrán Espinoza, quien cobra como subdirector de plantel C más de 35 mil pesos y es padre de su primo hermano; y Héctor Armando Hernández Rebollar, quien también es primo del director general del Cecyte.
Otros aviadores de lujo, que también cobran en el Colegio, aunque en realidad sólo hacen trabajo político para el aspirante a presidente municipal de Tecamachalco son Emilio César Menéndez Osorio, que tiene plaza de subdirector de plantel C y un salario de más de 35 mil pesos mensuales; José Juan Gómez Luis, con plaza de supervisor y salario de 13 mil pesos; Paulo Villafañe Cuenca, con plaza de coordinador académico y salario de 30 mil pesos; y Gloria Minerva Rebollar, adscrita al plantel de Tlacotepec, pero que sólo se presenta una vez a la semana a laborar, por ser prima del director general.
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La fuga de Esparza y su zalamero incondicional al quite
Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, indica que radio Pasillo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) informa que desde Brasil, a donde viajó el rectorcito Esparza para vacacionar con viáticos al usar, otra vez, el pretexto de una gira académica, se diseña el plan de escape ante el alud de auditorías, denuncias y pleitos legales que enfrentará el próximo año y que se van a agravar ante la fiscalización sin complacencias de la ASE.
El rectorcito Esparza ya se plantea, dice, dejar la rectoría en el primer trimestre del 2020 con dos efectos: uno, preparar su sucesión con garantías al dejar a un incondicional avalado por el Consejo Universitario, y dos, que ese incondicional se encargue de enfrentar las consecuencias de sus excesos financieros.
¿Pero quién va a ser tan estúpido de sentarse en una silla que arde?
El rectorcito Esparza tenía en primera línea al tesorero Óscar Gilbón Rosete, pero no hay forma en que no sea arrastrado por el escándalo Lobos con todas sus consecuencias legales. Gilbón transfirió los 466 millones de pesos pasando por alto que al mismo tiempo era beneficiario al ser asociado de Lobos BUAP AC como persona física. Su conflicto de interés es gravísimo y si no actúa de forma inteligente va a acompañar a Esparza en la misma celda.
En el mejor de los mundos, Esparza quisiera dejar a su mujer, Isabel Hermoso, pero no hay forma posible de cumplir con los requisitos de la Ley Orgánica Universitaria. Una cosa es que sea jefa de Oficina y otra que pueda ser rectora.
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