La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) redujo la proyección de crecimiento para México de 2 por ciento en 2018 a 1.6 por ciento para este año, y lo fijó en 2 por ciento en 2020, ante un escenario de desaceleración mundial.
Lo anterior, según su Estudio Económico de México, que fue presentado este jueves en la Ciudad de México por José Angel Gurría Treviño, secretario general de esa organización, y Carlos Urzúa Macías, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Gurría Treviño alertó que la situación financiera de Pemex y su endeudamiento son un riesgo para la estabilidad de la economía mexicana y urgió a resolver ese tema, para lo cual propuso hacer nuevas reformas para infundir confianza, así como crear un organismo anticorrupción especializado e independiente, optimizar la calidad institucional, entre otras acciones.
Destacó que el gobierno podría utilizar recursos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios para apoyar a la petrolera, sobre todo en cuanto a los vencimientos de deuda, y así reduciría su adeudo en unos 15 mil millones de dólares, mandando una señal positiva a los inversionistas.
Urge establecer nueva estrategia
Gurría Treviño comentó que la economía mexicana se ha desempeñado bien, pero ahora afronta una economía mundial en proceso de desaceleración y las crecientes tensiones comerciales que entrañan el riesgo de afectar la exportación, la inversión por parte del sector privado y las cadenas globales de valor, así como “importantes retos estructurales en el interior del país”.
Tras analizar los vínculos entre el bajo nivel de vida y el estancamiento de la productividad, el deficiente rendimiento educativo, el débil Estado de derecho, los obstáculos a la competencia y la informalidad generalizada, el reporte urgió a establecer una nueva estrategia para estimular el crecimiento y reducir los altos niveles de pobreza y desigualdad.
Planteó la necesidad de resolver la cada vez mayor brecha entre la economía más moderna y productiva del norte y el centro del país, así como la más tradicional del sur; además, examina de qué manera la aplicación de las recientes reformas, mejoras institucionales y cambios al sistema tributario y de transferencias puede contribuir mejor a un crecimiento más sostenido.
En el estudio, se sugiere que haya una nueva reforma fiscal para mejorar la recaudación, limitar la evasión y garantizar el financiamiento de la inversión en infraestructura, reducir las exenciones y eliminar las tasas reducidas, “al tiempo que se compensa a los hogares de bajos ingresos con subsidios focalizados”.
También, añadir una mayor progresividad al sistema del impuesto sobre la renta a las personas físicas, al implementar un umbral de ingresos más bajo para la tasa máxima, recortar más las deducciones fiscales y hacer un mejor uso de los impuestos prediales.
Pidió implantar reformas para disminuir la persistente alta informalidad en México, así como reorientar el gasto educativo a la enseñanza de la primera infancia, preescolar, primaria y secundaria, y “redoblar esfuerzos para aumentar la capacidad de las escuelas en zonas pobres y apoyar a los estudiantes de entornos desfavorecidos”.
Propuso que integrar las cuestiones medioambientales y de gobierno metropolitano en la formulación de políticas puede mejorar los resultados económicos, además de reformar la gobernanza de las zonas conurbadas para planificar el uso de suelo, el transporte público y la vivienda de manera integrada, así como impulsar la productividad y reducir los congestionamientos y la contaminación atmosférica.
De acuerdo con el más reciente Estudio Económico de México de la OCDE, es necesaria una nueva estrategia para impulsar el crecimiento, reducir los altos niveles de pobreza y desigualdad y mejorar el bienestar de todos los mexicanos. https://t.co/JTZY5ZI28r #Mexico 🇲🇽
— OCDE ➡️ Mejores Políticas para una Vida Mejor (@ocdeenespanol) May 2, 2019
Fuente: Proceso
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
