Durante los primeros minutos del 2019, alrededor de 150 inmigrantes centroamericanos intentaron ingresar de manera ilegal a Estados Unidos, lo que causó un enfrentamiento con agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) y de la Patrulla Fronteriza.
Ante el despliegue que se realizó, un promedio de 45 migrantes retornaron a territorio mexicano, desde donde comenzaron a lanzarles piedras, informaron las autoridades estadunidenses mediante un comunicado de prensa.
Un fotógrafo de The Associated Press fue testigo de, al menos, tres descargas de gas lanzadas hacia el lado mexicano de la frontera cerca de la playa. Esto afectó a los migrantes, incluidos mujeres y niños, así como a miembros de la prensa, aunque el comunicado señaló que los agentes tuvieron que hacer uso para persuadirlos de gases lacrimógenos.
En un punto el comunicado, un tanto confuso, menciona que varios jóvenes se apostaron sobre la malla fronteriza, colocando chamarras y mantas gruesas en el alambre de púas.
En el grupo había niños pequeños que fueron colocados sobre la cerca para intentarlos cruzar, pero ante las agresiones con piedras, los agentes no podían ayudarlos.
Asegura el CBP que los gases lacrimógenos fueron dirigidos en todo momento al grupo de personas que estaban lanzando las piedras a los oficiales, nunca a los migrantes que intentaban cruzar la frontera en un área separada, dijo la agencia.
Finalmente fueron persuadidos con los gases y los migrantes retornaron a México.
En el evento solamente fueron detenidos 25 personas, incluidos dos adolescentes.
Fuente: Uniradioinforma/El Nuevo Día
