Juan Carlos Pinacho Cruz, titular de la Dirección de Acompañamiento Universitario (DAU) de la BUAP, aseguró que la instancia a su cargo mantiene una postura que promueve la reflexión y el respeto ante la discriminación por sexo, género o preferencia sexual.
Al respecto, la DAU nombró “Programa de Atención a la Igualdad” al esquema que era “de Grupos Vulnerables”, el cual se encarga de llevar un seguimiento académico personalizado de los alumnos de la comunidad LGBT+, con alguna discapacidad, de pueblos originarios o en situación de maternidad o paternidad soltera.
En el marco del Día Internacional de la Diversidad Sexual, Abel Lozano Hernández, maestro en Antropología Social por la ENAH, señaló que cada 28 de julio, como parte de la celebración del Orgullo LGBT+, se realiza una marcha en distintos puntos del país con un carácter festivo, que encierra una connotación política.
Quetzali Bautista Moreno, académica del Colegio de Antropología Social (CAS) de la BUAP afirmó que en estas manifestaciones el cuerpo se vuelve una herramienta de protesta para la diversidad sexual, una reivindicación del derecho a existir y ocupar un espacio público.
Recordó que, el 26 de julio 1978, en México se conformó el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, y apareció el primer contingente mixto con 30 personas autodenominándose homosexuales, quienes supuestamente utilizaron el lema y la consigna: “lo personal es político” y “no hay libertad política si no hay libertad sexual”.
Marcha es una exigencia de vida: experto
Manuel Méndez Tapia, doctor en Ciencias con la especialidad de Investigaciones Educativas por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) explicó que la marcha “es la posibilidad de reconciliarse consigo mismo, de recordarse a sí mismo, una exigencia de vida. Y en todo esto siempre está el cuerpo”.
En su libro “Decidir sobre el propio cuerpo”, Adriana Fuentes Ponce, profesora del posgrado en Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), documentó el camino del movimiento lésbico en el país, el cual formó una mancuerna poco visibilizada con el feminismo, afirmó.
Informó que el trabajo conjunto de los movimientos lésbico y feminista se caracterizó por la formación de redes colectivas a nivel local, nacional e internacional, que problematizó la sexualidad como un eje mediante el cual se regula a hombres y mujeres.
Señaló que, aunque en el ámbito médico no se considera a la homosexualidad como una enfermedad, las lesbianas, “se siguen considerando mujeres no tan mujeres, mujeres raras, mujeres que seguramente sufrieron durante su infancia una agresión sexual que las llevó a despreciar a los hombres”.
Cabe recordar que el número 53 de Christopher Street, en Greenwich Village, Nueva York, el 28 de junio de 1969, fue el escenario de una redada policiaca que se convirtió en el inicio del movimiento de liberación homosexual en Estados Unidos, por lo que cada año se celebra en esa fecha el Día Internacional de la Diversidad Sexual.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
