Gran revuelo generó en todo México que la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobara que policías realicen revisiones a personas y vehículos sin orden, en casos de sospecha razonable; además de validar la detención en flagrancia por delitos que requieran denuncia. Este tema fue subido a la máxima instancia legal en México por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el resultado fue un gran espaldarazo para el Servicio Policial.
Luis María Aguilar Morales, presidente de la Corte, dijo que en el Código Nacional de Procedimientos Penales se establece una inspección de personas “superficial o leve”, que consiste en la exploración de la superficie del cuerpo bajo la ropa, para buscar objetos adheridos al cuerpo. Aunque, “no se puede soslayar que la revisión corporal, aun cuando sea superficial, pudiera incidir en un amplio espectro de los derechos humanos, tales como el derecho a la intimidad, a la libertad ambulatoria, y por supuesto a la dignidad humana”, añadió. Aguilar Morales subrayó que las normas cuestionadas persiguen un fin constitucionalmente imperioso, pues buscan proteger los derechos humanos de la colectividad por razones de seguridad jurídica (bien bajado ese balón).
Por mayoría de votos, el pleno de la Corte avaló el proyecto del ministro Javier Laynez Potisek, quien propuso declarar infundados los argumentos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, misma que pidió anular diversos artículos del CNPP. Los artículos impugnados por la CNDH, relacionados con la revisión de personas y vehículos sin orden judicial, son el 132, fracción VII, 147, tercer párrafo, 251, fracciones III y V, 266 y 268.
La CNDH sostenía que los preceptos transgreden los derechos a la libertad personal y de tránsito, seguridad jurídica, privacidad y vida privada, integridad personal y de no injerencias arbitrarias, así como los principios de legalidad y de certeza jurídica. La mayoría de los ministros coincidió que las inspecciones constituyen controles preventivos provisionales que se encuentran autorizados no sólo en la prevención y persecución de delitos, sino también en su investigación y por lo tanto, se reconoce la validez constitucional. El pleno también avaló por unanimidad el artículo 148 del CNPP que establece la detención en flagrancia por delitos que requieran querella (mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad de ver que por fin entiendan que si no fortalecen el servicio policial el sistema oral adversarial no funcionará).
La CNDH alegó que el artículo 148, viola los principios pro persona, de presunción de inocencia y de legalidad, las formalidades esenciales del procedimiento y los derechos de seguridad jurídica y a la libertad personal. En el proyecto de Laynez se detalla que la CNDH parte de un entendimiento equivocado de la forma y circunstancias en que se verifican las detenciones en flagrancia y, por tanto, se estima que es infundado el concepto de violación esgrimido, porque la Constitución Federal no distingue en forma alguna qué tipo o clase de delitos están cubiertos bajo la excepción de detención por flagrancia. Es una pena que la CNDH no entienda que los Agentes Policiales también son humanos, si, aunque ustedes señores de la CNDH no lo vean, debajo del uniforme hay un ser humano, que tiene el derecho a resguardar su vida, su integridad física, así como la de los integrantes de la comunidad. Es cierto que ha habido casos donde ha habido excesos y no sería serio el no mencionarlo, pero cada vez son menos (créanlo o no) y la realidad actual del país nos ha enseñado a base de duros golpes que no existe un estándar de “sospechso”, es imperante el capacitar a los Servidores Públicos a detectar esas “Sospechas Razonables” para reducir al mínimo las posibles molestias a la sociedad. Pero con el nivel de violencia y delincuencia actual, “el horno no está para bollos”.
Sé que muchas personas pegarán el grito en el cielo pero eso se debe a dos factores 1) No sabes realmente nada de la labor policial mas que de habladas o 2) no andan por buenos pasos, así que celebro esta gran victoria en aras de resguardar la vida e integridad de nuestros policías así como de la sociedad que resguarda.
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