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¿Otra vez Andrés Manuel?

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ha perfilado una nueva forma de enfrentar al crimen organizado. No será con amor y paz ni con persuasión para que los criminales y los jefes de los cárteles de las drogas mexicanos, que hace tiempo son trasnacionales y están considerados entre las mafias más poderosas del mundo, sino con algo extraordinariamente inusual: que las Fuerzas Armadas combatan a los criminales sin usar la fuerza. Su nueva propuesta es, por decir lo menos, controvertida.

López Obrador anunció el sábado en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, símbolo de la represión desde hace medio siglo, que presentará una iniciativa para crear una Guardia Civil, integrada por el Ejército, la Marina y la Policía Federal. “La propuesta es que las Fuerzas Armadas actúen como un ejército de paz”, dijo. “Tendrán que ayudarnos sin el uso de la fuerza para garantizar la seguridad interior y ayudar a que haya seguridad pública. Tenemos un grave problema de inseguridad y de violencia en el país, y vamos a buscar la manera de enfrentarlo sin el uso de la fuerza. Vamos a atender las causas que han originado la violencia en México. Estoy seguro que si hay trabajo, si hay bienestar, si se atiende a los jóvenes, vamos a lograr la paz y la tranquilidad en nuestro país”. La Guardia Civil es el nuevo nombre para lo que propuso hace tiempo como Guardia Nacional, desechada en agosto por el futuro secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, por la complejidad de las reformas constitucionales que tendrían que hacerse para desaparecer a las Fuerzas Armadas y convertirlas en un nuevo ente. El tema parecía zanjado tras la visita del presidente electo a los secretarios de la Defensa y de la Marina, pero el sábado López Obrador volvió a su idea original de desaparecer a las Fuerzas Armadas.

No se sabe el porqué de su insistencia de desaparecer a las Fuerzas Armadas y de quitarles su armamento, pero lo tiene en la cabeza de manera fija y clara, y no distingue entre la responsabilidad de mantener la seguridad nacional, la de la seguridad interna y la de seguridad pública. Para el presidente electo, todo es lo mismo, sometido a un mando donde la jerarquía castrense se difumine, y debe ser sin armas. En su discurso del sábado dio una muestra de ello. Si hubiera una invasión, dijo, todos los mexicanos saldrían a defender a la patria. Dicho de otra forma, las Fuerzas Armadas no son una condición sine qua non para mantener la soberanía nacional.

La propuesta de López Obrador es reduccionista. Crear condiciones sociales y económicas para dar trabajo y atender a los jóvenes es parte del problema, pero no su solución integral. Podrá haber, en el mejor de los casos, una disminución de jóvenes reclutados por el narcotráfico, pero el fenómeno no desaparecerá. El narcotráfico es un negocio y no va a dejar de serlo por los altísimos márgenes de utilidad. Parte de los recursos que obtienen los utilizan para la compra de armamento, cada vez más poderoso y sofisticado para enfrentar la capacidad de fuego de las Fuerzas Armadas y desafiar al Estado mexicano.

Pedirle a las Fuerzas Armadas que asuman las tareas de seguridad pública sin armas, es tanto como entregar a soldados y marinos al crimen organizado. Las armas son un disuasivo, y la distorsión mexicana en materia de uso de la fuerza no puede ser resuelta mediante el desarme. Un tema es el abuso de la fuerza y las violaciones a los derechos humanos, que tienen que atajarse y castigarse, y otro regalar el país al poderío bélico que tienen los cárteles de la droga. Si el presidente electo cree que esa es la solución al problema de la inseguridad, se equivoca. La ecuación que plantea es permitir que los cárteles de las drogas sigan haciendo su negocio, con todo lo que ello implica en México, a cambio de que sean ellos los que se hagan cargo de la seguridad. No los toca nadie a cambio de que no toquen a nadie. Entre eso y caminar hacia la creación de un narcoestado no hay diferencia.

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A prueba el “amor y paz” de Morena

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, indica que hoy se verá si el “amor y paz” que ha prometido el gobierno de la cuarta transformación es verdad o puro discurso. En el estado de Morelos, el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco se convertirá en el primer gobernador de Morena en llegar al poder bajo los colores del movimiento que fundó el actual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. La inquietud que hay es si la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky asistirá a la toma de posesión de Blanco luego de que ambos protagonizaron un fuerte choque en pasadas semanas que los llevó a hacerse serias descalificaciones. Doña Yeidckol tiene anunciada hoy una conferencia de prensa para abordar el caso de la elección en Puebla. ¿Dejará solo al gobernador Blanco?

Arranca el registro de becas de AMLO

Nos dicen que este lunes comenzará un censo casa por casa por parte del equipo de transición del presidente electo Andrés Manuel López Obrador para registrar a los jóvenes en los programas para becas y empleo. Según el equipo de AMLO la idea es conocer el número de jóvenes que estudian y cuántos no lo hacen, y si son “ninis” (no estudian ni trabajan). Así, se tendrá un parámetro de las becas que deberán entregarse a estudiantes de preparatoria y de universidad, además de tratar de incluir en una bolsa de trabajo a aquellos que están desempleados.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que en el Senado meterán el acelerador a la revisión del Tratado de Libre Comercio para tenerlo listo a más tardar en 60 días, pero no le podrán tocar ni una coma, porque la Cámara alta posee facultades limitadas.

Anoche, el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, se mostró generoso con los negociadores, a quienes agradeció su empeño, y eso ruborizó a Juan Carlos Baker, subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.

Que en pasillos del gobierno federal aseguran estar contentos por lo conseguido en el caso del ex gobernador de Veracruz Javier Duarte, quien se declaró culpable de los delitos de lavado de dinero y asociación delictuosa.

Pese a las muchas reacciones cuestionando los nueve años de prisión dictados por un juez, y que se pueden reducir a la mitad, se olvida, según cuentan, que estos criterios los establece el nuevo Sistema de Justicia Penal, el mismo que muchos de los críticos de ahora impulsaron.

Que ayer domingo arribaron por aire los primeros 690 policías militares, 150 por tierra, además de tráileres con equipamiento, a la ciudad militar que inaugurará mañana el presidente Enrique Peña Nieto en Cancún, Quintana Roo.

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