Columnistas-NahirGonzalez

Los medios de comunicación han causado gran impacto a lo largo de la historia en los diversos sectores de la sociedad, han alcanzado a todo tipo de individuos y abarcado casi todos los lugares, desde comunidades urbanas hasta rurales. Los efectos sociales que los mass-media han traído consigo, han sido tanto positivos como negativos, ya que por el frecuente mal uso que se les ha dado a estos instrumentos -por parte de los propietarios y por parte de los consumidores-, en muchas ocasiones su papel ha resultado nocivo, especialmente para la educación y desarrollo de los niños.

En la actualidad existen 2 medios predominantes que fungen como importantes elementos en la vida de los infantes: internet y televisión. El papel de estos medios como vehículos de socialización resulta relevante, pues ambos transmiten patrones culturales y pautas de comportamiento que ocultamente indican a los niños normas de convivencia social, aunque éstas no resulten ser del todo positivas.

La televisión es un agente formador que se infiltra en el hogar, apelando a las emociones, utilizando un lenguaje accesible y asumiendo el maquillaje del espectáculo; hechos que facilitan el apoderamiento de la mente humana. Su comprensión no requiere de talentos, destrezas, ni habilidades especiales; ni siquiera exige esfuerzo o concentración y además, logra pasar por alto el control de los padres.

En el caso de internet, es un medio de comunicación muy libre –dentro de la medida en la que el poder lo permite- en el que existe una desmesurada cantidad de información de todo tipo, la cual normalmente no se halla controlada ni verificada; por lo que en muchas ocasiones, dentro de esta red, circulan datos poco fidedignos o hechos falsos, e incluso cuestiones que probablemente los niños no estarían en edad de saber. Este medio también propicia situaciones de alto riesgo para los pequeños, pues en varios sitios se posibilita la interacción con desconocidos, por tanto, los infantes pueden llegar a ser objeto de engaños, ataques o delitos; al estar en contacto con personas mal intencionadas, a través de redes sociales o sitios similares.

Es innegable que los niños contemporáneos son grandes consumidores de televisión e internet, por lo menos en sectores urbanos; esto resulta notable al observar actitudes abiertas y curiosas por parte de ellos en lo referente a aspectos de los cuales a temprana edad -en su mayoría- sólo se puede tener conocimiento a través de los medios de comunicación, tales como: noticias, artistas, modas, sexo, adicciones, espectáculos en general y desafortunadamente, muchos hechos violentos. A causa de los mencionados elementos, los infantes conocen el mundo y es por ello que desean adentrar su vida real al panorama que éstos les presentan.

Cuando los niños conocen otro universo a través de los medios de comunicación, su misma naturaleza los lleva a tratar de conocerlo tanto como a sí mismos. Por ejemplo, en el caso de internet, los pequeños comparten sus sentimientos a través de la simpatía o empatía generada hacia otros individuos en redes sociales, sin importar quiénes sean ellos. Los infantes se comunican con otras personas buscando que sus ideas y sentimientos sean comunes, lo cual les produce satisfacción en el momento, pero en muchas ocasiones los hace víctimas de engaños y peligros.

Tanto televisión como internet son medios que educan a los niños paulatinamente sin que nadie se dé cuenta. Si los padres no se hallan pendientes respecto a lo que los pequeños consumen de estos medios, no pueden ejercer control sobre lo que se les está enseñando e inculcando a sus hijos; como consecuencia, los infantes aprenden acorde a la información que reciben a través de estos instrumentos, conjuntamente, buscan imitar los modelos de comportamiento que en ellos se les exhiben, sin importar lo negativos que éstos puedan resultar para sus vidas.

La televisión y el internet tienen una fuerte incidencia en la vida de los niños, abarcando todos sus ámbitos. El mal uso de estos medios trae consecuencias graves que afectan el comportamiento y la conducta de los pequeños, este hecho puede producir ciertos efectos negativos en ellos, como: poseer un repertorio más reducido de ideas, dejar de pensar por sí mismos y suplir el desarrollo del intelecto por ciertos patrones que con el paso del tiempo terminan por regir su vida, generar malos hábitos en diversos aspectos de su existencia por imitación de lo aprendido en los medios, y por supuesto, el fomento de la violencia en la vida cotidiana.

Según varios teóricos, existe una asociación directa entre la exposición habitual a contenidos violentos y las conductas infantiles agresivas. La violencia suele transformarse en una compañera habitual, en una forma normal de convivencia. Para los pequeños es algo totalmente común vivir así, los sucesos de este tipo ya no les causan ningún miedo ni les parecen extraños o fuera de lo ordinario, sino todo lo contrario; les son muy familiares, pues están muy acostumbrados a presenciar episodios de este tipo a través de los medios de comunicación, por lo cual no les asombra ver uno más o uno menos de éstos. Por otro lado, resulta evidente que los niños expuestos largas horas a los mass-media suelen participar menos en juegos que les ayuden a cultivar la capacidad para idear soluciones creativas a los problemas de su diario vivir, ya que debido a la influencia de los medios, limitan sus pensamientos y hasta sus sentimientos, puesto que al estar ellos en contacto con tantas cosas desagradables, terminan por volverse insensibles y mofarse de todo lo que sucede a su alrededor.

Es imperante que los padres de familia estén atentos al uso que los niños hacen de los medios masivos de comunicación, ya que ellos se encuentran en una etapa sumamente difícil en la que no pueden desarrollar un criterio adecuado respecto a los contenidos comunicativos a los que están expuestos constantemente. Es responsabilidad de los mayores verificar y promover el uso responsable y positivo de la televisión y el internet en el ámbito infantil, esa será la única manera de retomar los valores perdidos y de fomentar un sano crecimiento mental en los pequeños, que como consecuencia traerá una favorable convivencia social tanto en el presente como en el futuro.

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