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2018, el ‘costo’ Aurelio (I)

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, indica que el viernes pasado el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, fue llamado una vez más a Los Pinos. El presidente Enrique Peña Nieto le iba a reiterar que la lucha por la gubernatura de su estado se haría con una alianza PRI y Partido Verde, y que el candidato sería el senador priista Roberto Albores Gleason. Una semana antes le había dicho lo mismo, pero la ratificación obedeció a todo lo que secretamente sucedió en los corrillos palaciegos durante los últimos días. La locura chiapaneca se podría resumir, gráficamente, de la siguiente manera:

El lunes pasado por la mañana, la nominación estaba lista para Albores Gleason; por la noche, ya había cambiado la decisión y se inclinaba por el senador verde Luis Armando Melgar, quien tenía tres veces menos negativos que el priista y más posibilidades de crecer, según las encuestas manejadas por los aspirantes. El martes, Melgar había sido desbancado nuevamente y surgido, otra vez, Albores Gleason. El miércoles, ante la creciente oposición a él, se propuso que la candidatura se decidiera mediante una encuesta, pero la militancia verde en Chiapas rechazó la idea porque el priista era intransitable para ellos. El jueves, Albores Gleason se convirtió en el virtual candidato de la alianza.

La esquizofrenia fue producto de las presiones y caprichos en el entorno del presidente. Peña Nieto veía originalmente bien la candidatura de Melgar, y lo mismo el precandidato a la presidencia del partido en el poder, José Antonio Meade. Los verdes chiapanecos, si no iba su líder estatal Eduardo Ramírez como candidato, apoyarían al senador. Pero Melgar no era bien visto por el coordinador de la campaña de Meade, Aurelio Nuño, ni por el presidente del PRI, Enrique Ochoa. El jefe político del partido, Jorge Emilio González, dijo en privado que no confiaba en él y entregó la candidatura al PRI.

Nuño impulsaba a Albores Gleason y cada vez que se tambaleaba su candidatura, persuadía al presidente que el priista sería el candidato ganador. Los argumentos del enviado presidencial a Chiapas para realizar el diagnóstico de lo que estaba sucediendo, Luis Enrique Miranda, que concluyó que el de mayor posibilidad de competencia era Melgar, fueron insuficientes frente a los alegatos de Nuño. Peña Nieto, tras una semana de dudas, lo respaldó. Después de todo, la encomienda para el proceso electoral es que le cuidara la espalda.

Nuño, se podría observar, se ha metido al control y manejo de la precampaña de Meade pensando más en Peña Nieto que en el precandidato. Nuño tiene como dogma los números sin matices. En una plática después de las elecciones para gobernador en el Estado de México, su alegría por la victoria fue interrumpida por la acotación que el PRI había perdido por 56 mil votos frente a Morena, y que sólo la coalición con el Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, le había dado los votos suficientes para salir avante. “¡Eso no importa!”, atajó con una exclamación. “Lo que importa es que ganamos”. ¿Será? Los números absolutos de la alianza en Chiapas sí dan más votos que los de Morena. Pero esos mismos números muestran que los verdes casi duplican la votación del PRI. Es decir, si el Verde se rompe, pierde el PRI.

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Conservadores de letrinas

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, señala que en una democracia, sobre todo en tiempos electorales, el ciudadano quiere ver a los políticos tomando posturas sobre los distintos temas. Que nos digan qué piensan, nos guste o no sus ideas. Lo desesperante es que no digan nada. Que se escondan detrás del argumento de que “hay que debatirlo”. En México, la izquierda se ha unido con la derecha; los conservadores con los liberales; el candidato del partido ecologista es aficionado a los toros y el “juarista” le pide a los sacerdotes que lo apoyen.

Las ideologías han muerto. Los partidos las han matado con su oportunismo extremo. Ya nadie se atreve a tomar una postura clara y definida de qué hacer con los problemas. Nos salen, entonces, con la cantaleta de que “hay que debatirlo”.

Si algo se ha debatido estos años, hasta el cansancio, es la legalización y regulación de las drogas comenzando por la mariguana. La academia, medios y cámaras legislativas han organizado sendos debates al respecto. En todos, la conclusión ha sido que la prohibición ha fracasado para combatir las adicciones a las drogas. El único que se ha beneficiado por la persecución policiaca ha sido el crimen organizado. Se han hecho fortunas que han servido para sobornar a las autoridades. La prohibición ha probado ser, una y otra vez, un desastre. Lo peor es la violencia que genera. La lucha por mercados rentables acaba en un baño de sangre entre los distintos grupos delincuenciales.

Ocurrió, por ejemplo, en Acapulco. A los turistas, sobre todo a los extranjeros, les gusta drogarse durante sus vacaciones. Nunca falta quién se las venda. Aparecen los narcomenudistas que se agarran a balazos para controlar el mercado. En Acapulco, tantos muertos y heridos asustaron a los extranjeros. Dejaron de ir. Pues bien, lo mismo está pasando, ahora, en Quintana Roo y Baja California Sur, dos plazas tremendamente rentables para el narcomenudeo. Los cárteles se están peleando por ellas. El resultado ha sido un incremento de tres dígitos en el número de homicidios. Se corre el riesgo, entonces, que estos destinos turísticos terminen igual que Acapulco: abandonados por los extranjeros.

Preocupado por esta situación, el secretario de Turismo propuso legalizar la mariguana en ambos estados. Se le vino el mundo encima a Enrique de la Madrid. Nadie, en la clase política, se atrevió a apoyarlo. En la pusilanimidad que hoy los caracteriza, todos salieron a decir “hay que debatirlo”. No se atreven a reconocer su conservadurismo argumentando que están en contra. Prefieren esconderlo.

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¡Hasta la madre de CdMx!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que como saben, el PRI fue echado de la capital del país en la primera elección democrática del entonces DF. Es decir, que desde 1997 CdMx es gobernada por las llamadas izquierdas.

Pero la llegada del PRD al DF no solo se explica por las nuevas reglas democráticas o por la naciente voluntad de cambio en la capital. No, la alternancia y la caída del PRI se deben a la conjunción de factores de cambio conocidos como “alineación astral”.

¿Y cuál fue esa alineación?

El factor detonante fue un gobierno federal comprometido con la alternancia, como el de Ernesto Zedillo, que diseñó reglas electorales confiables y aceptadas por todos, para dar paso a la democratización nacional.

El segundo factor fue el cansancio social producto de cuestionables gobiernos del PRI en la ciudad capital, que eran producto de la designación del Presidente en turno. Es decir, eran “regentes”, lo más parecido a virreyes.

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Un ex presidente del PAN cerca de AMLO

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que muy cerca, nos dicen, está la posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador sume a su causa a un ex presidente del PAN. Se trata de Manuel Espino Barrientos, quien, tras las elecciones presidenciales de 2006, reveló que el entonces candidato de su partido, Felipe Calderón, se alió a la lideresa sindical Elba Esther Gordillo para que, por esa vía, un grupo de gobernadores operaran en contra de López Obrador. Al parecer no sólo Gordillo ha conseguido el perdón del tabasqueño, sino que Espino está cerca de recibirlo, pues ayer, en Chiapas, don Andrés respondió que sí creía que Espino es un hombre de buena voluntad y que todas sus puertas están abiertas a mujeres y hombres “de buenos propósitos” y los llamó a sumarse por el bien del país.

Perredistas y panistas se van con Mikel

Hoy mismo, nos adelantan, el precandidato del PRI a la jefatura de gobierno de la CDMX, Mikel Arriola, presentará a varias ex delegadas y ex legisladores del PRD y el PAN que se sumarán a su campaña en la capital y a nivel nacional que trabajarán para el proyecto de José Antonio Meade. Nos comentan que en la lista hay más de una docena de personas, la mayoría de ellas mujeres que han militado en el PRD o en el PAN y han tenido cargos de elección. Además, se incluyen a varios líderes sociales. Entre los nombres de la lista se encuentra Leticia Quezada, ex delegada en Magdalena Contreras, dos veces legisladora por el PRD y ex funcionaria del gobierno de Miguel Ángel Mancera, del que fue cesada por apoyar públicamente el proyecto de Andrés Manuel López Obrador. Con estas incorporaciones y nuevos spots en los que Arriola habla de la manera en la que sacó al IMSS de la quiebra, el precandidato busca darles la batalla a sus adversarias de Morena y el PRD, nos comentan.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que debido al gazapo verbal ante maestros del Partido Nueva Alianza, cuando al reconocer la pobreza del sector indígena se le fue un “resolvido” en lugar de “resuelto”, el precandidato presidencial de PRI-Verde-Panal, José Antonio Meade, subió por la noche a su cuenta de Twitter cómo “hacía planas” para aprender de su error: “Se dice resuelto, no resolvido”.

No faltó quien, al ver la imagen difundida, creyera que estaba haciendo una plana de “merezco ser presidente”.

Que de bostezo y poca euforia fue el encuentro que sostuvo el precandidato presidencial de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, con sus simpatizantes de La Paz, Baja California Sur.

Y a diferencia de otros actos, este domingo se pudo observar a varios trabajadores del INE en el evento. Los empleados no perdían detalle del equipo y personas que se reunieron en el salón de un hotel ubicado en la zona de la marina. Incluso, hasta tomaron fotografías con sus teléfonos celulares.

Cuando se les preguntó sobre su presencia, comentaron que su labor era únicamente de fiscalización para evitar que cualquiera de los precandidatos presidenciales presenten información falsa al INE.

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