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Anarquistas en Acapulco

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, indica que del 15 al 18 de febrero habrá una convención mundial de anarquistas en Acapulco. La palabra anarquista trae rápidamente a la memoria imágenes como la de jóvenes encapuchados queriendo quemar la puerta central del Palacio Nacional en la Ciudad de México, en noviembre de 2014. O a los Monos Blancos italianos, que nacieron con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, y cobraron fama mundial al enfrentarse brutalmente con la policía durante la Cumbre del G-8 en Génova, en 2000. Poco después, el Frente de Liberación Animal, una organización internacional clandestina, sacudió con explosivos empresas multinacionales y bancos en México. Anarquistas conectados con grupos chilenos y españoles, refugiados en el auditorio Justo Sierra –o Che Guevara– en Ciudad Universitaria, guiaron a estudiantes y provocadores a chocar con la policía durante el primer año y medio turbulento del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Pero en Acapulco, lo que habrá es un anarquismo distinto. No es el inspirado por la izquierda radical, sino por la nueva derecha global. La ideología es la misma, y se deriva de un término griego que significa “sin autoridad ni poder”, pero ya no es, como históricamente sucedió, una de las corrientes del socialismo, donde el marxismo ocupaba a la izquierda en las sociedades más industrializadas, mientras que en países con menos desarrollo económico lo que predominaba era el anarcosindicalismo. La radicalización llevó a la violencia y a la beligerancia mortal, como cuando en marchas de la disidencia magisterial, grupos anarquistas buscaron quemar en vida al jefe de la Policía de la Ciudad de México, o se enfrentaron con palos, piedras y bombas molotov a los grupos antimotines.

La violencia no provocó la desestabilización que se buscaba. El Estado siempre fue más fuerte que los grupos anarquistas. A ese anarquismo se le sumaron nuevas tendencias, como el anarquismo ecológico y el animalista. La más reciente es la que se le ha dado en llamar anarcocapitalismo, en el extremo opuesto de la geometría política al anarquismo histórico, pero que pretende igualmente la libertad individual, que pasa por el rechazo de cualquier tipo de autoridad. Precisamente el anarquismo capitalista, que responde a un pensamiento de la nueva derecha internacional, busca la demolición del Estado mediante otros canales, ubicados no en las calles y la vida clandestina a salto de mata, sino en las computadoras, sin más clandestinidad que una dirección IP. Este es el grupo que llegará a Acapulco para su cuarta conferencia anual llamada Anarchapulco, que tiene como leyenda, parafraseando al presidente Donald Trump, “Make Anarchy Great Again” (“Hagamos la Anarquía Grande Otra Vez”).

No son las piedras o las bombas caseras lo que utilizan. Cientos de personas que se están registrando para la convención en Acapulco quieren compartir ideas “para vivir libres y construir un mundo mejor”. El temario tampoco es el que uno podría esperar de un anarquista clásico, entrenado en subvertir, resistir embestidas policiales y desarrollar estrategias insurgentes. Incluye, en cambio, temas que podrían pasar como convencionales, como la actividad empresarial, las inversiones, la política, la filosofía, o temas de salud, educación, sustentabilidad y estilos de vida. “¿Estás cansado de tanto bla bla bla gubernamental?”, dice la invitación. “Sé el presidente de tu propia vida”. El planteamiento es provocador y, quizás, en estas épocas, donde la lucha armada y la beligerancia callejera han perdido fuerza como opción de cambio, el anarquismo de la nueva derecha tiene más posibilidades de alcanzar sus objetivos bajo el disfraz de libertario, progresista o izquierdista.

Es fácil caer en el engaño. Por ejemplo, Trump, que tiene como objetivo la protección de los intereses de la clase trabajadora en Estados Unidos y evitar que las fuerzas capitalistas del mundo sangren la economía de los estadounidenses y deterioren su calidad de vida, maneja una ideología incubada por su exconsejero, Stephen Bannon, que raya en el ultranacionalismo, pero comparte propósitos con planteamientos de la izquierda. Esa defensa de los que menos tienen equivale a posturas como ‘primero los pobres’. Pero comparar ideológicamente a Trump y Bannon con el precandidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, es un pecado capital.

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La salud de los candidatos, indispensable

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que no distinguen entre posibilidad y probabilidad. Florestán

En México la salud de los presidentes ha sido siempre un tabú, un secreto de Estado, una especie de disminución de su omnipotente poder del pasado.

El caso más grave y mejor ocultado fue el de Adolfo López Mateos, 1958-1964, que padecía terribles dolores de cabeza que se atendía a puñados de aspirinas. Murió de un aneurisma cerebral luego de una larga y dramática disminución, el 22 de septiembre de 1969.

Gustavo Díaz Ordaz, 1964-1970, tuvo problemas con la vista y fue operado de un desprendimiento de retina.

Luis Echeverría, 1970-1976, padecía terribles dolores renales que soportaba con las medicinas que solo aceptaba de su hermano médico. Acaba de cumplir, el miércoles, 96 años internado en el hospital ABC y es el ex presidente más longevo de México.

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¡Beltrones a Morena!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que la especie recorre los meandros del poder.

Sea en comederos políticos, sea entre supuestos adivinos de la cosa político electoral, crecen las voces de quienes refuerzan la idea de que el candidato presidencial del PRI —y el partido tricolor mismo— están frente a una crisis de unidad que derrumba a José Antonio Meade.

Lo curioso es que la especie fue sembrada luego del montaje de que el candidato Meade “no crece” o “no despega”.

Los mismos hacen crecer la especie de que Manlio Fabio Beltrones “estaría analizando” la posibilidad de abandonar el PRI y “estaría pensando” sumarse a Morena.

Lo simpático es que el grosero bulo —el castellano de fake news, es precisamente la palabra bulo— quiere ser soportado con “chabacanas evidencias” que no se sostienen por ningún lado.

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Primer choque entre AMLO y Flores

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que los partidos aliancistas Morena y Encuentro Social se han enfrascado en serias confrontaciones por la candidatura al gobierno de Morelos. Nos explican que el pleitazo ha llegado hasta los dirigentes nacionales, el precandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador y el líder máximo del PES, el diputado federal Hugo Eric Flores, pues cada uno tiene su propio gallo para la contienda electoral del primero de julio. Los morenistas aprietan la pierna con el senador con licencia Rabindranath Salazar y el PES apuntala al alcalde de Cuernavaca, el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco. Nos comentan que don Rabindranath anda muy movido y presume estar arriba en las encuestas, al tiempo que circula la versión de que don Andrés Manuel no está muy convencido de las gambetas de don Cuau. Adivine usted quién ganará la pelea por la candidatura morelense: ¿López Obrador o Flores?

¿Enfría Corral pleito con la Federación?

El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, aseguró el miércoles que la solicitud de detención con fines de extradición del ex gobernador priísta de Chihuahua César Duarte, por presuntos delitos de corrupción y electorales, no tenía la intención de calmar los ánimos de nadie, sino de cumplir con la obligación de la Procuraduría General de la República. Sin embargo, en principio estas solicitudes de extradición sí calmaron los ánimos del gobernador de Chihuahua, el panista Javier Corral, pues ayer al parecer bajó la guardia en el conflicto con el gobierno federal. Al conocer de las órdenes de aprehensión, Corral dejó ver ante medios chihuahuenses que don Alfonso podría ser el indicado para reiniciar la interlocución en el diferendo. “Tengo la confianza de un diálogo serio, responsable, honesto, franco. Porque tengo un muy buen concepto de Alfonso”, dijo el gobernador. ¿Habrá deshielo?

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La columna Trascendió, publicada Milenio, indica que en donde el ambiente se está poniendo más que tenso por el reparto de posiciones es en la alianza que encabeza Morena, porque resulta que por instrucción de AndrésManuel López Obrador, los líderes del PES, Hugo Eric Flores, y del PT, Alberto Anaya, se reunieron para ponerse de acuerdo en la asignación de huesos, pero nomás no llegaron a nada.

El petista dice que merece elegir primero por derecho de antigüedad, después de tantos años de respaldo a AMLO, pero en Encuentro Social son muchos los que piden, sobre todo, un lugar en el Senado. La queja llegó a oídos del tabasqueño, quien dio el manotazo y advirtió que quien quiera puesto que se vaya al mercado.

Que la fracción de Encuentro Social en la Cámara de Diputados, por cierto, se quedó ayer sin líder parlamentario y con solo nueve integrantes tras la renuncia de Alejandro González Murillo, quien decidió separarse del partido en protesta por la coalición con Morena y Andrés Manuel López Obrador rumbo a las elecciones del 1 de julio.

Pero se dice que el sobrino del ex procurador Jesús Murillo no es la única baja de la bancada, pues al menos dos legisladores más dejarán la fuerza política liderada por Hugo Eric Flores en desacuerdo por su presunto repentino vuelco ideológico.

Que el precandidato presidencial de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, pidió a los medios de comunicación “tratarlo bien”, luego de que el dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, señaló que el panista no iba a dar “entrevistas banqueteras”.

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