En 2002, llegaron los primeros prisioneros al centro de detención estadounidense Guantánamo. Tras más de una década, las violaciones a derechos humanos de los reos siguen presentes, asimismo, el presidente electo Trump no se encuentra a favor de su clausura.
El 11 de enero de 2002, luego del atentado a las torres gemelas, la instalación de tropas estadounidenses en Medio Oriente y la guerra contra el terrorismo, el país de las barras y las estrellas decidió convertir su base naval ubicada en suelo cubano, en un centro de detención para acusados de terroristas.
A partir de ese momento, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó respecto a la violación a derechos humanos de los detenidos y exigió que la Unión Americana se apegara estrictamente al derecho internacional, en el que se ve obligado a respetar a las personas que se encuentren en su territorio y también de aquellas que estén bajo la tutela de sus autoridades.
Durante el periodo de George Bush, Guantánamo mantuvo una población de 780 personas, mientras que ahora sólo cuenta con 150 detenidos, de quienes únicamente diez poseen cargos. Una gran parte de los detenidos tienen una pena indefinida, lo cual los coloca a merced de la decisión estadounidense.
Menores, entre los presos
A lo largo de los 15 años, han encarcelado en esa prisión a menores de edad y gente que fue “vendida” a las autoridades de los Estados Unidos. Todos ellos provenientes de Medio Oriente y juzgados por cortes castrenses norteamericanas.
Amnistía Internacional ha documentado casos de desaparición forzada de los detenidos, además ha dado a conocer que en enero de 2017 hay seis presos con probabilidades muy altas de recibir la condena de muerte, quienes con antelación ya han sido víctimas de un simulacro de ejecución induciendo al ahogamiento.
Un estudio de Human Rights First concluyó que en Guantánamo las formas de tortura varían desde ataques con luz hasta la manipulación de la temperatura en las celdas además que los castigos a reos suelen ser aislamientos hasta por más de 500 días.
A la fecha, no se le ha permitido a ningún relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) analizar las condiciones de derechos humanos y tanto los informes del Senado estadounidense con respecto al tratamiento de los detenidos en Guantánamo como de las agencias de inteligencia, se encuentran reservados al más alto nivel de confidencialidad.
Obama, quiso cerrarlo
En noviembre el presidente saliente Barack Obama admitió que a pesar de haber sido su slogan de campaña y uno de sus más anhelados sueños, no le fue posible clausurar Guantánamo debido principalmente a la oposición del Senado. De acuerdo con datos proporcionados por Obama, Estados Unidos gasta 150 millones de dólares anuales en la manutención del centro de detención.
Si bien, se propuso la disminución de detenidos, ello no fue un éxito, ya que el congreso no ha destinado los fondos para que los presos tengan un debido proceso en Estados Unidos y sus cortes civiles. En la actualidad, se han presentado casos de movilidad de los acusados por terrorismo hacia otros países del mundo.
La historia de violación a los derechos humanos de los supuestos responsables de cometer terrorismo, no parece tener un fin cercano, ya que el presidente electo, Donald Trump ha dado a conocer que su intención es que Guantánamo continúe abierta.
