El aumento salarial del 3.9 por ciento tuvo un efecto mínimo en el poder adquisitivo ante el “gasolinazo” del 15 por ciento; asimismo se gasta más en combustible, lo que ocasionará que el PIB baje el 0.6 por ciento y el ahorro, en 1 por ciento.
Esto concluyeron los investigadores María Eugenia Ibarrarán, de la Ibero, Alejandra Elizondo, del CIDE, y Roy Boyd, de la Universidad de Ohio, a partir de un estudio donde se simularon los efectos del incremento en el precio de las gasolinas, implementado en enero de 2017.
El estudio determinó que, ante la inflación del 3.4 por ciento, el aumento real de las percepciones salariales es del 0.4 por ciento, por lo que su efecto fue “básicamente imperceptible”, tanto en la capacidad de compra como en la calidad de vida de los consumidores.
Además, con el “gasolinazo”, el efecto negativo será mucho mayor, debido a que afectará al PIB y al ahorro.
Ante esta situación, los académicos exhortaron a las autoridades a “utilizar los recursos públicos para fines que impulsen el crecimiento del país”.
Metodología
Para este estudio se utilizó un “modelo de equilibrio general computable estático, es decir, una representación de la economía que permite simular el statu quo, posteriormente alguna política, y comparar ambas”.
De la comparación, se puede determinar el efecto de la política sobre distintos indicadores de la economía en el corto plazo.
Con base en este modelo, se simuló el efecto del aumento en los salarios y el posterior aumento en el precio de la gasolina, el diésel y el gas LP, sin incluir el aumento salarial. Por último, se simularon simultáneamente el aumento salarial y de precios de los combustibles.
Cabe mencionar que, Anselmo Chávez Capo, académico de la Upaep, pronosticó un alza del 5 por ciento en las tasas de interés crediticio, lo cual afectará el consumo de productos y servicios de esparcimiento.
