Trascendidos de fin de sexenio

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que que la hermana de la secretaria particular del gobernador Rafael Moreno Valle, Irene López Aguilar, estaría por amarrar algún cargo directivo en el próximo gobierno estatal, tras su efímero paso este sexenio por algunas instituciones educativas como el Colegio de Bachilleres, la Universidad Tecnológica de Tecamachalco y el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec.

Según esta versión, la hermana de María Mercedes López Aguilar estaría siendo considerada para encabezar un subsistema de la Secretaría de Educación Pública (SEP) del estado, pese a carecer de licenciatura o postgrado.

De acuerdo con fuentes confiables del SNTE, la actual directora general del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (Cenhch) sólo tiene una carrera técnica que la acredita como asistente directivo, expedida en 2001 por el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP).

Este posible nombramiento es visto con recelo por algunos representantes del SNTE no sólo por la supuesta falta de título profesional de Irene López Aguilar, sino por los malos tratos hacia el personal que está bajo su mando.

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Que en los próximos días podría registrarse un enfrentamiento entre bodegueros de la Central de Abasto por la intención del gobierno del estado de vender algunos locales y bodegas de la primera sección al presidente de la Unión de Vendedores e Introductores de La Subasta, Miguel Ángel Campos Morales.

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Tendencias preelectorales, ya desde ahora

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que el Partido Acción Nacional (PAN) arranca el nuevo año con dos noticias relevantes en Puebla, de cara a las elecciones locales y federales que se celebrarán en el 2018. Como suele ser en estos casos, una es buena y otra no tanto.

La buena noticia es que confirma su posición de partido preponderante frente al resto de los institutos políticos, incluido el archirrival Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Según encuestas en poder del partido blanquiazul, que descansan en la oficina de Jesús Giles Carmona, hay polos urbanos en los que el PAN supera al PRI en preferencias electorales, en proporción de 3 a 1.

¡Sí, de 3 a 1!

Justo eso es lo que sucede en la ciudad de Puebla y su zona metropolitana.

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AMLO los tiene en la lona y lo saben en Los Pinos

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, señala que la décima tercera encuesta para la Presidencia de la República de la elección de 2018 dejó en claro que el encono social por la cascada de aumentos comienza a reflejarse en las preferencias electorales.

Los números, siempre fríos, reflejan que a un año de la elección federal, la única candidata que podría hacerle sombra al tabasqueño es la panista Margarita Zavala.

Al preguntarle a la población abierta quién sería el mejor candidato a la Presidencia de la República, AMLO obtuvo 16.90 por ciento de las simpatías, mientras que la blanquiazul alcanzó 11.69. Más abajo, en el tercer sitio se ubicó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, con 8.53 % de las menciones.

López Obrador y Zavala Gómez del Campo son los candidatos que más han crecido durante el año y medio que se han realizado estas encuestas y eso se refleja en los careos.

Al poner frente a frente a los punteros de cada partido, el tabasqueño sólo rebasa por 3.66 % a la exprimera dama.

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Lastiri avanza para ser un candidato a modo del morenovallismo en 2018

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que Juan Carlos Lastiri Quirós se ha visto beneficiado con el regreso de Luis Videgaray al gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, ya que el nuevo canciller es un promotor del proyecto del priista poblano de convertirse en el candidato a la gubernatura del estado en el año 2018. El problema de este intento es que el ex edil de Zacatlán y actual subsecretario de la Sedatu no busca ser alguien que le dispute el poder al PAN de manera real, sino intenta ser un aspirante cómodo, a modo, del morenovallismo.

Por esa razón Lastiri en los tres últimos informes del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas ha tenido un trato privilegiado para estar entre los principales invitados, ya que es visto como un potencial aliado del morenovallismo.

La estrategia que busca seguir Lastiri es similar a la que trazó Blanca Alcalá Ruiz el año pasado.

La senadora con el apoyo de Emilio Gamboa Patrón –líder de la fracción del PRI en la Cámara Alta– logró acaparar la candidatura tricolor a la gubernatura y cerró el pasó a otros aspirantes –como Enrique Doger Guerrero, Alejandro Armenta Mier o Alberto Jiménez Merino–, para que luego de ser postulada se convirtiera en una aspirante blandengue, que nunca hizo nada potenciar el malestar ciudadano contra la administración de Rafael Moreno Valle Rosas.

Al final Blanca Alcalá dejó el mal sabor de boca de que fue una candidata a modo del morenovallismo. Su campaña siempre estuvo dirigida para perder y no causar mayores problemas al grupo político del gobernador.

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Las bases del “maximato”

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que desde el primer minuto de su gobierno, Rafael Moreno Valle delineó una estrategia que tenía como objetivo el garantizar la continuidad de su grupo político en lo más alto del poder poblano.

De entrada, había que plantearse el debilitamiento absoluto del enemigo principal, el PRI, partido que por décadas había gobernado prácticamente sin oposición.

Ese PRI en el que Rafael se formó y al que le aprendió muchas de las “artes” que como mandatario ha ensayado al pie de la letra durante este sexenio.

A través de la cooptación, la compra o bien la amenaza, el todavía gobernador logró reducir al otrora poderoso tricolor a su mínima expresión.

Nulificarlo como fuerza política en el estado.

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Los culiempinados dirigentes del PRI

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, indica que entre los principales cuadros del tricolor poblano, aquellos que suspiran por la gubernatura o alguna de las principales posiciones que se rifarán en 2018, crece el consenso de la imposibilidad de Jorge Estefan Chidiac para continuar en la dirigencia del partido a partir del 1 de febrero, fecha en que su primacho Antonio Gali Fayad asumirá la gubernatura.

¿Puede el principal partido de oposición ser dirigido por el concuño del gobernador en turno? Sí se cree en las relaciones políticas promiscuas, por supuesto. Pero en un esquema de un partido necesitado de posicionarse, que vive una agonía electoral sin precedentes y que en 2018 puede sumar su tercera derrota consecutiva en la batalla por la gubernatura, es evidente que no. Este reclamo de muchos priistas poblanos, sin embargo, todavía no encuentra eco en la dirigencia nacional de Enrique Ochoa Reza.

Por supuesto, desde ambos lados de la cuerda se insiste en que las heridas que abrió la batalla electoral por Casa Puebla en 2016 no han cerrado, ni cerrarán. Es decir, que entre Estefan y su primacho continúa imperando la sana distancia familiar que detonó cuando se acusó —falsamente— a Eddy Gali López de lavar dinero y dedicarse a actividades poco honorables tanto en México como en Panamá. El agravio de la familia Gali López no ha sido lavado, dicen.

Prueba de esa sana distancia, afirman, es que Jorge y Astrid no fueron invitados a la boda de Eddy Gali en octubre del año pasado. Que en las fiestas navideñas los Estefan no acudieron a la reunión familiar y que en Año Nuevo los Gali se fueron a su departamento en Acapulco y los Estefan a Miami. Circulan además, historias no verificadas de supuestos encontronazos en el campo de golf de La Vista, cuando el menor de los vástagos a punto estuvo de golpear a su tío tras reclamarle la ola de difamaciones que sufrió.

Pero los peces gordos del PRI, entre los que se encuentran Doger, Lastiri, Deloya, no se tragan el cuento de la sana distancia entre Estefan y su primacho. Tan simple como que duele más el cuero que la camisa, y al final entre ambos no existe una relación política, sino familiar, lo que va a terminar condicionado el papel del PRI como partido de oposición, así como sus esfuerzos para recuperar el poder en 2018.

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La Caída de Moreno Valle

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas de Puebla, señala que el síndrome de fin de sexenio apareció en Puebla desde diciembre pasado.

Lo curioso es que dicho síndrome no atacó al grupo en el poder sino a los contempladores, entre los que se encuentran la pipitilla, algunos periodistas, dos sedicentes economistas y un grupo de abogados.

Ellos son los que están nerviosos, padecen náuseas e insomnio, sufren vértigos y desmayos, palidecen por momentos y son víctimas de una depresión post-parto.

¿Qué esperan?

Que sus deseos más oscuros se cumplan:

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