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2018, los gobernadores

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que el voto táctico, conocido como el voto útil, ha estado presente en las tres últimas elecciones. En 2000, cuatro millones de electores, que votaron por la izquierda, le quitaron su apoyo a Cuauhtémoc Cárdenas para dárselo a Vicente Fox. En 2006, los gobernadores del PRI vieron el naufragio de Roberto Madrazo y respaldaron a Felipe Calderón. En 2012, al no despegar Josefina Vázquez Mota, el PAN ayudó a Enrique Peña Nieto. La primera de estas elecciones fue la de la alternancia en el sistema político. Las siguientes, una estrategia para impedir que Andrés Manuel López Obrador conquistara el poder. El próximo año se repite esta historia. Para que el candidato de Morena pierda por tercera ocasión la presidencia, el PRI y el PAN necesitan forjar una alianza de facto. Matemáticamente, en este momento, es lo único que pueden hacer para impedir el triunfo de López Obrador.

El PRI y cualquiera de sus aspirantes a la candidatura presidencial se encuentran muy debajo de López Obrador, y detrás de cualquier candidato del PAN. No es una situación muy distinta a lo que se vivía en 2006, donde López Obrador y Calderón eran los competidores. La diferencia con el proceso de 2018 es que el PAN camina actualmente a una división que puede ser insuperable cuando se decida su candidatura presidencial, y Peña Nieto, aunque reconociendo en privado que la elección para gobernador en el Estado de México estuvo lejos de arrojar los resultados que hubiera deseado, pudo probar que la estrategia desarrollada y la maquinaria priista le dio la victoria.

Para 2018, varios son los factores que entran en juego. En el texto anterior se abordó el tema del candidato priista que más sume hacia fuera del PRI. Pero tan importante esa decisión como lo que Peña Nieto logre negociar con los actuales gobernadores. El próximo año nueve entidades cambian de gobierno, Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán. De éstas, sólo gobierna el PRI en Jalisco y Yucatán, porque aunque forma gobierno en Chiapas, el Ejecutivo estatal está en manos del Partido Verde. En este grupo se encuentran cinco de las siete entidades con mayor peso electoral, de las cuales el PRI sólo gobierna en una, Jalisco. ¿Cómo puede negociar Peña Nieto? El quid pro quo con los gobernadores sólo puede plantearse aquí en hipótesis de trabajo:

1.- El PRI no tiene posibilidades en la Ciudad de México, que gobierna una coalición de izquierda con el ciudadano Miguel Ángel Mancera, y en Guanajuato, que gobierna el panista Miguel Márquez. Los dos son enclaves ideológicos del liberalismo y del conservadurismo, aunque en la capital federal la posibilidad de que Morena y López Obrador se impongan es altamente probable en este momento. Guanajuato ha votado desde hace una generación sistemáticamente por el PAN, con el PRI como segunda fuerza. No se ve que este equilibrio vaya a modificarse el próximo año. En la Ciudad de México, clave para 2018, necesita formarse una alianza total contra Morena. El PRI ha estado sosteniendo pláticas con el delegado de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, quien podría ir abanderado por Movimiento Ciudadano, con todos los partidos, salvo Morena, trabajando para él.

2.- Movimiento Ciudadano es parte importante en el esquema. El poder del partido de Dante Delgado lo tiene el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, que controla la bancada de 19 legisladores en San Lázaro. Alfaro es el único de los poderosos de 2018 que sólo piensa local. La opción es que el gobierno saque las manos de la elección en Jalisco para que se convierta en gobernador, a cambio de que el partido no participe en una alianza con Morena. Delgado anticipó en una reciente entrevista con El Universal que no se sumarían con López Obrador.

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El PRI quiere a Margarita de candidata

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, indica que en los últimos días, El Universal ha publicado una serie de artículos que ponen en entredicho la honestidad de Ricardo Anaya y su familia. El dirigente nacional del PAN ha dicho que se trata de un ataque que viene del gobierno federal, es decir, del PRI. Suena creíble esta explicación, tomando en cuenta que Anaya tiene hoy una alta probabilidad de ser el candidato presidencial del PAN. El joven político controla las estructuras del partido albiazul, se ha apropiado de los spots de radio y televisión y reiteradamente ha “toreado” los intentos de Margarita Zavala por tomar ya una decisión. La pregunta es, si Anaya es el candidato más probable del PAN, por qué el PRI lo está atacando desde ahora. ¿Por qué no se esperan a que comiencen las campañas?

Creo que, a estas alturas, el gobierno de Peña y el partido que comanda Enrique Ochoa tienen muy medido quién es el candidato panista que más les conviene a ellos. Me parece que están atacando a Anaya con la intención de desprestigiarlo, de tal suerte que quede fuera de la jugada y Zavala se quede con la candidatura presidencial del PAN. Los priistas prefieren a la exprimera dama en la boleta que al joven presidente del partido.

Tiene sentido. El perfil de Anaya es parecido al de dos probables candidatos del PRI: Aurelio Nuño y José Antonio Meade. Los tres son jóvenes echados para delante, modernos, inteligentes y elocuentes. Este perfil contrasta con el de López Obrador, quien tiene otras cualidades. Al PRI no le conviene tener un candidato parecido al de ellos bajo el emblema del PAN.

Les preocupa más Anaya que Margarita. Supongo que tendrán sus razones y, sobre todo, lo tendrán muy medido. Por eso prefieren bajar desde ahora a Ricardo para que quede Zavala. Luego, como hicieron con Josefina Vázquez Mota en el caso del Estado de México, tratarán de darle un golpazo mediático para mandarla al tercer lugar y que la elección se polarice entre AMLO y el PRI como el partido con mayor probabilidad de ganarle al tabasqueño. Está más que cantado.

Lógicamente, Anaya se está defendiendo con todo de acusaciones que son gravísimas, sobre todo si se toma en cuenta que uno de los principales temas de la elección de 2018 será la corrupción. Vamos a ver cuál es el desenlace. Lo que está en juego es quién será el candidato presidencial del PAN.

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Monreal: candidato con o sin Morena

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que tienen apuestas, no sueños. Florestán

Ricardo Monreal, que no ha visto ni hablado con Andrés Manuel López Obrador en los últimos siete meses, me contó ayer de su dolor, decepción, por haber sido víctima de una intriga palaciega de su primer círculo que, en una maniobra clara con una encuesta opaca, le impidió ser su candidato al Gobierno de Ciudad de México.

Y me dijo que la única forma de mantenerse en Morena, lo que medita, es que el tabasqueño reflexione sobre el daño que esta decisión está causando al partido, su error más grave, rectifique y lo haga su abanderado.

En una larga entrevista en Radio Fórmula, el zacatecano, que me había dicho el martes pasado que si López Obrador decidía con el corazón, la candidata sería Claudia Sheinbaum, pero que si lo hacía con la cabeza y como hombre de Estado actuaba con la razón, sería él, que no lo fue, y acusó a su círculo íntimo de construir intrigas y provocar este error que hasta podría afectar el resultado de la elección presidencial del año que viene.

Le comenté que su reacción de denunciar la opacidad de la encuesta de Morena, el no aceptar el resultado, hacerlo público, criticar el procedimiento y no levantarle la mano a Sheinbaum era el argumento que ese primer círculo le estaba dando a López Obrador para decirle que no se había equivocado al no designarlo candidato, y respondió:

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¡Monreal será echado de Morena!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que se equivocan los que suponen, creen o imaginan que Ricardo Monreal pretende negociar su permanencia en Morena.

No entienden de la política mexicana —ni la o por lo redondo— y no conocen a Monreal los que piensan que el zacatecano está gritando porque quiere que le devuelvan el lugar que de manera tramposa le arrebató el dueño de Morena.

No, basta echar una mirada a la histórica “madriza” que le han puesto a Morena, a su dueño y a sus gerentes a causa de Monreal, para entender que el delegado de Cuauhtémoc no puede permanecer un minuto más en el partido rojo.

Si no se han dado cuenta, resulta que gracias a Monreal, a su gritería y a la legitimidad de sus reclamos —sin tomar en cuenta la parodia que hace de AMLO en los tres videos públicos, en donde ridiculiza al tabasqueño con sus propias palabras—, Morena ha vivido la peor paliza de su historia.

Y es tal la paliza que puede significar para Morena y para su dueño el mismo costo que el “¡cállate, chachalaca!” y que el plantón de Reforma al Zócalo. Es decir, la de Monreal a Morena es una afrenta mayor que no se paga con nada, que no se negocia y que en el territorio del tabasqueño no se perdona.

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Padierna y Bejarano se van con AMLO

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que si en las próximas horas no sucede otra cosa, los esposos Dolores Padierna y René Bejarano, dos figuras de peso pesado dentro del PRD, firmarán el Acuerdo de Unidad con Andrés Manuel López Obrador, presidente de Morena. Nos dicen que las pláticas están tan avanzadas que ya hay fecha y, tan pronto como este domingo, doña Dolores y don René estarían estampando sus firmas en el acuerdo en un acto en la Plaza de la República. Sobra decir el tamaño del golpe que sufrirá el PRD de concretarse la suscripción de este acuerdo, pues Padierna es nada menos que la coordinadora de la bancada perredista en el Senado, lo que podría ocasionar que el PRD se desfondara en la Cámara Alta. En el caso de Bejarano, se trata del líder de la corriente perredista Izquierda Democrática Nacional, IDN, y es además consejero nacional del partido. Hay muchos comiéndose las uñas en el PRD.

Anaya, el gobierno y la violencia intrafamiliar

Los cabildeos entre gobernadores y legisladores del PAN que no están de acuerdo con la guerra que el presidente de su partido, Ricardo Anaya, ha declarado al gobierno federal y al PRI, se intensifican. Nos comentan que aprovechando la presencia de algunos de los gobernadores que estarán hoy en la Ciudad de México, habrá una comida en un restaurante de Polanco para analizar las estrategias a seguir, con el fin de que lo que consideran un divorcio violento entre la pareja que un día formaron el gobierno federal y el líder nacional del PAN, no acabe perjudicando a la familia panista.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que el presidente Enrique Peña Nieto estuvo ayer de muy buen humor al recibir en Los Pinos a los diputados federales del PRI y del PVEM, y acompañado por los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio; de Hacienda, José Antonio Meade; de Educación, Aurelio Nuño, y de Salud, José Narro, entre otros, afirmó entre broma y en serio: “El próximo candidato presidencial priista podría estar entre nosotros”.

Los legisladores priistas, encabezados por César Camacho, le siguieron el juego y gritaban “¿quién es?”, “¡nombres!”… pero el mandatario evadió las arengas y confió en la decisión que, dijo, tomará en su momento el partido.

No faltó quien evocara el famoso “¡no se hagan bolas!”

Que el INAI, encabezado por Francisco Javier Acuña, firmó en diciembre, cuando la presidenta era Ximena Puente, un contrato cercano a 150 mil dólares para que los personajes de Plaza Sésamo protagonicen la serie televisiva Monstruos en la red, que consta de 26 capítulos, en la que enseñarán a los niños a cuidar sus datos personales cuando naveguen en internet.

El pago permite explotar la imagen de Elmo y sus amigos durante tres años, en una serie que arranca el lunes en el Canal Once del Instituto Politécnico Nacional.

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