Una verdadera guerra de burócratas espías se ha echado a andar en la Casa Blanca, con profesionales de la inteligencia tambaleando a Donald Trump. La caída del consejero de seguridad nacional, Michael Flynn, es considerada aquí como “un asesinato político”. La intención final es la de derrotar –es decir: derrocar– al presidente Trump y sus aliados conservadores que llegaron barriendo con los liberales profesionales.
El destino final, de acuerdo con algunas oficinas que dan asesoría de seguridad nacional, sería llevar a juicio legal a Trump –impeachment– por violaciones a procedimientos burocráticos. Y si bien hay resabios de venganza por lo que le hicieron los republicanos a Bill Clinton con el caso de Mónica Lewinsky, el fondo, según deja entrever el sitio breitbart.com, fundado por el supremacista Steve Bannon, hoy asesor principal de Trump, radica en la disputa por el control de la seguridad nacional y el espionaje, precisamente dos de los temas que derrocaron a Flynn.
Al instalar el gobierno, Trump cometió dos errores estratégicos que rompieron acuerdos de estabilidad: atacó severamente a los organismos de espionaje –sobre todo la CIA– y desprofesionalizó el Consejo de Seguridad Nacional al colocarlo bajo el mando de Bannon como consejero especial.
La primera advertencia llegó la víspera de las elecciones: varias decenas de analistas, expertos y funcionarios de las áreas de inteligencia y seguridad nacional emitieron un comunicado para descalificar la capacidad de Trump para operar un gobierno en función no sólo de su inexperiencia sino de la superficialidad de sus opiniones.
Varios analistas en temas de inteligencia en estos días han destacado el hecho de que la principal tarea del gobierno y de sus funcionarios –a nivel constitucional– es justamente la defensa nacional y dentro de ella se localizan los enfoques de seguridad nacional respecto del exterior. La reorganización que hizo Trump del Consejo de Seguridad Nacional al tiempo que designaba a Flynn causó irritación en la comunidad de inteligencia porque los profesionales de esos menesteres quedaban debajo de los políticos.
El objetivo final de la ofensiva de la burocracia de seguridad nacional contra el gobierno de Trump es Steve Bannon, un supremacista que le ha dado contenido ideológico al proyecto político de Trump y fundador del sitio internet Breitbart. La decisión de marginar a los profesionales de la seguridad nacional motivó buena parte de la estrategia de filtraciones de asuntos delicados. Pero se acumulan datos de que el expresidente Obama sigue controlando los servicios de inteligencia y seguridad nacional hoy lanzados a enfrentar a Trump.
El activismo de altos funcionarios del área de seguridad contra el gobierno y su titular, el presidente de la nación, no se había visto desde 1974 cuando el entonces subdirector del FBI, Mark Felt, se encargó de filtrar versiones de Watergate a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein que revelaron las mentiras del presidente Nixon en la cobertura de las órdenes para asaltar las oficinas demócratas en el complejo Watergate. Las intenciones de Felt fueron las de oponerse al acercamiento de Nixon a China y la Unión Soviética; la CIA y el FBI conspiraron contra Nixon y lo tumbaron.
Ahora Trump se encuentra en la mira de este gobierno invisible de la comunidad de servicios de inteligencia y seguridad nacional. Las revelaciones sobre Flynn fueron apenas, dicen aquí expertos, la punta de un iceberg que puede hundir a la Casa Blanca como al Titanic.
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Política para dummies: La política es la sensibilidad para no convertir a amigos y aliados en enemigos.
Sólo para sus ojos:
• Aunque el tema de la migración es prioritario para el gobierno de Trump, los acercamientos con México irán más allá de los migrantes y se acercarán a los espacios de la seguridad nacional. Por eso la agenda se encuentra en los Departamentos de Estado y de Seguridad Interior.
• Como dato adicional al tema migratorio, la caída del nominado secretario del Trabajo, Andy Puzder, se preparó desde la oficina del asesor Steve Bannon, porque, dicen aquí los medios, el propuesto no era lo suficientemente duro con los migrantes. Como empresario de un negocio de comida rápida que depende del trabajo de migrantes, Puzder no estaba convencido de la persecución contra ellos. Así que sólo filtraron datos de contratación de migrantes y cayó.
• La clave del desorden en el gobierno de Trump se localiza en un dato mayor: el presidente gobierna con su grupo y al margen de los republicanos. Y dicen que desde ahí han llegado algunos golpes políticos.
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